Opinión Nacional

Abstenerso o votar

Aunque en todas las elecciones regionales y municipales la abstención siempre ha sido mayor a la registrada en las realizadas para elegir al Presidente de la República, la concurrencia a los comicios del próximo 8 de diciembre podría y debería ser más elevada que en las anteriores elecciones para escoger gobernadores, alcaldes y diputados a los consejos regionales, no sólo por el llamado que han hecho los candidatos opositores y del gobierno, sino también por el carácter plebiscitario de la campaña, en la que se medirán el prestigio y la capacidad de convocatoria de Henrique Capriles y el heredero del Comandante en Jefe que todos los días realiza cadenas de radio y TV en favor de sus candidatos, ante el peligro de una nueva derrota.

El futuro de la democracia venezolana se va a decidir en estas elecciones, tanto porque Nicolás Maduro aspira a que ganen sus candidatos, para consolidar sus planes autoritarios, como por la experiencia de la oposición democrática que perdió importantes gobernaciones y alcaldías en las anteriores elecciones, debido a la abstención de un número definitivo de posibles votantes suyos. De allí el empeño del gobierno y de la oposición en llamar la atención a sus partidarios para que concurran a votar, tanto por los legítimos objetivos de ganar, como por las reales dificultades que existen para convencer a un electorado para encontrar a salida democrática al difícil momento político que atraviesa el país.

El Partido de gobierno concurre con candidatos impuestos contra la voluntad de sus militantes, lo que produjo en sus filas una seria disidencia, expresada en el desafío de algunos dirigentes y militantes de base a no obedecer decisiones inconsultas, producto de la voluntad personal del aspirante a jefe único, y es posible que la campaña hecha por el madurismo no tenga los efectos de los tiempos del chavismo. Lo desconocido por parte de los electores y la incapacidad de algunos candidatos oficialistas, más el descontento de algunos dirigentes y de muchos militantes del chavismo, revelan el rechazo a una política centralista y personalista.

La oposición logró el cien por ciento de la unidad, con algunas excepciones pero se acercó al objetivo como nunca había sucedido. Si gana en los estados más poblados y de mayor nivel intelectual y político, desde la Alcaldía Metropolitana de Caracas en la que Antonio Ledezma debe ganar holgadamente, hasta otras pequeñas Alcaldías en poder del chavismo, el futuro del madurismo deberá limitarse a lo que establece la Constitución Nacional Bolivariana.

La abstención es la más negativa de las experiencias de la oposición, cuando en el 2005 decidió no concurrir a las elecciones para la Asamblea Nacional y le facilitó a Hugo Chávez que nombrara a militantes del PSUV como magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, del Consejo Nacional Electoral y del llamado Poder Moral: Contralor General de la República al Fiscal General y al Defensor de Pueblo. De esa abstención proviene el control que todavía ejerce el Poder Ejecutivo sobre los demás Poderes Públicos, con las consecuencias nefastas de una aparente legalidad de los atropellos y violaciones a los Derechos Humanos que comente el gobierno y sufre no sólo la oposición, sino también cualquier ciudadano que exprese libremente sus opiniones.

Con la constitución de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) la Alternativa Democrática ha ido creciendo paulatinamente, desde de obtener el 36% de los votos con la candidatura de Manuel Rosales en las elecciones para Presidente de la República del año 2006, hasta superar el 50% en las elecciones, tanto para la actual Asamblea Nacional como para la elección de Henrique Capriles Radonski como candidato a la Presidencia de la República, que por maniobras fraudulentas del CNE, electo por el chavismo después de la abstención total de la oposición en las elecciones para la Asamblea Nacional, modificó los resultados legislativos y le entregó la Presidencia a Nicolás Maduro. El candidato de la Alternativa Democrática, Henrique Capriles, desconoció los últimos resultados y apeló al Tribunal Supremo de Justicia, también electo por la Asamblea formada exclusivamente por miembros del PSUV, a sabiendas de que no le darían curso a la apelación, pero para poder acudir a instancias internacionales, lo que hará, según lo ha expresado, en los próximos días.

De allí la trascendencia de acudir a votar y obtener un rotundo triunfo en las elecciones municipales, que dificulten las maniobras del CNE y abran camino a una nueva correlación de fuerzas políticas, que pongan freno al autoritarismo y obliguen al gobierno a reconocer la nueva realidad y entrar en un período de búsqueda conjunta de una solución global a la crisis política, económica y social que atraviesa el país, o en su defecto convocar a una Asamblea Nacional Constituyente si La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) la convoca, a un Referendo Revocatorio de los diputados de la Asamblea actual, que se opongan a una solución negociada, pacífica y civilizada, o participar en las elecciones para una nueva Asamblea Nacional, en la que puede obtener mayoría y desde allí realizar las reformas necesarias para provocar un cambio progresista.

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