Opinión Nacional

Al Presidente Chávez, a Rosales y a todos

Señor Presidente, su actitud de anoche, al asumir con hidalguía su derrota, lo enaltece. No me es pertinente discurrir sobre su conducta, pero he escrito en otros momentos que usted en los tiempos de crisis real, de angustia, alcanza en su lenguaje otra dimensión. Humildad y candidez juntas a su regreso después del golpe Carmona, entereza al asumir la responsabilidad, con su “por ahora” del 4F., que convirtió la aplastante derrota militar por usted sufrida, en la más alta e innegable victoria política, sobre cuyos cimientos construyó usted su fortaleza. He seguido con cuidado extremo su conducta política, mi familia, de modo especial mis hermanos Gerardo y Ricardo, mi hijo Gustavo, hoy presente en su absoluta ausencia, estuvieron a su lado para contribuir eficaz y decisivamente a que se le respetara su vida. No se si su gratitud alcanza para dejar en su memoria espacio a este episodio. Sus esfuerzos, y el de tantos otros, lograron sus propósitos: vive usted. Pero sería exagerada la afirmación si ella no va acompañada del reconocimiento al contexto, que al lado de quienes como Morales Bello, Piñerúa.,…reclamaban para usted la guillotina, otros como Caldera lucharon, sin importarme sus intereses, no soy quien para calificar su generosa acción, como tampoco la de críticos a sus actos pero consecuentes con sus principios, como Teodoro, erguidos sobre su poder moral lo esgrimieron como arma para garantizarle sus derechos humanos. La bondad de Caldera, con la ayuda de las circunstancias, se estiró tanto que concluyó con dejarlo libre, sin otra recompensa, estoy seguro, que la de garantizarle su acción política en el espacio abierto de la democracia, sin desconocer de ella, por mi parte, sus inmensas fallas, pero sin esconder sus virtudes.

Buena sea una palabra sobre mí. Desde donde vivía para ese momento, escribí sobre el 4F, y así lo recogieron algunos diarios, fui absolutamente y soy absolutamente crítico a su actitud política. No censuré su golpe de febrero, lo legitimé. El mito de que un mal gobierno sólo se puede echar por vía electoral no resiste al análisis ni a la historia. Ello es parte de lo que he llamado democratismo, manipulación ideológica que convierte a la democracia más allá de una forma política de gobierno, en un valor absoluto, mito cuasi religioso, por encima del ser social, de la historia, del hombre, en definitiva. La democracia es buena, perfecta, impoluta, meta y fin de la acción política, los hombros son los malos, lo perverso, como en cualquier religión. Critiqué su actitud política y mantengo el fundamento de mi crítica, por la ausencia total de un proyecto político, cuando menos, que con un mínimo de fundamentación científica y con un la máxima orientación ética ilumine el camino, se sepa a donde se va o se quiere ir. En política no se hace camino al andar, como mal pudiera aplicarse a Machado, sino que obligado se está a saber a donde ir y a qué, cómo y, bueno sea, saber con quién. Reitero a usted esa concepción que, para su gusto, tiene en la mitad de ese enunciado como fuente a Lenin, la teoría revolucionaria es condición necesaria para la práctica revolucionaria, la otra pudiera ser Aristóteles, solo que si para él la ética es parte de la política, para mí la política debiera ser parte de la ética.

