Tercermundismo comercial
(%=Image(8022526,»L»)%)Buenos Aires (AIPE)- Los tratados de «libre comercio» cada vez se alejan más del ideal que tenían grandes economistas, como Jacques Rueff, que los impulsaban como verdaderos caminos liberalizadores del mercado. Hoy, más bien, se parecen a negociados entre socialistas para ver quién se queda con qué parte del comercio. Así, las reuniones y cumbres, para discutir tratados, cada vez son más costosas, más numerosas y burocráticas, favoreciendo a los políticos que disfrutan de ellas, en donde este ideal socialista se nota en una cada vez mayor posición anti EEUU. Aunque, EEUU también mantiene algunas posiciones contrarias al mercado, como los subsidios agrícolas.
Durante la III Cumbre de Jefes de Estado de América Latina, el Caribe y la Unión Europea (UE) en Guadalajara, que reunió el 27 y 28 de mayo a 33 países de la región además de los europeos, con la presencia, entre otros, de los presidentes de Brasil, Chile, México, España, Francia, Venezuela y el premier alemán. Se trataron aspectos del multilateralismo y el comercio, el apoyo a la Corte Penal Internacional, la condena a la tortura y los crímenes de guerra y otros temas. Varios gobiernos latinoamericanos, con evidente sentimiento antinortamericano, propusieron condenar a EEUU por las torturas a prisioneros iraquíes y el trato a los presos de Guantánamo, a lo que la UE se opuso.
Se anunció la decisión de finalizar un acuerdo de libre comercio entre la UE y el Mercosur para octubre, aunque no se resolvieron aún los dos conflictos básicos: los subsidios agrícolas que la UE pretende mantener y la reticencia de Brasil a flexibilizar su régimen de inversiones. También se trató el lanzamiento de negociaciones entre la UE con Centroamérica y la Comunidad Andina de Naciones. Recordemos que, para América Latina, la UE constituye su principal fuente de inversión extranjera directa, que ascendió a 206.000 millones de euros en 2002.
Lula venía desde Pekín, mientras que Kirchner prepara un viaje para junio a China. Lula, ya estuvo en la India en 2003 y firmó acuerdos sobre fármacos, remedios genéricos, “software” y tecnología espacial, y conversó sobre desarrollo nuclear. Acompañado de nueve ministros, seis gobernadores de estados, una docena de parlamentarios y casi 500 empresarios, el presidente brasileño dijo que se trataba de “la mayor delegación que nunca salió del país, lo que demuestra la importancia que otorga a China»; lo que no dijo es quién paga esta barbaridad: los ciudadanos con sus impuestos.
Con China, Brasil tiene millonarios negocios en acero y soja. Fuera de lo comercial, el presidente brasileño, concluyó su visita con confianza para cimentar la «alianza estratégica» política y económica, declaró al finalizar su viaje, que calificó como «el de mayor éxito de la política exterior brasileña». Con el jefe de Estado, Hu Jintao, Lula abordó el diálogo sur-sur y la alianza de países en desarrollo, apostando por un nuevo orden internacional “más justo y democrático”, basado en el multilateralismo y el respeto a la ONU.
Muchos ven una reedición “light” (más mercantilista y menos insurgente) de otros intentos del Sur. La referencia inevitable es la Conferencia de Bandung (1955) y las versiones que siguieron. En aquella ciudad indonesa se reunieron 29 naciones de Asia y Africa -entre ellas China, India, Japón, Egipto, Irak, Turquía y Pakistán- con 8% del PIB mundial y 1.500 millones de personas, pretendiendo equidistancia (la “tercera posición”), de EEUU y la URSS. Y ya se habla de la incipiente alianza BRIC (Brasil, Rusia, India y China), países que, más EEUU y Japón, serían los seis con mayor potencial para el 2050. China, el número 1; EEUU el 2, la India el 3.
Lula, con el Mercosur, formó el G-3 con India y Sudáfrica en junio pasado. Si ahora se suman China y Rusia, podría formarse un G-5. En septiembre, Brasil impulsó el G-20 para resistir las posturas de EEUU, Europa y Japón en la Organización Mundial del Comercio, ayudando al fracaso de la cumbre de Cancún. Pekín y Brasilia acordaron continuar su actividad dentro del G-20.
(*): Miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE (Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas).