Terrorismo globalizado
No todo está dicho sobre los espantosos actos terroristas del pasado 11 de septiembre que tuvieron como escenarios las ciudades de Nueva York (World Trade Center) y Washington (Pentágono). Así, para el presidente de los Estados Unidos es el comienzo de la primera guerra del siglo XXI y como tal hay que analizar lo sucedido, razón suficiente para que el lenguaje del gobierno estadounidense al referirse al asunto haga énfasis en el componente militar de las posibles reacciones que adopte en respuesta al “enemigo sin rostro” que urdió las satánicas acciones que han enlutado a una sociedad ejemplar como la suya, en cuanto hace referencia sobre todo a la vigencia del sistema democrático, abierto, libre y plural.
Pasará mucho tiempo antes de que pueda siquiera pensarse en un posible agotamiento de tema tan fascinante pues, no en balde, ha sido golpeada por la violencia terrorista, de modo efectivo al par que increible, la primera potencia mundial desde todo punto de vista. Afortunadamente la población ha reaccionado en forma ejemplar frente a la catástrofe y, como es de esperar, ya se están acometiendo las medidas necesarias para adelantar el proceso de reconstrucción de la infraestructura destruida que, por supuesto, no alcanza de ningún modo para superar la inmensa tragedia que afecta a miles de hogares por las irreemplazables e insustituibles pérdidas humanas. Por cierto, a ese respecto, vale anotar que, tal como dramáticamente corresponde a un mundo globalizado, la nacionalidad de las víctimas abarca no solamente estadounidenses sino también nativos y nativas de otros países (hasta ahora se han detectado 35 diferentes nacionalidades), en proporción apreciable de América Latina, entre quienes se cuentan de conformidad con un despacho de AFP, una dominicana, un peruano, un chileno y una hondureña, a los que habría que añadir, tres venezolanos y dos colombianos, nómina que lamentablemente habrá de incrementarse en razón de los hasta ahora considerados como “desaparecidos” que, al decir, de sus respectivos Consulados pueden ser varios centenares que trabajaban en las torres gemelas del Centro Mundial de Comercio (500 entre hondureños y salvadoreños, 28 brasileños, 19 mexicanos, 199 colombianos, 23 ecuatorianos y 5 argentinos).
Lo apuntado en el párrafo anterior contribuye a explicar, entre otras razones, el motivo de que a este desastre se le haya identificado como una acción terrorista globalizada y planetaria puesto que, si bien es cierto que ha perjudicado en grado no totalmente cuantificado, en primer término, al gobierno y al pueblo de los Estados Unidos, no es menos cierto que, además de las víctimas cuya procedencia geográfica son otros países, también pudieran serlo otros tantos gobiernos que deben examinar en profundidad lo ocurrido en Nueva York y Washington a fin de asumir las políticas apropiadas para enfrentar esta terrible amenaza que, en definitiva, trata de destruir los valores fundamentales de la sociedad contemporánea identificada en el plano político tanto con el ejercicio democrático como con el reconocimiento de los derechos humanos. De allí que se justifica el planteamiento asomado por el gobierno estadounidense, en una primera reacción, para conformar una alianza anti-terrorista de naciones, la cual esté dotada de los recursos suficientes, de toda índole, para combatir este moderno flagelo.
Venezuela, como se desprende de las declaraciones oficiales que hasta ahora se conocen sobre el particular, al parecer se encuentra comprometida a participar, de acuerdo con sus capacidades, en las proyectadas iniciativas multilaterales destinadas a la lucha contra el terrorismo en dondequiera éste despliegue su conducta asesina. Es de esperar, pues, que no surjan más adelante contradicciones sobre el tema en el alto gobierno dada la peculiar naturaleza y significado trascendente de la cuestión de que se trata, la cual no admite mediastintas ni subterfugios de ninguna clase.