Opinión Internacional

¿Se dividirá Irak?

La mayor parte de la información que circula en el mundo sobre la situación en Irak, trasmitida generalmente por las principales agencias de noticias, difícilmente contiene el trasfondo de los sucesos, la verdadera razón política que se desarrolla ni los complejos intereses en juego, que el lector interesado también tiene derecho a conocer. Ello está reservado al ejercicio de otro tipo de periodismo, el periodismo de investigación, de muy difícil realización, porque sin ser investigación científica periodística incorpora algunos pasos de la metodología científica.

¿Quién es Hersh?

(%=Link(«http://www.twbookmark.com/authors/83/677″,»Seymour M. Hersh»)%) es uno de los más connotados periodistas de investigación estadounidenses. Se hizo conocer en 1969, como periodista independiente, al denunciar la masacre de My Lay ocurrida en Vietnam del Sur durante la guerra de Vietnam, cuya cobertura lo hizo acreedor al Premio Pulitzer de reportajes internacionales en 1970. Graduado en la Universidad de Chicago, fue corresponsal de Associated Press en el (%=Link(«http://washingtonpost.com»,»Washington Post»)%) y luego reportero de (%=Link(«http://www.nytimes.com»,»The New York Times»)%). Ha escrito ocho libros, uno de los cuales, El precio del poder: Kissinger en la Casa Blanca de Nixon, le permitió ganar el premio del Círculo de la Crítica Nacional del Libro y el de biografías del diario (%=Link(«http://www.latimes.com»,»Los Angeles Times»)%). Se hizo merecedor cuatro veces al premio George Polk.

Actualmente, Hersh contribuye regularmente con el semanario (%=Link(«http://www.newyorker.com»,»The New Yorker»)%) sobre asuntos militares y de seguridad nacional, en una columna titulada: Anales de la Seguridad Nacional. Como dedicado periodista de investigación, fue objeto de una querella judicial adelantada por (%=Link(«http://www.disinfopedia.org/wiki.phtml?title=Richard_N._Perle»,»Richard Perle»)%), de quien se dice es el cerebro gris de la política de Estados Unidos en Irak. Protagonista de un artículo de Hersh titulado: Almuerzo con el Jefe, Perle lo amenazó públicamente de demandarlo por difamación en Inglaterra, donde el estándar probatorio es mucho más laxo que en los Estados Unidos, pero falló en el procedimiento. “Es la cosa más próxima a un terrorista que tiene el periodismo estadounidense”, fue la expresión de Perle sobre Hersh.

En mayo de 2004, Hersh publicó una serie de artículos en los cuales describía y mostraba vergonzosas fotografías sobre las torturas infligidas por miembros de la Policía Militar de los Estados Unidos a detenidos iraquíes en la prisión de (%=Link(«http://analitica.com/va/internacionales/opinion/8248197.asp»,»Abu Ghraib»)%). Hay aseveraciones según las cuales personal contratado no-militar contribuyó a las torturas, así como la ejecución de órdenes de inteligencia de la CIA de “preparar” a los prisioneros para los interrogatorios. Se mencionó que ello era una práctica usual en otras prisiones, tales como en Afganistán y Guantánamo. Hersh fue más allá al publicar un artículo en el que sostenía, que los abusos eran parte de un programa de interrogación secreto, conocido como Copper Green, extendido hacia Irak con el visto bueno directo del Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, para controlar la creciente insurgencia de la población. El Gobierno de los Estados Unidos siempre negó tales acusaciones.

La contribución más reciente de Hersh

En reciente artículo del 28 de junio de 2004, Hersh publica el resultado de numerosas entrevistas realizadas a funcionarios y diplomáticos de Europa, Estados Unidos y el Medio Oriente sobre los intereses geopolíticos que podrían conducir al desmembramiento de Irak. Pero anteriormente, (%=Link(«http://news.bbc.co.uk/go/pr/fr/-/hi/spanish/international/newsid_3514000/3514574.stm»,»Leslie Gelb»)%), un veterano periodista de Washington y académico que es presidente emérito del prestigioso Consejo de Relaciones Internacionales, articuló la idea de dividir a Irak en tres zonas y la publicó en una columna en el The New York Times, a finales de 2003.

En julio de 2003, dos meses después de haber finalizado la campaña militar estadounidense en Irak, los israelíes, entusiastas defensores de la misma, comenzaron a alertar a la Administración Bush sobre el surgimiento de una fuerte insurgencia durante la ocupación. La inteligencia israelí había detectado que los insurgentes, nativos y extranjeros, recibían apoyo de Irán, a través de la desprotegida frontera entre Irak e Irán. Sugirieron a los Estados Unidos sellar los mil cuatrocientos kilómetros de la frontera. Se sospechaba, que los iraníes crearían organizaciones sociales y de caridad encubiertas y que las emplearían para reclutar adeptos a fin de lanzarlos en ataques armados contra las fuerzas de ocupación. La frontera permaneció abierta. Los hechos han demostrado lo acertado de la información israelí.

