Acaben con todo
Parece ser la orden que emana de la autoridad única, que nada permanezca en pie y mucho menos si ha sido producto del esfuerzo de la industria privada. Demuelan monumentos, quemen libros, cójanse el territorio de la republica como cosa suya. Recuerden, aquí no hay leyes, Je Suis L’Etat.
Inconcebible el despojo contra el Alcalde Mayor, insólito el gesto de la “nueva autoridad”, cuando asume el cargo en la vieja gobernación, con el puño en alto y su brazalete rojo como si se tratara de una noble conquista, cuando los visos ominosos son impecables.
El pueblo venezolano no es el autor de ninguna gesta, está abatido porque votó por Antonio Ledezma, y le ridiculizan su decisión. Un revanchismo inusitado se yergue desde lo hondo de un ser inescrutable, que no respeta ni los designios del soberano, sobre quien también lo eligieron democráticamente, en tiempo de menos decadencia a lo que han sido estos diez años.
Fue el primer paso para acabar con la descentralización, para arrancar su sedicente “revolución” que no avizora nada bueno, ni siquiera para sus partidarios. Su claque de arriba, ejecuta las órdenes aunque parezcan situaciones inconexas. Cuando vemos las intervenciones de las haras de caballos de carrera, que terminarán sepultando la hípica “burguesa”. O cuando el gobernador de Guárico quiere apoderarse del Estado Miranda.
No son meras casualidades, es el acabose de Venezuela. Será el fin si no logramos detener los despropósitos de esta siniestra “V republica”.
El ciudadano va perdiendo su capacidad de asombro, observando como el régimen no controla a ex profeso la inseguridad, proliferando los casos de asesinatos y secuestros. En el día a día, se consigue con un tráfico colapsado y calles intransitables, un Metro abarrotado, donde se producen los mayores hechos delictivos a la vista del publico, donde pisotean a la gente pasándole por encima en la horas picos. Así nos quieren preparar los camaradas, para cuando lleguen las medidas más severas tampoco reaccionemos. Chávez tiene en proyecto subir la gasolina, devaluar aunque Alí Rodríguez diga que es estúpido hacerlo, desaparecer la propiedad privada. Esa libreta de racionamiento que espantaba hasta hace poco, será la “ayuda” del régimen para el pueblo venezolano.
La Patria arrasada para complacer al jefe, puede ser el resultado próximo. La cacería de brujas ya comenzó dentro y fuera del oficialismo, que antes no se preocupaba por los desfalcos, señalando a quienes les conviene, que casi siempre son sus opositores políticos. No son acusaciones consumadas con equidad, sencillamente son venganzas. Aprieta la mano el jefe, cuando ve disiparse la riqueza que le proveyó el petróleo. Teme perderlo todo después de diez años, y sus compañeros de aventura se hacen más adustos, apoyándole cuanta insensatez se le ocurre. Desde la intervención de las haras hasta la quema de libros guardan su relación, son las políticas estalinistas, haciendo ver que no hay excesos sino conquistas “revolucionarias”. Es ahora cuando llegará “la dictadura del proletariado”. Toca el momento de las crueldades, del socialismo ortodoxo, o como se le llama coloquialmente, comunismo. O corremos o nos encaramamos, no habrá prórrogas de parte Chávez para tratar de imponernos todo junto.
Por ello, no actúa contra la inseguridad, le encanta la anarquía, mientras mayor sea la descomposición social, mejores serán las condiciones para su comunismo. La empresa privada pasa por su peor trance, agoniza. Las aspiraciones son estatizarlas, llevarlas a poder del Estado para controlar todo. Llegan los días con tantos cambios y preocupaciones que no nos alcanzan para el discernimiento de los problemas. Mientras esto acaece y matan a la gente en la calle, la implacable Asamblea Nacional, se ocupa a tiempo completo en revertir las conquistas electorales y en darle base “jurídica” a la “revolución” que acabará con el país. Serán políticas de Estado todo lo que habíamos pensado como imposibles. Llegará la “revolución” a nuestras puertas y habremos despertado cuando hayan acabado hasta con el béisbol, pasión de Chávez.