Venezuela y la amenaza iraní en las Américas
El problema no son los viajes de los presidentes del régimen teocrático a la región, y vice versa, ni el aumento de las inversiones o el crecimiento de las embajadas por estos lares, seis nuevas desde 2005. Lo que más preocupa son las actividades non santas que están desarrollando, así como las de los grupos terroristas que “amamantan”.
En la Venezuela chavista se ha centrado su mayor presencia en la región. No se trata de que estén construyendo (10.000) casas o que tengan inversiones en fábricas de bicicletas, automóviles o tractores, o fabriquen conjuntamente “drones”, sino de los asuntos que permanecen ocultos en una bruma sospechosa que liga a Venezuela a Irán en el tema nuclear, el armamentismo y el terrorismo.
Hay denuncias de que Venezuela pudiera estar enviando material nuclear a Irán, como las hechas por un exdiplomático iraní o el exembajador norteamericano Roger Noriega. O la del periódico alemán Die Wel, que señala que con base al acuerdo bilateral militar firmado se estarían construyendo bases militares de lanzamiento de cohetes de largo alcance con el apoyo de la Guardia Revolucionaria iraní, en la península de Paraguaná.
En concreto se han impuesto sanciones al régimen criollo debido a que este, a su vez, ha violado las sanciones impuestas a Irán. Como la del Banco Internacional de Desarrollo de Venezuela, filial del Export Development Bank de Irán por supuestos vínculos con el programa nuclear iraní. O la hecha a PDVSA por envío de combustible a Irán o a CAVIM por venta de armamento y tecnología militar a Irán.
Por otro lado, están las denuncias de la presencia de Hezbolah en Venezuela, que además del tráfico de drogas y de recaudación de fondos – varios venezolanos han sido señalados por el gobierno de EE.UU, incluyendo funcionarios-, aprovecharían su presencia para llevar a cabo entrenamiento (en Margarita) con reclutas de criollos y de otros países.
En Buenos Aires reventó la noticia de que Irán, Venezuela (CAVIN) y Argentina estarían construyendo misiles, lo que fue negado por el gobierno gaucho. Esto ha puesto sobre la mesa la posibilidad de que Irán pueda transferir tecnología a Caracas para producir cohetes, más allá de los “drones”, e involucrar misiles como lo hizo con Hamás, con los cohetes Fajr-5.
La posición de EE.UU., que afirmaba que la presencia iraní no era peligrosa, ha cambiado radicalmente pues han decidido enfrentar la «creciente presencia hostil y la actividad en el hemisferio occidental» de Irán y desarrollar una estrategia para hacer frente a esta «amenaza» en la región. Así que el tema Irán tomará un alto perfil y de nuevo Venezuela estará en el ojo del huracán.
