¿Unasur O Desunasur?
UNASUR significa “Unión de Naciones del Sur”. En el tratado constitutivo los miembros dicen estar seguros de que la integración es un paso definitivo hacia el fortalecimiento del multilateralismo y la vigencia del derecho en las relaciones internacionales. Esta afirmación es una verdad de Perogrullo pero se queda corta porque la integración es mucho más. Como lo ha demostrado Europa, es la clave del desarrollo, del progreso. Es además el mecanismo fundamental para asegurarle a los pueblos mejores condiciones de vida.
Para que UNASUR pueda existir como un sujeto de derechos internacional con personalidad jurídica propia, se requiere que el tratado constitutivo entre en vigor y para ello es necesario que por lo menos nueve de los doce gobiernos que lo firmaron el 23 de mayo de 2008 depositen sus respetivos instrumentos de ratificación de ese instrumento. Hasta ahora solo tres: Bolivia, Ecuador y Venezuela (¿simple casualidad?), han ratificado. El teniente coronel presidente y sus dos leales compinches en la subregión se abalanzaron a ser los primeros en ratificar, para facilitarle al primero la oportunidad de pretender manejar a su gusto y antojo la incipiente institución.
Cuando el presidente Lula lanzó la loable iniciativa que condujo a la creación de UNASUR no se imaginó que aún antes desde su nacimiento, porque, como señalé, todavía no ha quedado formal y legalmente establecida, esa organización cargaría con “un plomo en el ala” y que, en lugar de unir se iba a transformar en un factor de desunión de la naciones del sur, en DESUNASUR.
Efectivamente, el inquilino de Miraflores prácticamente ha venido arreando a los demás gobiernos de UNASUR a reunirse cada vez que se le antoja para tratar temas que le vienen “de perillas” para desplegar su consabido protagonismo y su arraigado narcisismo. Primero fue la cumbre extraordinaria celebrada el 16 de septiembre en Santiago de Chile para considerar la situación política de Bolivia. En esa ocasión se rasgó las vestiduras apoyando incondicionalmente a Bolivia y llegó al exabrupto de anunciar que estaba dispuesto a actuar militarmente y derramar sangre venezolana para defender a Evo Morales de una presunta conspiración contra su gobierno. Luego fue la cumbre extraordinaria de Bariloche promovida por el teniente coronel presidente con el propósito de condenar al Presidente Uribe por los acuerdos militares que ha concertado con los Estados Unidos. Por ser un acontecimiento reciente que todavía está fresco en la mente de mis lectores creo que no hace falta comentar, pero lo cierto es que salió con las tablas en la cabeza.
La semana pasada se efectuó la reunión del Consejo de Ministros de la Defensa de UNASUR en la cual una vez más el gerifalte pretendió manipular a la organización para colocar a Colombia nuevamente en el banquillo de los acusados, lo que llevó al gobierno del vecino país al borde de retirar su firma al tratado constitutivo de la organización.
Lo ocurrido en esas tres reuniones, a las cuales hay que agregar la preparatoria de la reunión de los ministros de la defensa en la cual poco faltó también para que terminara en reyerta, con toda seguridad debe estar pesando en el ánimo de los gobiernos y debe plantearles serias dudas acerca del futuro de UNASUR. Soy de los que piensan que UNASUR tiene sus contados y el autor del fracaso de ese laudable esfuerzo de integración tiene nombre y apellido. No es otro que el dictador que tenemos aquí por su empeño en manejarla a su antojo y porque lo ´`único que le interesa es utilizar a UNASUR para crear otra URSS: la Unión de Repúblicas Socialistas del Sur bajo la ideología (si es que puede llamarse así) del comunismo del siglo XXI.
Los únicos que parecen tener clara esa situación son los gobiernos de Colombia y de Perú. No tengo la menor duda de que para el gerifalte venezolano y su comunismo del siglo XXI Colombia es un eslabón clave. Los frecuentes conflictos que provoca o genera con Colombia sólo persiguen generar una reacción que degenere en un conflicto armado para, con el apoyo interno de las narco-guerrilla-terrorista instalar en Bogotá un gobierno fidelo-chavo-comunista como el que está implantando aquí. La siguiente víctima sería Perú. De allí continuaría la marcha con la chequera munífica para seguir captando los satélites de la nueva URSS.
Pareciera que los demás gobiernos democráticos de este subcontinente, o no se han dado cuenta de las verdaderas intenciones del dictador venezolano, o simplemente consideran que los negocios y los beneficios que obtienen del manirrotismo del gobernante venezolano son más importantes que los valores de libertad, independencia y soberanía.
El gobierno de Colombia habló “claro y raspado” cuando dijo que no está dispuesto a sacrificar la soberanía en la búsqueda de consensos en la región. «Colombia no puede sacrificar, intereses nacionales que son vitales por el prurito de estar bien con todos países de la región” advirtió el canciller Jaime Bermúdez.
www.adolfotaylhardat.net