Y tal vez sea este precedente párrafo el que al abrirlo permita construir la razón de este mensaje. Usted ha sufrido un severo revés. Calificar de victoria pírrica el éxito de sus adversarios carece de sentido, digo mas, es un absurdo. Los vencedores de esta jornada, para ser fiel a Pirro, no perdieron nada, ganaron cuanto tenían que ganar. Habría sido pírrica si usted hubiese alcanzado el triunfo con tan poco margen pero con tan cuantiosas pérdidas, porque las gigantescas inversiones económicas y políticas son irrecuperables, cual el triunfo de Pirro sobre los romanos, pero de todos modos, usted podría cambiar el sustantivo, victoria por derrota y decir: “otra derrota así y estamos perdidos”. Al contrario, sus adversarios tienen la posibilidad de ganar mucho más que el éxito modesto obtenido, la posibilidad de trascendencia, si como usted mismo afirmara, administran el triunfo con equidad. Y, Presidente, el manejo arbitrario de autores es un lugar común en su discurso. Tal vez no sea usted enteramente culpable, si peca por desconocimiento, pero sí es grave delito de sus asesores, quines debieran, cuando menos, recomendarle sabia prudencia para no incurrir en yerros tales que, perdone la molestia, le hacen aplicable la célebre expresión no se si de Prieto o de Gonzalo Barrios, a ese señor (CAP) le hace falta un poco de ignorancia. No es, pues, un mal uso de la hoy metáfora, victoria pírrica, sino que –como lo he señalado mil veces – suelen sus aseveraciones, definiciones, constituir un atropello a la razón, a la historia, a la existencia, tal la más grave, y sirva de prueba, el caracterizar a su socialismo como indoamericano, originario, bolivariano, robinsoniano, zamoranano, cristiano, humanista
Nada hay de socialismo en la cultura de los incas, los mayas, etc., y, mucho menos en nuestras culturas locales precolombinas. Ni puede identificarse a Bolívar, un pensador ilustrado, burgués, en el mejor sentido histórico de ambos nombres, con un pensador socialista; Bolívar es un pensador burgués, profundamente liberal. Lo malo, presidente, no está en esta bella locura, querer construir el socialismo porque lo cree social, ética y políticamente mejor que el capitalismo, que lo es, pienso en el Quijote, a quien usted también pudiera invocar como fuete de su socialismo, si asume como válida la bella sentencia de Bolívar, al revisar su vida de exitosos fracasos, Cristo, Don Quijote y yo somos los tres grandes majaderos de la historia… sino en que esta mezcolanza en sus manos es un instrumento de manipulación. Con esos términos no se puede construir una definición, pero con ellos sí se puede montar un gran mecanismo de manipulación. Si el socialismo es eso, entonces puede ser cualquier otra cosa, más eso. Y es manipulación en múltiples sentidos. Es obvio que, al ser lógicamente inconsistente, esa inconsistencia permite convertir al socialismo en el paraíso donde la igualdad, la justicia, la solidaridad, son carnada constante para alimentar la esperanza. Y, con mayor gravedad, ser usted el Mesías que conduce a su pueblo y en este caso, realizando milagros para sus seguidores, hubo ayer Maná para el pueblo hebreo, hoy dólares para el suyo. Maná regalo de Dios, dólares negociado con el imperio Pero, la manipulación no está sólo en eso, sino en que al quedar indefinibles los adjetivos de su caracterización, se elimina toda la historia que cada adjetivo lleva consigo, sus valores fundamentales, esenciales y, por tanto, se pueden llenar con cuanto usted le va echando arbitrariamente. Y más, en usted queda la reencarnación de los valores implícitos de cada adjetivo y las connotaciones que el contexto ayuda a su uso y utilidad. Es usted el heredero y la reencarnación de Bolívar, de los libertadores del sur, San Martín…, y, desde luego, los jefes indígenas y por esa vía incansable, se llega a una especie de racismo sui géneris, en donde caben como campeadores de la libertad, los afro-descendientes, los árabe-descendientes…y nuestro aborígenes por oposición a los imperios…
Para el éxito de este mecanismo, su habla construye un discurso sin fundamentos y esa ausencia la suple con el culto y cultivo de los instintos por encima de la razón. Del sofisma en lugar de la ética. Del show mediático (como suele usted mismo decir) en lugar del pensamiento. Del instinto en vez de la inteligencia. El insulto y la diatriba en lugar de la razón crítica. Lo sinuoso en lugar de la transparencia. Por esa vía llega a un discurso pseudo-moral que le permite un montaje sobre los “paradigmas” de bueno o malo. Revolucionario /contrarrevolucionario. Patriota/ traidor, lacayo…Larga lista que los investigadores podrán a tempo rastrear. Vayan ejemplos: Escuálidos, marimberos, lacayos, disociados, inmorales, o imperativos como váyanse a lavarse ese paltó, métanselo por donde… y así. Bush borracho, genocida, ignorante… Rosales, filosofo… Uribe… en fin, la sustitución de la lucha consciente por el odio irracional como medios para la unión y acción política de sus adherentes. Conspiración en lugar de la legítima subversión, Aquella culpa al otro de los males propios, de los fracasos, ésta, la subversión, es propia a la acción crítica para el acercamiento a la verdad. Por esta vía deviene usted en justiciero, en líder supremo y ello conlleva creer que es necesario y suficiente. Lo ha reiterado tantas veces y la última vez lo escuché en la Bolívar cuando usted repetía, si votan por el sí, votan por mí. Ergo, votar no, es votar contra mi. La propuesta de “reforma” fue encarnada en usted, mejor dicho, Ud. es la propuesta.

