350 asusta a la OEA
Los 24 países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) tienen embajadas en Caracas. Por ello, conocen perfectamente bien, las numerosas violaciones y los abundantes atropellos que el gobierno de Hugo Chávez Frías (que abarca a los poderes legislativo, judicial, ciudadano y electoral) ha perpetrado en contra de la Constitución Nacional de Venezuela, el sistema democrático y los derechos humanos de los venezolanos.
Adicionalmente, la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos dependiente de la OEA ha emitido varios pronunciamientos exigiéndole a Chávez y a su gobierno respeto a las vidas y propiedades de periodistas y dueños de medios de comunicación, y al libre ejercicio de sus profesiones y actividades, a lo que Chávez y su gobierno ha hecho caso omiso.
Durante los tres años y unos meses que lleva Chávez en el poder, la OEA no tomó medidas para defender la vigencia de la Carta Democrática, sólo lo hace ahora cuando las Fuerzas Armadas de Venezuela, -que no dieron un golpe militar como dicen algunos- sino que salieron de sus cuarteles -dos veces- en defensa de la Constitución, de la democracia y de los derechos humanos de los venezolanos, invocando para ello el artículo 350 de la Constitución que dice textualmente:
«El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos»
[que de paso, debería obligar al gobierno de Chávez, a romper toda relación y deshacer todo convenio que exista, con los gobiernos de países como Cuba e Iraq. Pero eso es harina de otro costal].La OEA debería estar avergonzada de su comportamiento. Porque le ha dicho al hemisferio y al mundo, que los gobiernos del continente, pueden atropellar como quieran la Carta Democrática. Esta sólo existe para mantener a los militares en sus cuarteles y alejados de la política.
El artículo 350 de la Constitución venezolana, que establece sin sombra de dudas el legítimo derecho de los venezolanos a rebelarse contra gobiernos despóticos, es mucho más que eso: es la salvaguarda constitucional de la Libertad; porque mientras los gobiernos respeten los valores que defiende ese artículo, éste no puede aplicarse.
Esto podemos percibirlo más claramente, leyendo la introducción de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América, que muy probablemente, es la progenitora (hay abuelos y bisabuelos también) de nuestro artículo 350:
«We hold these thruths to be self-evident, that all Men are created equal, that they are endowed by the Creator with certain unalenianable Rights, that among these are Life, Liberty, and the Pursuit of Happiness- That to secure those Rights, Governments are instituted among Men, deriving their just Powers from the Consent of the Governed, that whenever any Form of Government becomes destructive of these Ends, it is the Right of the People to alter or to abolish it, and to institute new Government…»
[Nosotros mantenemos que estas verdades son evidentes en sí mismas, que todos los Hombres son creados iguales, que ellos están dotados por el Creador con ciertos derechos inalienables, que entre esos están la Vida, la Libertad, y la Búsqueda de la Felicidad- Que para asegurar esos Derechos, son instituídos Gobiernos entre los Hombres, derivando sus justos Poderes del Consentimiento de los Gobernados, que cuandoquiera que cualquier Forma de Gobierno se convierta en destructora de esos Fines, es el Derecho del Pueblo, de alterarla o abolirla, e instituír un nuevo Gobierno…]Los estadounidenses no incorporaron ese texto a su Constitución Nacional, pero la «mejor constitución del mundo» como llaman los chavistas a la venezolana, si incorporó ese espíritu protector de la libertad, de la democracia y de los derechos humanos en su artículo 350.
La OEA no debería asustarse. Lo que debería hacer más bien, es abrir un extenso debate en su seno para analizar la segunda lección de Libertad que le ha dado Venezuela al continente y al mundo. La primera la dictó el Ejército Libertador, y ahora lo han hecho las Fuerzas Armadas, que han comprobado a todos los que quisieron ver u oír, que han resistido eficazmente, todos los innobles y arteros ataques chavistas por politizarlas y convertirlas en una guardia pretoriana o en una milicia marxista y totalitaria.
Los venezolanos también deben reflexionar -y debatir profundamente- sobre esto. Para exigirle firmemente al actual desgobierno marxista, que ponga inmediatamente en plena libertad a todos los militares que hoy se encuentran privados del más preciado de los derechos humanos, por haber defendido -sin disparar ni un sólo tiro- el de sus compatriotas civiles: el derecho a vivir en Libertad.
La Libertad es más preciosa que la vida. Lo han demostrado hasta la saciedad numerosos valientes en todo el mundo, y lo resumió alguien brillantemente cuando dijo: «Prefiero morir de pié que vivir de rodillas»; o como lo dice el moto del vespertino venezolano, El Mundo: «Más vale una libertad peligrosa que una esclavitud tranquila», citando a Simón Bolívar.