Sin principios no sirve la ONU
La última reunión anual de las Naciones Unidas en septiembre del 2009 pareciera indicarnos que estamos frente a un quiebre de los fundamentos básicos del sistema de Naciones Unidas. La ONU como estructura formal y su capacidad de respuesta es más débil en estos tiempos. Por primera vez, en muchos años, después de evaluar los alcances y resultados de este periodo de sesiones se puede intuir que el llamado a la búsqueda de un Nuevo Orden Internacional puede ser que este definitivamente a la vuelta de la esquina. Orden este , que a diferencia del defectuoso anterior, parece estar signado por convertirse en un orden caracterizado por un gran desorden tanto en los consensos sobre las visiones, agendas, en la operatividad de los organismos internacionales y particularmente en la actuación formal entre los propios estados que la conforman. En otras palabras, nos estamos encaminando hacia una estructura indisciplinada, sin coherencia, llena de mandatos y decisiones que sirven mas para sustentar su propia burocracia que para garantizar un fortalecimiento del sistema que se caracterice por el cumplimiento, la capacidad de prevenir y ejecutar acciones sobre aquellas realidades internacionales que requieran de acciones preventivas y de restitución cuando así sea necesario.
Como pasa con muchos organismos internacionales no pasara mucho tiempo para que la pregunta más común sea, para que sirven muchas de las estructuras internacionales cuando sus agendas se quedan más en buenas intenciones, mucha burocracia y poca capacidad de hacer cumplir los mandatos y aspiraciones de la mayoría de los países miembros. Son pocas las instancias internacionales que pueden hoy día demostrar capacidad de acción ante aquellos países, gobiernos o Jefes de estado que violen los compromisos internacionales.
Los encuentros anuales cada vez mas sirven para que Jefes de estado usen la plataforma de Naciones Unidas para sus propias agendas nacionales y para la retorica internacional que para dar verdaderas soluciones y generar mandatos que pueda prevenir las dramáticas contradicciones entre los estados. El exceso de micrófono se sobrepone al ejercicio de la diplomacia formal, disciplinada y prudente de otras épocas.
Como nunca, el pódium más importante de las Naciones Unidas ha servido para insultarse entre líderes, ofender pueblos y culturas y en definitiva para dejar una sensación de vacío de que el mundo pareciera no salir de su propia trampa en donde en nombre de la legitimidad de los estados todo es posible y aceptado hasta tanto y cuando un grupo de países poderosos así lo acepten. Desorden, verdades a medias, complacencia y la ausencia de la otra gran parte de las Naciones Unidas, la sociedad real, los pueblos, la sociedad civil, los verdaderos actores es la cara cotidiana de esa organización. Pasan los años y la misma ONU que se hizo la vista gorda en Ruanda sigue con su agenda de “business as usual”. Los buenos deseos, el reconocimiento de los grandes males de la humanidad son expuestos una y otra vez cara al mundo, con miras a las audiencias mediatizadas por las prensas nacionales, mientras que muchos de los estados que pregonan, violan los mismos principios y políticas en sus países que exigen al resto del mundo. Buen ejemplo de ellos son los temas relacionados al ambiente, el armamentismo, la pobreza, la democracia, la libertad, entre otros
Qué paso con las doctrinas públicas de los estados en materia de política internacional? Los dogmas con relación al rechazo a la intervención extranjera en los asuntos internos de otros países? La defensa absoluta a las libertades fundamentales de los pueblos? Por qué hacerse la vista gorda ante el desprecio en algunos países por la democracia, por el respeto hacia las disidencias nacionales, el tratamiento de los temas de género. Por qué la ONU vacila en denunciar graves crímenes sociales cometidos en muchos de sus estados miembros, la intervención de otros países en los asuntos internos de otras naciones. Por qué tantas violaciones de convenciones internacionales. Quién contabiliza y responde a los ciudadanos del mundo de los avances resultados y de los mandatos emanados de las resoluciones de las Naciones Unidos. Cuántos estados incumplen las obligaciones que han contraído con su membrecía. Quién los contabiliza, les reclama, los obliga?
Se aleja la comunidad internacional de uno de los principios de la Declaración de Principios de Derecho Internacional .La obligación de no intervenir en los asuntos que son de jurisdicción interna de los estados. Este es que ningún país, o grupos de países, tienen derecho de intervenir directa o indirectamente, y sea cual fuere el motivo, en los asuntos internos o externos de cualquier otro….ningún estado puede aplicar o fomentar el uso de medidas para coaccionar a otro estado……entonces, hasta cuando nuevas resoluciones con relación al embargo a Cuba y no cambia nada. Por que se ha permitido tantas intervenciones……quien sanciona a que estado por sus actuaciones…….En otras palabras, el sistema es débil, viola sus postulados, sus mandatos y resoluciones que en su mayoría no se aplican. Mientras tanto los pueblos al margen de las decisiones de sus gobiernos en materia internacional.
En definitiva el desorden internacional debilita a los pueblos sobre todo a los más débiles. El incumplimientos de principios convierte a la ONU en un cascaron vacio que atenta precisamente contra las sociedades más vulnerables y resguarda a las naciones que violentan principios básicos de la convivencia humana. La falta de sanciones verificables tanto para los estados como a los individuos convierte al mundo en anárquico y retrogrado antes las aspiraciones de los pueblos. La retorica, el irrespeto entre las naciones y el incumplimiento permanente de los mandatos de las Naciones Unidas debilita el progreso y la búsqueda de paz internacional. Si los llamados a nuevo orden internacional tienen como premisa la sinceridad tendrán que entender que cualquier nueva configuración debe tener como marco los cimientos del Derecho internacional. La ONU debe efectivamente ser un club de naciones y no solo de los Gobiernos .Un nuevo orden internacional obliga a mayor transparencia mayor legalidad en Instituciones Internacionales más fuertes que superen la preeminencia de los estados.
Avocamos desde estas líneas por una ONU solida con capacidad de acción y de maniobra. No nos conformamos con lugares comunes como los de la reforma de las Naciones Unidas sin propuestas concretas y que superen más que la simple aspiración de una organización sin capacidad de veto. Las sociedades civiles en su conjunto deben tener un mayor papel en la organización. Las Organizaciones no Gubernamentales deben tener mayor espacio y los principios fundamentales de la coexistencia y el respeto por los derechos humanos deben ser principios no negociables. Un NOI debe cerrarle paso a los nacionalismos por encima de los valores de la comunidad global, a la competencia por encima de la cooperación y a la posibilidad de que existan dominaciones de unas naciones por otras. El multilateralismo es aun débil.