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El Nacional, domingo 3 de febrero de 2002

Con su hijo Herman, diciembre de 2001.

Desde que los primeros homo y femina sapientes trazaron el primer signo quieto, al lenguaje oral le nació una turgencia que se le parece pero no es igual. La escritura también es lenguaje pero consiente enunciados imposibles de viva voz.

Internet infundió desde el principio una vasta discusión que a cada minuto presenta nuevos desafíos. Nombro uno solo: Internet fue la primera institución anárquica viable hasta que AOL y Warner se juntaron en un polo inmenso: más de veinte millones de usuarios, Encyclopædia Britannica, Netscape, CNN, Bravos de Atlanta, ICQ, las revistas Time, Fortune, Money, People, Sports Illustrated y un largo etcétera. Ese gigante, entre otros, es un desafío arrollador para el usuario culturalmente desarmado. Internet lo contiene todo: la poesía de Teresa la Santa cabe las peores sordideces. Porque acceder a todo su conocimiento no es nada más ratón y banda ancha. Esa Biblioteca de Babel, oceánica e incesante, exige los tradicionales recursos intelectuales de las bibliotecas de papel. Además, tenemos aún que afrontar, por fin, ese otro desafío del ministro Istúriz: volver a Venezuela un país de lectores. Ese lector inteligente necesita un espacio inteligente en Internet. ¿Lo hay?

Hace seis años Internet era una primicia de nerds universitarios que nos apiñábamos en Saycit, el primer proveedor de servicio venezolano de Internet, del Conicit, que luego se volvió Reacciun y ahora CNTI. Más allá estaba la legendaria lista Atarraya, de los venezolanos en Internet.

En ese momento Venezuela se colocó, como siempre, a la vanguardia tecnológica y aparecieron El Nacional On-Line y días después Venezuela Analítica (analitica.com). Un año más acá nació La BitBlioteca (analitica.com/bitblioteca/), la primera biblioteca electrónica en español, modalidad ahora desempeñada también por otras instituciones, como la excelente Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

Analitica.com es una plaza pública y no solo presenta una visión plural de este momento venezolano sino reflexiones sobre cualquier tema pensable. La incorporación de Cyberanalítica abrió un nuevo espectro de meditaciones sobre la cultura de este amenazante siglo XXI.

Hace seis años coincidí con Emilio Figueredo Planchart, editor de analitica.com, en un foro del Ateneo de Caracas sobre esa cosa rara y nueva que llamaban Internet. Ya analitica.com llevaba un año en el ciberespacio. Días después apareció La BitBlioteca con su pequeño y donoso escrutinio de textos de mil áreas de la experiencia humana. Hoy contiene casi 6000 textos.

Por eso contenta que el inestimable Diccionario de historia de Venezuela de la Fundación Polar y ahora la Revista Nacional de Cultura sean también electrónicos (esta salió hace días en CDs y se navegará pronto también en www.celarg.org.ve). Así adquieren esa otra emersión (diría Edgar Morin) del lenguaje, encima de la escritura, como alquimia de la información, en la que los viejos signos dejan de estarse quietos. En Venezuela también sabemos hacer bien las cosas.

No prevemos qué va a pasar en Internet en los próximos minutos. La foto siempre sale movida, como esta que tomo hoy para celebrar una experiencia por la que vale la pena vivir.

También:
Breve teoría de Internet

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