Demasiado importante este detalle. Como el líder no es exactamente Dios, pero posee parte de sus facultades, la relación con sus seguidores se hace idolátrica, lo que de manera brutal se expresa en la confesión yo soy chavista, y ser chavista es modo de existir en la obediencia y sumisión al jefe, conductor, máximo líder del proceso, sin saber qué es eso, qué es ser chavista. La consciencia crítica desaparece y lo real su substrae para ajustarla a la visión del líder y en su relación con el resto del mundo, es el propio líder quien sustituye lo real por el imaginario bajo la firme creencia de que la verdad, la única verdad, es su verdad. Largo es el trayecto para extraer lecciones históricas en las cuales se ha presentado tan curiosa conducta, pero salvando las distancias y en beneficio del Presidente, este modelo responde a formas tales como la de Corea del Norte y a los regímenes fundamentalistas de esta era.
Alguien, Presidente, entre los suyos deberá hacer estos señalamientos. Alguien deberá decirle que, al menos, se tenga cuidado con las tesis del postmodernismo tropical, que en nombre de la revolución vende, como la nueva revolución, las mas inverosímiles mezcolanzas, de allí por ejemplo, las caracterizaciones de su Socialismo del SXXI, las arriba vistas y las otras que incorpora a diario. También el racismo es propio de tan riesgosa enfermedad. El nuevo apartheid, los afro-descendientes, los árabe-descendientes… son parte de esa cosa que nos es extraña cultural y biológicamente. Por ese camino se llegará a las viejas formas de ciencia burguesa/proletaria. Arte elitesco /arte popular y a la reedición del decreto de guerra a muerte.

Se me hace larga esta nota que, como ve, incluye también al gobernador M. Rosales. Su práctica política le ha permito oponerse con limitado éxito a su propuesta del Socialismo del SXXI. La de MR que, si bien no original, ni zuliana, ni nada de esos complejos adjetivos, se sustenta en la bien delimitada democracia social. No soy quien para hablar por él ni por nadie, pero desde luego que como la democracia social tiene tan clara fuente bien escrita y, diferenciable es de la social-democracia, de la democracia cristiana, como también lo es del socialismo real, no exagero, presidente, en afirmar que la Constitución por usted promovida, engendrada por el H. Escarrá, con otros padres menos lúcidos en ese mundo como Aristóbulo, es en esencia una constitución que se fundamenta en la democracia social El respeto estricto a los derechos humanos, políticos, la participación, el papel del Estado en las decisiones fundamentales, la reafirmación de la división y autonomía de poderes, el papel protagónico de la sociedad, el discreto papel del Estado pero sin alienar sus obligaciones fundamentales para garantizar la equidad, la justicia, la educación libre gratuita, la salud, en fin, para superar el fundamentalismo del mercado que tanto lo molestan presidente, para impedir la voracidad del capitalismo salvaje, y sobre todo, para garantizar la libertad del espíritu, la tolerancia y la coexistencia de todas las teorías, ideologías, el diálogo, para de ese modo lograr consenso para la toma de decisiones, todo eso está en la Constitución que usted quiso asaltar y sustituirla por esta otra, que el referéndum rechazó, y todo eso conforma sin adjetivos, lo que se entiende y se practica por y como democracia social.

Pues bien, si usted se propone cambiar este modelo constitucional, obligado debió (y deberá, por si de nuevo viene un nuevo delirio a su aventura) generar y practicar un debate crítico, amplio, cuidadoso, que permita la toma de decisiones de manera reflexiva, consciente, para que pueda trascender, perdurar. Presidente, el fracaso del socialismo real tuvo como su profunda y verdadera causa, el que no supo manejar los problemas de la consciencia, que incluyen el problema religioso, la ética, los valores políticos, morales, las teorías y practicas del arte y de la ciencia, la justicia, la libertad, la individualidad, en cambio quiso imponer, su reduccionismo moral, (todo lo que se haga en nombre de la revolución es bueno) modelar la libertad para adecuarla a los intereses del partido e imponer por esa vía limites a la creación. La sustitución de la crítica por el dogmatismo. Lejos, muy lejos, por cierto, al pensamiento de Marx, cuya sentencia anima siempre mi atormentado espíritu: De cada cual según su capacidad; a cada cual según sus necesidades Lo otro tuvo importancia muy menor.

Es esta la etapa a donde pudimos haber llegado con su parcial derrota. Quienes lo adversan obligados están, como usted, a abrirse al diálogo. Es posible un consenso con fundamentación científica y orientación ética para salir de esta crisis. Agua, salud, transporte, seguridad, arte, ciencia, deporte, educación, alimentos, tolerancia, respeto, conjuntamente con moral y luces son nuestras primeras necesidades y se pueden satisfacer sus exigencias si usted y los otros quieren. Quedan en usted la paz o la guerra.

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