A falta de ideas: Blasfemias
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El presidente HRCHF estuvo en esas tierras. Su discurso sirvió a muchos de mis generosos lectores para recriminar mi “exagerada tolerancia” ante la palabra del señor presidente, y me arrostran, por ejemplo que en esta visita, llamó más de cuarenta veces desgraciado a Rosales. Con el mismo énfasis lo llamó ladrón, hampón, cobarde, golpista, etc. A Masuco, lo calificó de asesino, a Pablo Pérez de imbécil. Y mucho más, que en el extenso “foro” de Panorama (14/10/) explaya. Por oposición promovió a sus candidatos y señaló, como definitiva advertencia sobre el presupuesto y la condición necesaria de que estos hombres, (Di Martino y Henry) sean los ganadores para “poder ayudar al Maracaibo y al Zulia”…Y advirtió, sin más, que es él quien da y dará el dinero necesario al Zulia para su desarrollo, etc. Muchas más cosas y más promesas, opacadas ambas, inevitablemente por la intensidad de sus blasfemias. Por si fuese poco, arengó duramente a este pueblo por haber votado por Rosales las veces que lo ha hecho y previno que lo castigará si lo vuelven a hacer. No podían faltar las advertencias sobre los riesgos que para su vida, para el socialismo, significaría el triunfo de estos etcéteras en el Zulia. A nadie sorprende la escatológica habla y verborrea del presidente, uno de cuyos capítulos más “pintorescos” fue su discurso en la asamblea general de la ONU, al describir el olor a azufre con el que su colega Bush habría contaminado, infectado, corrompido, aquel lugar. Pero, en fin, es lugar común, que suele coronar con una invocación a Cristo, a Bolívar y un llamado a la cordura, a la paz y una convocatoria a la revolución bonita. Por si fuera poco, mis críticos amigos, me envían los injuriosos textos contra el PCV, el PPT con los cuales el presidente ha pagado la fidelidad, la idolatría, el culto a su personalidad que estos dos partidos abyectos le profesan. No falta en la colección la estigmatización al gobernador de Trujillo, al de Carabobo, mientras suave ha sido su palabra para Antonini, simplemente traidor. ¿Traidor de quien?
Hacer el inventario de este lenguaje tan suyo parecería ser una tarea penosa, entre otras cosas, por lo inmensamente largas, tediosas peroratas; pero, si se codificase bien, se comprobaría lo escaso de este inventario, solo que se repite en grado de exageración. En cambio muy breve si de ideas se trata, organizado su desorden en un modelo de oposiciones binarias, como puede verificar cualquier curioso. Observe con cuidado. Revolucionarios/contrarrevolucionarios. Socialismo, el bien/ capitalismo, el mal. Traidores/ fieles. Imperialistas/patriotas. Golpistas/demócratas. Modo que va ajustando a las circunstancias; apenas si se recuerdan, por curiosidad, expresiones como escuálidos, frijolito y algunos otros nombres, escasos siempre y del mismo tenor. Tentado estoy a repetir un adjetivo que la doctora Lolita Aniyar, de universal reconocimiento por sus invalorables estudios de la conducta criminal, que en una sola palabra definió el discurso del presidentes, en el Zulia Repugnante. “Estoy humillada como Zuliana por ese discurso repugnante”. Para qué más, ni qué mejor. Empero, mis circunstancias, mi oficio de acontista, me imponen detenerme un poco en este asunto. Establezcamos algunas premisas. El discurso del presidente es total y absolutamente contrarrevolucionario. Digo mejor, es reaccionario, encubridor, tendencioso, manipulador. Segunda, este modelo de habla tiene dos etapas. La primera, una oleada de éxitos, dada su elemental comprensión e identificación con los instintos, la segunda, una muy trágica: el desencanto, la decepción, la renuncia, para hacerse finalmente reversible, contraria al propósito que motivó su uso.
Demostraciones. Todo discurso revolucionario, en la ciencia, en el arte, en la filosofía, tiene entre sus mejores características, probar las limitaciones de las ideologías dominantes, de los paradigmas “hegemónicos”, pero no es ese el centro de su objeto, su núcleo está en nuevas propuestas que, con mayor propiedad, permiten superar las anteriores, sin que ello implique, necesariamente, negarlas. El efecto revolucionario consiste en provocar cambios en la consciencia individual, social, humana, en una palabra. De allí que sea legitimo hablar de la revoluciones científicas no sólo porque en ellas va explícitamente la superación y crecimiento del conocimiento, del saber, sino que, de vital importancia, han cambiado la consciencia. Del reduccionismo teológico a la apertura sin limites de la crítica. En política una revolución no sólo tiene que superar los límites del modelo que niega y se propone sustituir, sino que su grandeza está en el aporte de nuevos valores que hagan la vida misma más digna. La Revolución Francesa, mucho mas allá de la guillotina, del terror, del horror, de sus muertos, muchos miles, y del ascenso al poder de la burguesía, nos dejó los tres valores esenciales a la vida en sociedad, igualdad, fraternidad, solidaridad. La intensidad revolucionaria es, probablemente, mas profunda en el arte y tantas veces primero que en la ciencia o simultáneos los procesos de cambios cualitativos. Y está aquí el quid, su quid. Una revolución provoca cambios cualitativos. La plástica, la música, la arquitectura, la literatura, garantizan su vida por los cambios cualitativos permanentes, porque es verdad que en el arte, la ciencia y la técnica viven revoluciones permanentes. Una revolución no la hace el nombre, sino su valor de transformación y cambios esenciales. Piense, caro lector, en la inmensa reflexión que provoca hoy la nueva ciencia, la teoría del caos, la biogenética. O cambiamos el modo de pensar y entender, de ver y oír, te tocar y sentir, o nos quedamos en el mundo, pero fuera de él. Por eso es charlatanería las revoluciones que hemos tenido en Venezuela, mas o menos 20 desde la Independencia hasta esta era. La revolución azul, la liberal, la restauradora, la adeca del 18 de Octubre, etc.…son mera cháchara y chatarra ideológica.
