Vientos de guerra en la frontera
Una especie de neblina roja pero obscura se está cerniendo sobre la frontera venezolana. Allí, grupos irregulares y no el Estado ejercen crecientemente el monopolio de la violencia y el gobierno nacional pareciera no estar haciendo nada al respecto.
De los variados grupos guerrilleros que allí hacen vida: el ELN, las FARC, los paramiliateres el FBL, así como las organizaciones criminales, todas dedicadas al secuestro, a la extorsión, al sicariato y al narcotráfico, el gobierno únicamente está preocupado y reconoce la existencia de los “Paracos”. Su posición ideológica y política sólo les permite ver a aquellos grupos armados formados originalmente por el stabishmentcolombiano, ahora acusados de estar en connivencia con la oposición venezolana para conspirar con fines desestabilizadores. Antes fueron los “paracachitos” o ahora los gobernadores fronterizos de oposición.
Por esto, en vez de tratar de clarificar la masacre de Chururú, donde 10 de las12 personas ejecutadas eran colombianos, los bolivarianos escalan el asunto respondiendo que no colaborarán en la investigación y denunciado la captura de espías colombianos del DAS. Mientras el coro de focas comienza a gritar, ¡guerra!, ¡guerra!
El argumento es el siguiente: la masacre y la captura de los espías muestran la “guerra silenciosa” que el gobierno de Uribe y el “maldito” imperio gringo- aliados a la oposición-, han emprendido contra Venezuela. Guerra que incluye las “bases gringas” en Colombia y la reciente operación “Falcón” de espionaje de la CIA.
Pero estas denuncias, de conspiración del imperio contra la revolución, realmente esconden mucho más que el espionaje revolucionario, como el del científico nuclear gringo que recibió dinero de Venezuela a cambio de información sobre armas nucleares, o la caída de la popularidad de Chávez o las conspiraciones o intervenciones revolucionarias en otros países, como en Honduras. Esconde el uso de nuestro territorio no ya como aliviadero de la guerrilla, sino que encubre la negligente entrega de territorio venezolano a estos grupos irregulares para que operan libre y descaradamente, generando no sólo violencia los pobladores sino, lo que es peor, estableciendo progresivamente un Estado dentro del Estado.
Si el gobierno venezolano debe responder contundentemente con una guerra, esta debería ser contra todos los grupos de irregulares que han invadido la patria, que tienen azotada a nuestra población y que deben ser expulsados por la fuerza de nuestro territorio.