A los revolucionarios del pueblo
Los revolucionarios del pueblo constituyen la izquierda del Proceso. Porque,
como bien lo sabemos, todavía el sistema político se debate entre reforma o
revolución. Contrariamente a esta categoría de revolucionarios, están los
otros. Los revolucionarios de salón, quienes conforman la derecha del
Proceso. Los del pueblo luchan por que se logre consolidar la transformación
de las relaciones que determinan un nuevo modelo de sociedad. Es decir,
convertir al gobierno en instrumento del pueblo. Los de salón, apegados al
mando cupular y cogollérico como los de la IV República, no quieren que se
transfiera el poder al pueblo. Los de salón tiemblan cada vez que el
Presidente sacude al imperio con sus denuncias y cuestiona la desatención a
las comunidades. Ellos no quieren que se perturbe su mando. No les gusta que
el Presidente alborote el avispero. Desean la pasividad del pueblo para que
no cambie nada. Me atrevo a asegurar que ningún revolucionario de salón
pertenece a una patrulla. Dudo que alguno de ellos haya comenzado con el
trabajo de agrupar a las UBE. Podemos preguntar y comprobar en el terreno
cuantos gobernadores se colocan el traje de campaña, una vez finalizadas sus
tareas del despacho, y se van a las comunidades, a mezclarse con el pueblo
para luchar por los 10 millones. Me gustaría ver a un ministro subiendo los
cerros de Caracas para integrarse como patrullero. ¿Qué diputado o alcalde,
cubierto con el manto de la humildad, se reúne con la UBE a la cual
pertenece? Me pregunto también, ¿qué están haciendo los mandos cupulares de
los partidos políticos del bloque de cambio para integrarse a la
organización de las UBE? ¿Cuántos de ellos ya tienen su lista con los 10
electores a quienes hay que concientizar?
Las tareas para las distintas batallas que hay que librar en esta coyuntura
del 2006, tiene que convertirse en la cotidianidad de la izquierda del
proceso. En este sentido, los revolucionarios del pueblo tienen que hacer
las tareas de ellos y, también, las que no hacen los otros. Su lucha
inmediata apunta en tres direcciones: (i) consolidar la UBE y terminar de
formar las patrullas. Patear todos los cerros, barrios, urbanizaciones y
comunidades del país, para cubrir el territorio con las patrullas de los 10
millones; (ii) exigir la unidad de los factores políticos en la Plataforma
Unitaria. Lo que demanda la legitimación de sus mandos en asambleas
populares. Que la base de esas organizaciones políticas pida la renuncia de
sus cúpulas para ir a las elecciones de autoridades de acuerdo a la metódica
desde abajo. Esto se sustenta en el principal postulado de la revolución
como lo es el poder popular, prédica permanente del líder del Proceso. Si la
dirección de esos entes partidistas no lo acata, entonces constituir una
plataforma popular con las bases de todas las organizaciones existentes,
agrupadas de manera autónoma y soberana. Esa plataforma popular será el
primer paso hacia la construcción del partido revolucionario único que sirva
de soporte político al Proceso; y (iii) evaluar la gestión de quienes
detentan el poder en sus diferentes niveles, a lo fines de determinar si es
de carácter reformista o revolucionaria. Los resultados conducirán a activar
los mecanismos establecidos por el CNE para comenzar el proceso de la
revocación de su mandato. Derecho constitucional y acto constituyente que
determina la condición revolucionaria de este Proceso. Por lo tanto, es una
obligación, un ejercicio de conciencia y un compromiso generacional depurar
y profundizar la revolución. Quienes no practican las líneas revolucionarias
no pueden seguir en gestiones de dirección, sea de gobierno o de cualquier
organización política que tenga vinculación con el pueblo y su liderazgo.
Por lo tanto, ya es hora de verificar la existencia de la conciencia y
voluntad populares para revocarle el mando a los revolucionaros de salón.
Pulsar el momento y la trascendencia de los actos constituyentes es también
una postura revolucionaria de quienes son los llamados a darle viabilidad al
Proceso que hoy en día se construye en Venezuela y que sirve de paradigma
al resto del Continente. Ese es el camino de los revolucionarios del pueblo.