4F Un día desgraciado
No puede nunca considerarse dichoso y mucho menos utilizar una tribuna perversa para exhibirse como un hacedor de patria, quien irrumpe contra los poderes legítimos del Estado democrático, sea cual fuere su fundamento, pretensión y motivación. Hemos dicho, que ese 4F es un día de paradojas, cuando florecieron los absurdos y las irracionalidades, que nos han conducido al desgraciado país que hoy tenemos.
La irrupción perversa del 4 de febrero de 1992, cuando un grupo de pérfidos, imberbes e ignaros militares, arropados por una ristra de equivocados «intelectuales» dieron al traste con un gobierno y un sistema, que aún con sus lamentables desviaciones, se encontraba en la vía de dar el giro solicitado por los que coreábamos en esa extraviada democracia, quedará siempre marcado para la historia como un día desgraciado. Como el día en que quiso romperse el mito de que habíamos consolidado para siempre y de una vez por todas, una verdadera democracia, bajo el manto de nuestras fuerzas armadas.
Hoy, a 16 años de tal desventura, muchos venezolanos amantes de la libertad democrática se preguntan: ¿Dónde están los principios que tanto admirábamos de los miembros de nuestras fuerzas armadas? Es triste, pero los que comulgamos con ellos; los que después del 23 de enero de 1958 juramos defender la patria y sus instituciones hasta perder la vida si fuere necesario y cumplimos, no hemos podido entender como se infiltraron en la Institución, los aventureros que nuestro humilde pueblo equivocado condujo al poder en la persona de este astuto ignorante, que no deja de ofender la dignidad de una jefatura de Estado, por la que han pasado eminencias intelectuales con disímiles grados culturales y de capacidad, pero que con normales muestras de madurez intelectual, sensatez, prudencia y sabiduría, supieron enfrentar y responder a los deseos de un pueblo que les concedió el privilegio de conducir sus designios en un ambiente de igualdad, solidaridad, convivencia y paz.
Son 16 años para el recuerdo de la indignidad y 9 años enervados por la monserga charlatana, que nos obliga a perder nuestro tiempo valioso, para ver el desparpajo con que sus pecheros serviles aplauden sus pintorescas e impensadas alucinaciones. Pero de mayor gravedad, es que tiende a creer y hacer creer que es el agraciado de la providencia y con “magistrales” ilustraciones elementales nos nivela a todos en su básica cognición, para demostrarnos la cuadratura del círculo, el movimiento de la rueda sin ejes y la verdad de porque sale el sol por la mañana. Sinceramente, nos avergüenza.
Pero no todo es negativo en esta doble conmemoración. Verdaderamente Venezuela es otra y su pueblo ha comprendido pensando en el pasado, que vale más un malo conocido que un bueno por conocer. Abrió los ojos el 4F y no ha podido cerrarlos ni para el pestañeo, porque tiene miedo de que Chávez, quien se presentó como bueno, y sus seguidores del “socialismo del siglo xxi” les vuelvan a hacer otra jugada y se auto golpeen para perpetuarse en el poder. El pueblo lo dijo el 4D: NO hay 4F que valga y sus días de gobierno están contados y con fecha cierta, pero no tiene idea de hasta donde puede llegar la maldad de este personaje.
He aquí nuestra reflexión: Hay que oír la voz del pueblo y entenderla. El pueblo quiere un gobierno de unidad, solidaridad y comunidad, donde imperen la ley y la justicia; donde la unidad no sea vista solo como la unión de los partidos, sino como el signo de la convivencia; donde la solidaridad no tenga vicios ni raleas, donde la discriminación quede en el pasado “revolucionario” y solo sirva para limpiar a la sociedad de indignos y maldicientes; y donde la comunidad se vea con el sentido de la generosidad entre ciudadanos y no como la corporación política de un socialismo que no quiere el pueblo.
Este 4 de febrero debe ser el decreto de la muerte del “patria, socialismo o muerte” producido por la mente insana del gestor del 4F, aunque pareciera que la desgracia del 4F con el triunfo de 2D tomara rumbo hacia una «patria democrática y feliz». Dios está con nosotros.