Uribe y sus trinos
Soy una uribista convencida. Tengo la convicción de que ningún otro presidente colombiano ha hecho por su país más de lo que él hizo. Su país lo reconoció con el más alto índice a favor que haya alcanzado presidente alguno. De no haber sido porque el terrorismo era aupado y ayudado desde fuera, hoy Colombia sería un país mucho más sosegado en materia de violencia. En lo económico, Álvaro Uribe sentó las bases y sembró las semillas de lo que hoy recoge su sucesor. Colombia es un país emergente con aspiraciones alcanzables de primer mundo.
Sin embargo, no podemos aupar que el ex presidente colombiano trate de influir en el proceso electoral venezolano usando el caudal de popularidad que tiene entre sus compatriotas y seguidores en las zonas de frontera y en suelo venezolano. Uribe es más consciente que nadie del decisivo peso que los hijos de colombianos tienen en el torrente electoral que decidirá el futuro de Venezuela, y es ello lo que lo inspira cuando ha decidido involucrarse y opinar sobre quién es uno de los candidatos del proceso comicial de octubre. Ellos, los descendientes de colombianos votantes en nuestro país, alcanzan más de 11% de la base electoral que acudirá a las urnas, y tal elevado porcentaje puede decidir la suerte de los candidatos. Son cerca de 1,5 millones de votantes.
Que Uribe utilice como arma de batalla su afiliación a las redes sociales para lanzar decenas de mensajes airados en contra de Hugo Chávez cuando estamos en Venezuela inmersos en una agresiva campaña electoral es un gesto equivocado de quien se dice un inveterado defensor de la corrección en el uso del poder.
Este fin de semana se contaron por decenas los mensajes enviados por Twitter del ex presidente sobre el candidato Hugo Chávez, en los cuales expresa lo que siente que son sus desaciertos, sus torpezas, sus acciones antidemocráticas, su talante violento. Una panoplia muy variada de acusaciones fue lanzada en trinos que no constituyen sólo la opinión de un ciudadano común. Se trata del calificado posicionamiento de quien cuenta con muchos oídos dentro del electorado venezolano, y su fin no es otro que incidir en el resultado de nuestro proceso. Y eso no está bien.
Es posible que más de un venezolano considere positivo para la oposición que alguien de la estatura del ex mandatario se pare firme ante los excesos del titán venezolano. Pero ni la tribuna es esa, ni el momento tampoco.
Este Gobierno autocrático pasará a la historia por su continua transgresión de la ley, su irrespeto flagrante a los derechos humanos, su rampante corrupción, el destrozo de Pdvsa y por muchísimo más en el terreno de la guerrilla y la droga. Sus delitos se dirimirán en las instancias internacionales y en las nacionales, cuando llegue su momento. Entonces, hará falta que Uribe se presente armado de bastante más que sus tweets.