Una gira que no maduró
La respuesta a la denuncia de Colombia ente la OEA de que hay campamentos guerrilleros en Venezuela no sólo fue la ruptura de relaciones, sino también una tourne por los países sudamericanos del conductor de la política internacional bolivariana, imitación de aquella del canciller Ingles Chamberlain, quien con su política de appeasement (apaciguamiento), pretendía contener a la Alemania de Hitler-y no pudo. En ella trató de convencer que el gobierno de Uribe atacaría a Venezuela, antes del 7 de agosto, y que la solución era un plan de paz. Plan que resultó no ser una solución para apaciguar a Uribe frente a Venezuela, sino una propuesta para acabar el conflicto interno colombiano, un Plan de Paz para Colombia.
Para los colombianos el appeasement que buscan los bolivarianos no es más que otro plan para debilitar al gobierno bogotano y dar otra oportunidad a la narco-guerrilla de recomponerse, como hicieron en el gobierno de Pastrana. A quien ellos quieren apaciguar es a las FARC y al ELN, y derrotarlas militar y políticamente; y en eso no cederán. Insisten en que la presencia de la narco-guerrilla en Venezuela es el tema a resolver y proponen su desmovilzación con la colaboración del gobierno revolucionario, asunto impensable de este lado del “Arauca vibrador”.
Los que se creen dueños del patio, es decir Brasil, creadores de la UNASUR -organismo formalmente inexistente por falta de ratificación de varios Congresos, incluyendo mismo carioca- insistieron en que éste era el escenario adecuado y no la OEA. Dándole ventaja a los bolivarianos, pues en una discusión en la OEA Colombia invocaría la Resolución del Consejo Permanente 837 (1354/03), donde todos los países acordaron aplicar la resolución 1373 del Consejo de Seguridad de la ONU, y establecieron que los gobiernos no podrán dar refugio a miembros de las FARC “y quienes lo hagan son igualmente cómplices”. En esta discusión los bolivarianos tendrían mucho que perder. Y en UNASUR la propuesta de Colombia de verificar los campamentos en Venezuela, morirá de mengua.
El plan de cinco puntos de los cariocas tampoco se adoptó, pero aniquiló la pretensión del Plan de Paz para Colombia de la Casa Roja, rojita. En síntesis no se pudo llegar a un documento final. El tema salió de las manos de los “muchachos” e irá a las de los presidentes, claro después de que Santos asuma. Todo esto se sabía iba a suceder, así que lo que realmente se puso en marcha fue un show que terminó mostrando la tramoya.