Una isla de esclavos
La esclavitud de batas blancas es la punta del iceberg de la esclavitud generalizada que existe en la Cuba de los Castro. No es de extrañar que en cuanto es posible los cubanos se lanzan al mar para alcanzar su libertad.
La denuncia de que los médicos cubanos están sometidos a lo que se denomina “formas contemporáneas de esclavitud” (FCE) llega a la prensa internacional cuando un grupo de ellos, que huyó de Venezuela, introduce una demanda penal ante un juez estadounidense. El tema lo habíamos estado siguiendo en Venezuela desde hace varios años. En esta columna hemos hecho un análisis de esta explotación, en varias oportunidades.
Estos médicos que son pagados a precios internacionales – US $3.000 a 5.000 al mes- no reciben sino “casa y comida” y apenas unos US $100 mensuales- según confesaron algunos-pues el resto se lo embolsillan los Castro. Claro que se trata de una FCE, así como es la “trata de blancas” donde mujeres son obligadas a prostituirse; son separadas de sus familias y obligadas a vender sus cuerpos por “casa y comida”, reteniéndolas bajo la acusación de deudas, protección e incluso intimidación sobre ellas o sus familiares, mientras los “chulos” se quedan con la mayor tajada. Esos “chulos” nos han chupado tanto que después de todo el petróleo que le enviamos aún les debemos millones de dólares.
Pero lo grave es que, toda la isla es un gran campo de concertación con FCE. El socialismo, según los marxistas, se da cuando no hay burguesía y todos trabajamos para el Estado. Omiten decir que en estas circunstancias lo que se da es la explotación del Estado sobre sus ciudadanos.
El Estado socialista es de suyo un estado esclavista, allí el Estado puede disponer de la fuerza de trabajo (FT) de sus ciudadanos como una mercancía que vende al mejor postor, además de que determina cada aspecto de la vida del mismo, imponiendo condiciones de trabajo y vida, como lo hace con los médicos cubanos. Si un trabajador no puede disponer de su FT libremente es finalmente un esclavo moderno.
Es mucho más atractivo demandar a Venezuela y Cuba en cortes norteamericanas, será un juicio más rápido y más lucrativo, pero esta denuncia debe llegar a instancias internacionales. En la ONU existe un relator sobre FCE, e incluso en la OEA el tema tendría vigencia. Ningún gobierno se atreverá a hacer esto; queda en manos de las ONG hacerlo.
A los venezolanos: ¡Cuidado!, es ese el “mar de la felicidad” que nos espera con Chávez.