Anarquía y caída
Los grupos oficialistas están desmovilizados y casi moribundos, es lo que apreciamos en la actualidad, se acrecienta la anarquía como respuesta a las promesas incumplidas, Chávez sólo detenta el poder y perdió su condición de “líder”. Hoy por hoy son muchos los “dirigentes” de la “revolución” que obran por su cuenta. La anarquía parece apoderarse de todo. Esperemos que la gente se sienta dueña de su propio destino y recapacite sin involucrar al país en el mayor desgobierno. Es el período en que la disidencia monolíticamente debe pasar a la ofensiva estratégica, ofreciéndole soluciones concretas al pueblo. El oficialismo ya no se desmorona paulatinamente, ahora tiende a su extinción, Chávez no encuentra cuadros para realizar cambios en su tren “ejecutivo”, las mismas caras con distintas denominaciones. Con las elecciones regionales se complicarán las cosas, no podrá atender su “gobierno” y al mismo tiempo las elecciones, tratará de sacar candidatos de donde no los hay. “Figuras” como Vielma Mora, el supuesto súper ejecutivo de está administración, azote de los comerciantes e industriales y de la clase media, podría ser su ficha para la Alcaldía Mayor. Así anda la “revolución” dando tumbos sin hallar una salida, cuestión que se aprecia como definitiva cuando vemos la diáspora de sus actores en el interior del país. Si la oposición peca de incoherente igual lo hace el oficialismo, su gente se va y no quiere seguirse arropando con Chávez, aspiran a ser sus propios promotores.
No hay regreso en estos avatares lo que le espera al “proceso” fue establecido el 2 D, el pueblo no quiere “patria socialismo o muerte”, aspira a la libertad y democracia para comenzar a reconstruir a Venezuela; para rehacerla y sacarla del marasmo donde la sumergió Hugo Chávez. Para ello, se necesitan muchísimos esfuerzos; la disidencia debe abrir los ojos y no esperar un desenlace espontáneo que nos podría conducir a males mayores. Los grandes problemas de desabastecimiento e inflación serían el detonante para un desbordamiento social sin precedentes, sin estar nadie preparado como asumirlo, la anarquía se tornaría en violencia y, el país caería en una terrible desolación, enfrentamiento que nos llevaría a la ruina total. Sobre esto, debemos reflexionar todos los venezolanos, Chávez nos hunde en el tremedal de la descomposición social, acabando con nuestra sociedad y riquezas. Nos jugamos la vida en sus lances, estamos a la disposición de un ácrata que indispuso a la disidencia con sus adictos. Los guerrilleros de países vecinos y cuanto renegado hay, se establecen libremente en nuestra tierra, las denuncias redundan y las afirmaciones de los mismos personeros del régimen lo confirman, cuando espetan que tenemos una nueva frontera con las FARC. Maza Zavala, asevera que el desabastecimiento es estructural y el gobierno piensa palearlo como siempre, trayendo mercaderías y alimentos desde el exterior. Serán cosas pasajeras y cuando empiecen a fallar los dólares el desabastecimiento será implacable.
Los venezolanos sea cual sea su condición social no están acostumbrados a hacer colas para comprar leche u otros alimentos. La paciencia se agota y en cualquier momento pudieran reventar con una rebelión o desbordamiento. Sumado a eso, reaparecen las invasiones consecuencia de los incumplimientos oficialistas por no haberle resuelto el problema de viviendas a muchos compatriotas. Promesas y promesas que se extinguen en las mentiras y latrocinio, obras que nunca se hicieron ni se harán, no hay voluntad de trabajo en esta “revolución”. Jamás Venezuela estuvo en peores manos, esperar un cataclismo no denota pesimismo, contrariamente es la sensatez por la dinámica social, que plantea esa combinación explosiva de inflación y desabastecimiento.
De cara a las próximas elecciones la disidencia venezolana deberá posesionarse del momento histórico, no sólo tratando de conquistar las gobernaciones y alcaldías, también consolidándose como la fuerza del cambio para regresar a la patria prospera.