Socialismo español de visita en Sudamérica
(%=Image(8022526,»L»)%)Buenos Aires (AIPE)- Venezuela es cada día más un antro de terroristas. Brasil fomenta el alejamiento del ALCA y de Estados Unidos, a la vez que promueve para mayo una cumbre con países árabes que no condena abiertamente las actividades terroristas. Bolivia está acosada por un presidente estatista y populista, Carlos Mesa, quien a su vez está abrumado por las protestas sociales. El Estado argentino no paga a sus deudores, pero maltrata a las empresas con agresiones verbales, multas confiscatorias, regulaciones mortíferas, para finalmente estatizarlas. Y Ciudad del Este, en Paraguay, en la «triple frontera» con Argentina y Brasil, sigue bajo fuerte sospecha de ser refugio de terroristas islámicos, gracias a la extendida corrupción política existente en la zona.
Mientras estas cosas ocurren, el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, con mucho entusiasmo resalta «el carácter estratégico del vínculo con América Latina». ¿Qué significado tendrá eso? Menos mal que la crisis entre Venezuela y Colombia, a consecuencia de la detención de un dirigente terrorista de las FARC colombianas en territorio perteneciente a Chávez (antiguamente territorio venezolano), es uno de los motivos para que no se concretara la escala de Zapatero en Caracas.
Sucede que el presidente español inició el 23 de enero una gira de cinco días por Brasil, Argentina y finalizando en Chile. El objetivo del viaje es «impulsar las relaciones políticas y económicas con esta región». En Brasil impulsa el «Acuerdo de Asociación Estratégica» bilateral y trata acuerdos sobre cambio climático, educación y turismo, la situación de la inversión española, la adopción de medidas en la lucha contra el hambre y la pobreza.
El 25 de enero, Zapatero viajó a Buenos Aires en la primera visita de un jefe de Gobierno español a Argentina desde 1997, cuando Aznar se reunió con Menem. Discute con Kirchner sobre el futuro de las inversiones que, por más de 40.000 millones de dólares, realizaron empresas españolas aquí durante la década pasada y que convirtieron a España en el segundo inversor extranjero en la Argentina, inversiones que ocupaban en 2004 a 130.000 trabajadores y profesionales. Entre los objetivos de las conversaciones está sentar las bases para firmar próximamente un Acuerdo de Asociación Estratégica similar al que existe con Brasil.
Acompaña a Zapatero una delegación de empresarios españoles a la Argentina. Es el primer grupo de empresarios españoles que viene a Argentina en varios años, pero se trata de 20 pequeñas y medianas empresas, con facturaciones anuales que oscilan entre los 5 y los 25 millones de euros. Lo cierto es que las grandes empresas españolas preferirían mudar sus centros de negocios regionales fuera de Argentina, ya que este país es cada día menos importante económicamente. De hecho, durante 2005, el flujo de capitales netos privados hacia la Argentina rondará por los 2.000 millones de dólares, una pequeña fracción de los 22.000 millones invertidos en 1999.
En Chile, su presidente Ricardo Lagos y Zapatero intercambiarán opiniones sobre cuestiones como la lucha contra el hambre, la defensa del multilateralismo y la reforma de la ONU. También se reunirán para un desayuno con el presidente electo de Uruguay, Tabaré Vázquez. Otro tema obligado de discusión es la crisis entre Venezuela y Colombia.
En fin, es toda una serie de «acuerdos» entre dirigentes, a fuerza de viajes y burocracia, que financiamos con impuestos los ciudadanos para integrar a los pueblos, como si la desintegración fuera un fenómeno natural y no la consecuencia de las aduanas, aranceles, controles migratorios y todas las trabas burocráticas que estos mismos dirigentes imponen a sus pueblos.
(*): Miembro del Departamento de Investigaciones de la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE).