Opinión Nacional

A mandarriazos

La capacidad de destrucción, porque ya no es intento, de este régimen es infinita. Las ansias de enmendar la falta de atención al problema de la construcción de viviendas para la sociedad, los conduce a robar, expoliar o similar, a sitios útiles para la sociedad, con el fin de tomar terrenos visibles para sus ansias propagandísticas, con un solo objetivo: Tener una buena votación el 7 de octubre. No la tendrán.

Esta semana comenzó así: En Catia, en las calles Ecuador y “Panamerican” y en el sector Vista Hermosa de Los Magallanes se tomaron a mandarriazos, terrenos e instalaciones que son propiedad o están alquiladas a diferentes empresas que dan trabajo a más de ciento cincuenta trabajadores. Las acciones de los supuestos representantes del régimen lograron ocupar los depósitos de Polar y otros dos comercios, antes que la colectividad reaccionara.

Escuchamos que los supuestos representantes de la Alcaldía del Municipio Libertador argumentaron falsos acuerdos y para remendar el capote, convocaron a una reunión de “conciliación” en la Sindicatura Municipal.

Quisiéramos abordar dos vertientes del problema.

Una vez más insistiremos en las disposiciones constitucionales relacionadas con las expropiaciones. El tema es abordado en la Carta Magna dentro del Capítulo de Derechos Económicos de los ciudadanos. Entonces, tenemos que llegar a la conclusión de que lo prescrito es una protección que le da el Estado a sus ciudadanos para que no suceda lo acontecido, que la autoridad invada y atropelle los derechos de los ciudadanos. Cosa que cada día sucede con mayor intensidad y NO PASA NADA.

En segundo lugar queremos resaltar que las acciones que ha tomado el régimen con el fin de publicitar descaradamente las supuestas bondades de su plan de construcción de viviendas, agreden de manera flagrante y estúpida, las convenientes regulaciones que los urbanistas y las autoridades municipales dictan, de manera que las ciudades y los conglomerados humanos tengan un desarrollo armónico y le sirvan a los ciudadanos de la mejor manera posible.

La construcción de viviendas requiere que la vecindad disponga de una serie de características deseables. Vialidad adecuada, capacidad de estacionamiento para los vehículos, vías peatonales, áreas comerciales, espacios de esparcimiento, parques, campos deportivos, cines, teatros, etc.

Construir viviendas a troche y moche, sin que sean parte de un desarrollo armónico, solo conducirá a la infelicidad de sus próximos habitantes o se agredirá a quienes ya están establecidos.

De todas formas, los sistemas que se emplean, a mandarriazos, son absolutamente inaceptables. O vivimos en una colectividad que se precie de ser nación, país, ciudad o similar, o nos entregamos a la ley de la selva donde los que mandan a mandarriazos abusan de quienes no aceptamos estos procedimientos.

 

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