Pero si las revoluciones gozan de esa belleza interior, de ese poder de descubrir, abrir el ojo al mundo y traer éste al ojo, su expresión formal, su poesía, en una palabra, la belleza de su forma es su expresión natural. No exagero. El estilo literario de Marx, valga el caso, es impecable sin que ello niegue el humor y el rigor. Nietzsche es un maravilloso ejemplo de rigor, de criticidad extrema, si se quiere, pero no perdía tiempo en ofender madres, llamar truhan, delincuente, etc., a aquello y a quienes que, con tanta dureza hizo objeto de su sabia, pero bella crítica. Bolívar cuidadoso en extremo del valor creador y pedagógico de su palabra. Y en ambos mundos que se hacen uno, la unidad de la obra, su belleza y grandeza, están muy lejos de la palabra del señor presidente. Y ello ¿por qué? Porque es imposible dar coherencia a su discurso. Nadie podría negar, y hoy mucho menos, que es necesario para la humanidad superar esta y todas las etapas de miedos, terror, injusticias, desigualdades. Nadie podría negar que sea necesario superarlas y menos nadie podría negar que haya que buscar cómo, tanto mas cuanto que los modelos conocidos exhiben su propia destrucción. El socialismo real se hundió, se devoró a sí mismo, por no saber tratar los problemas de la consciencia, y por repetir los más crueles crímenes del capitalismo primitivo, salvaje. Nadie puede negar que el capitalismo sea y es cruel y, que en definitiva, el que es como es y como está, no resuelve los problemas esenciales del hombre y niega la vida y la propia vida de la tierra. Pero hay que inventar (Rodríguez Simón). Y ese invento parte de reconocer las conquistas del hombre en su ya larga historia. Ese sueño es el que pudiera admirarse y alegrarse de que legítimamente lo asuma el presidente, HRCHF. Pero hay que decirle que es imposible construir socialismo con estas incoherencias: indoamericano, originario, bolivariano, robinsoniano, zamorano, humanista, cristiano… Sólo seleccionar qué deja del cristianismo su proyecto le llevaría decenios y no lo ayuda en nada su ministro de cuatro soles, bautista, como Bush. Tiene que aprender que el capitalismo tiene argucias, mañas, habilidades, para superar sus propias crisis. Que si tigre de papel tiene garras atómicas, advirtió alguien sabiamente. Esta, por ejemplo, le será aleccionadora como la del 29 y 30, la peor que ha tenido. Lo hará y lo hará a precios más módicos que cuanto se ha gastado en el proceso. Dicen que en Venezuela se han despilfarrado, invertido, consumido, deglutido más de setecientos mil millones de dólares, es la misma cifra que gastará el imperio para salvarse de esta crisis y, si no aprende la reeditará años después y para esa fecha iremos en cola a conocer el hielo, si se sigue haciendo lo que acá se deshace. Hasta hoy se ha gastado en Venezuela 53 veces lo le costó al capitalismo en reconstruir la Europa de Post-guerra.
Finalmente, presidente, amigos chavistas, escribo para prevenir la debacle. El discurso vacío de teoría no alimenta ni hace crecer al espíritu. Por el contrario, cuando sus elementos formales constitutivos, como el odio, no provocan los resultados de su prédica, se vuelven contra su emisor. Y eso empieza a pasarle al presidente. Permítaseme parafrasear una sabia sentencia popular, amor con hambre no dura, y transustanciémosla, odio sin derrotar al odiado provoca frustraciones que se convierten en destructoras de sus propios mentores. El victimario se convierte en victima de su macabro juego.
Yo no quiero pedirle, presidnerte, que enmudezca, sería su muerte, o como diría un antecesor suyo, CAP, sería autosuicidio. Haría originario su magnicidio. Solo que sí reclamo que construya buenas vías, escuelas buenas, que dedique todos los esfuerzos y sus empeños y delirios a salvar los Lagos de Maracaibo y Valencia. A preservar el monte y no se sequen las aguas del Caroni, el Apure, el Orinoco… que sean chistes los apagones, por escasos y para permitir travesuras eróticas, y se acaben por siempre las maldiciones y otros detalles cuando se queman la nevera, los aires, los bombillos; que construya represas en los Andes y resiembre sus bosques, que construya ferrovías que nos unan y abrazarnos podamos en las estaciones como si hubiésemos agarrado algún sueño. Que se resuelva, porque se puede acabar la inseguridad. Y, presidente, no se acaban esos males perversos con lenguajes perversos, sino con hechos buenos. Sin dar lecciones a usted ni a nadie, mucho menos, eso corresponde a los hermanos Lanz, si usted logra que la civilidad y la modernidad vivan en cada venezolano, sin la tragedia del capitalismo salvaje, habrá logrado la mas importante revolución, la única que se habrá hecho en Venezuela.