Un actor de Syriana hace eco de Oriana
Oriana Fallaci luchó durante varios años contra un cáncer de mama y no falto quien relacionara su drama personal con las posiciones, cada vez más radicales, que tomó en los últimos años alertando sobre el peligro del islamismo para Occidente, y en especial, para el continente en donde nació, que para ella ya estaba siendo conquistado por islamista radicales: “Eurabia”.
Fallaci se convirtió en un referente del periodismo en los años 60 y 70 como corresponsal en los conflictos de Vietnam, Medio Oriente, India-Pakistán y Latinoamérica, además de hacer cátedra en el género de la entrevista con los personajes más importantes de esas décadas. Sin embargo, será recordada, más, por sus viscerales obras contra lo que denominaba el Islamofascismo.
Sus planteamientos – que no distinguían entre la ideología de odio y terror de fundamentalistas islámicos de la gran mayoría de los musulmanes que viven pacíficamente – son muy cuestionables, pero Fallaci deja un legado importante al alertar cómo la extrema derecha y la extrema izquierda se dan de la mano con las tiranías más perversas del mundo y con grupos terroristas en su afán de criminalizar solo a Estados Unidos y a sus aliados más allegados, selectivamente, ignorando crímenes cometidos por países del mundo que para ellos no es conveniente denunciar. Así, Castro y Chávez se abrazan con el iraní Ajamadineyad y el dictador sirio Assad, sin mayores reacciones de repudio contra sus regimenes opresivos.
Quizá no es coincidencia que el día cuando falleció Oriana Fallaci, un norteamericano muy crítico de las políticas de su país, el actor George Clooney, y el Premio Nóbel de la Paz de 1986, el escritor judío sobreviviente del Holocausto, Elie Wiesel, urgieron al Consejo de Seguridad de la ONU a que intervenga en el único genocidio que está ocurriendo ahora, ante nuestras narices: El perpetrado por el gobierno islamista de Sudán que metódicamente masacra a minorías étnicas y cristianas en la zona de Darfur.
La ONU se desentendió de los genocidios Camboya, los Balcanes y Ruanda, recordaron Wiesel y Clooney, señalando que futuras generaciones no perdonarán a la nuestra si no hacen nada por la capital actual del sufrimiento humano: Darfur.
Los ecos de Oriana y su crítica a un mundo hipócrita que solo actúa cuando hay motivaciones ideológicas de por medio, y mudo ante los crímenes de países musulmanes con grandes recursos energéticos como Sudán, se escucharon en la voz del actor premiado por el filme de Syriana.