Una decisión descabellada
y distinguidas personalidades que en el pasado ocuparon la presidencia de ese importante órgano. También ha generado reacciones sumamente firmes a nivel internacional.
Por supuesto, desde el oficialismo se pretende justificar esa disparatada e insensata medida. Los argumentos esgrimidos por sus principales voceros son sino simple repetición “al caletre” del libreto que reiteradamente le hemos escuchado al führer.
Sin embargo, deliberadamente soslayan aquel argumento según el cual la CIDH no se comportó ecuánimemente porque no emitió un juicio suficientemente categórico condenando lo que el chavismo se empeña en calificar como “el golpe del 11 de abril”, pero que en opinión del TSJ, rectificada después bajo presión, lo que hubo fue un vacío de poder con de la renuncia del jefe del Estado, “la cual fue aceptada”.
Es muy poco, o prácticamente nada, lo que yo pudiera agregar a todo lo dicho a través de los medios como condena del anuncio de que el Consejo Federal ha sido encargado de analizar y presentar su opinión acerca del abandono de la CIDH. Como es de esperar, parodiando a García Márquez, el análisis que hará el CdeE y su recomendación, será la crónica de una decisión tomada. Ninguno de sus integrantes se atreverá a contradecir a su jefe máximo. No olvidemos que el órgano judicial más alto del país emitió una sentencia insensata en la cual recomendó el retiro de Venezuela de la CIDH. La presidenta del TSJ es uno de los integrantes del CdeE.
Hay una arista de este tema que pienso debe ser tenida en cuenta.
Figuro entre quienes piensan que un sector del chavismo maneja la opción del fraude y si este no surte efecto, el recurso a la violencia para no entregar al poder. Ese sector lo integra quienes han amasado fortunas cuantiosas mediante actividades de corrupción y negocios dudosos con el gobierno. También están aquellos, sobre todo en el alto estamento militar, cuya “lealtad” al líder de la revolución ha sido premiada con posiciones dentro de la administración en los diferentes órganos del Poder Público. Ante la perspectiva cierta de tener que rendir cuentas a la justicia cuando llegue a su fin este régimen oprobioso, ese sector estaría preparando la reproducción en Venezuela de un escenario similar al de Siria.
Como aquí no ocurre nada sin esté enterado el führer, la inminente decisión de retirar a nuestro país de la CIDH pudiera ser parte de la preparación del terreno para no tener que rendir cuenta a la comunidad regional ni a la mundial. El führer sabe que rechazar un pronunciamiento categórico de la CIDH condenando el empleo de la fuerza y la violencia contra el pueblo estaría en abierta contradicción con la posición asumida por él mismo en el caso del 11A.
A lo mejor estoy hilando demasiado fino, pero creo que las declaraciones del ministro de la defensa según las cuales “candelita que se prenda, candelita que se apaga”; “estoy casado con la revolución; “la FAN está comprometida con el proceso”; “si el presidente es derrotado habrá una guerra civil” y otras similares, no deben ser tomadas a la ligera como simples “trapos rojos”. Detrás de ese trapo se esconde un estoque listo para ser utilizado en el momento preciso
Fuera de la CIDH el régimen se sentirá con las manos libres para agredir al pueblo indefenso y cualquier reacción internacional individual o colectiva, venga de donde venga, nunca tendría el mismo efecto de un pronunciamiento emitido por una institución de reconocida autoridad con el respaldo de la comunidad regional.
Finalmente, no puede descartarse la intervención en todo esto de la mano peluda de “papá Fidel quien ya ha advertido sobre un probable “rio de sangre” en Venezuela.