¿Adiós al cobandante!
Una mentira nunca vive hasta hacerse vieja
Sófocles
Se va definitivamente el Cobandante, se marcha a las duchas del olvido más lleno de pena que de gloria, pensando quizás – en lo más recóndito de su restante conciencia – en lo que hubiese podido ser y hacer. Se le fue el tiempo en puro aguaje, poco a poco, la ineficiencia gubernamental, la indolencia oficial, la desgana bolivariana, la comodidad revolucionaria, fue desmontando – para beneplácito de un país en franco proceso de destrucción – la peligrosa bomba cazabobos que resultó el cacareado Socialismo del Siglo XXI.
El rojo – rojito castillo de naipes marcados se lo llevará el 7 de octubre el poderoso ventarrón que viene recorriendo toda nuestra Venezuela demostrando con fechas ciertas y cifras incuestionables el descaro descomunal que el Cobandante Bolivariano fue capaz de montar a lo largo de casi cinco lustros de ejercicio omnímodo del poder.
La lista de mentiras, cobas, farsas, ficciones, falsedades, quimeras, es larga y vergonzosa: hospitales, puentes, carreteras, liceos, universidades, escuelas, refinerías, puentes por arriba y por debajo, teleféricos, metros, modernas líneas de buses, cementeras, centrales azucareros… y pare UD de contar. La espeluznante capacidad de fantasía e imaginación de nuestro Cobandante no tiene límites, sin embargo, al Cobero Mayor de la Patria le pasó lo señalado por Martín Lutero: “una mentira es como una bola de nieve; cuanto más tiempo se hace rodar, más grande se vuelve”. Y la mentira bolivariana tomó forma, tamaño y fuerza para convertirse en una inconmensurable montaña de hielo que definitivamente comenzó a derretirse.
Con la verdad por delante, el pueblo venezolano en busca de nuevas y ansiadas autenticidades, cansado de tanta mentira, de tanto embuste – haciéndole honor a un viejo proverbio judío – , el 7 de octubre, le espetará al Cobandante nuestro de todos los días y lugares:
Con una mentira suele irse muy lejos, pero sin esperanzas de volver.