Sin deseos de abrir un nuevo frente con Irán, ante el incremento de las actividades de la insurgencia y presionados por sus neoconservadores, quienes atrincherados en su autosuficiencia en Washington creían que podían resolver el problema sin ayuda de los aliados, la administración Bush decidió trasladar a Irak el modelo de Guantánamo. Esto condujo al escándalo de las torturas a los detenidos en la prisión de (%=Link(«http://analitica.com/va/internacionales/opinion/8248197.asp»,»Abu Ghraib»)%).

¿Israel amenazado?

A finales de 2003, golpeada por la violencia y nuevos informes de inteligencia, la administración Bush decidió cambiar su política del solitario al fijar para el 30 de junio de 2004 la fecha de la transmisión de la soberanía iraquí a un gobierno provisional, con la ayuda de la ONU. Por medidas de seguridad la fecha se adelantó dos días. Los funcionarios entrevistados le contaron a Hersh que Israel había llegado a la conclusión de que la administración Bush era incapaz de democratizar ni lograr la estabilidad de Irak, por lo que Israel necesitaba otras opciones en la región. El gobierno del Primer Ministro Sharon decidió minimizar el daño que la guerra le causaba a Israel en sus posiciones estratégicas expandiendo sus relaciones con los curdos de Irak y estableciendo una presencia significativa en la región semi-autónoma de (%=Link(«http://rwor.org/a/1227/kurdmain_s.htm»,»Curdistán»)%); movimiento temerario que podría crear más caos y violencia a medida que creciera la insurgencia iraquí.

Inteligencia israelita y operaciones militares son ahora actividades comunes en Curdistán, tales como el entrenamiento de unidades de comandos curdos y, más importante para Israel, la ejecución de operaciones encubiertas en las áreas curdas de Irán y Siria. Israel se siente particularmente amenazado por Irán, cuya posición en la zona se ha fortalecido por la guerra. Las operaciones israelitas incorporan a miembros de su servicio de inteligencia Mossad en Curdistán, encubiertos como hombres de negocios que, en algunos casos se desplazan sin pasaporte de Israel. Las partes involucradas callan o simplemente niegan las informaciones.

El plan B

La decisión de Israel de afianzar su presencia en Curdistán, conocida como Plan B, ha generado tensiones entre Israel y Turquía y provocado una nueva alianza entre Irán, Siria y Turquía, naciones en las cuales existen significativas minorías curdas. Los turcos están preocupados por la creciente presencia israelita en Curdistán y el supuesto estímulo a las ambiciones curdas de crear un Estado independiente, así como la observación de que las operaciones de la inteligencia israelita en el norte de Irak incorporan también actividades contra sirios e iraníes, incluyendo el soporte a curdos sirios e iraníes que son opositores a sus respectivos gobiernos.

Es de recordar, que para los curdos el Curdistán histórico se extiende más allá de la frontera de Irak con partes de Irán, Siria y Turquía, naciones que temen, a pesar de garantías públicas en contrario, que Curdistán declare su independencia del gobierno interino de Irak, si las condiciones no mejoran después del 30 de junio de 2004.

Las acciones israelitas en Curdistán no son nuevas. En las últimas cuatro décadas Israel ha apoyado activamente la rebelión curda contra Irak, como parte de su política estratégica que buscaba alianzas con los no-árabes en el Medio Oriente. En 1975, los curdos fueron traicionados por los Estados Unidos, cuando Washington aprobó la decisión del Shah de Irán de retirar el apoyo a las aspiraciones curdas de (%=Link(«http://rwor.org/a/1227/kurdmain_s.htm»,»autonomía»)%) en Irak.

Traición y violencia para los curdos iraquíes se hizo la norma en las dos décadas siguientes. Dentro de Irak los curdos fueron reprimidos brutalmente por Saddam Hussein, quien los bombardeó con armas químicas. En 1984, el Partido de los Trabajadores de Curdistán (%=Link(«http://www.nodo50.org/kurdistan/pkk.htm»,»PKK»)%) inició una campaña de violencia separatista que duró quince años; de las treinta mil víctimas ocasionadas, la mayoría fue curda. El gobierno turco reprimió sin misericordia a los separatistas y logró capturar al líder del PKK (hoy redenominado (%=Link(«http://www.kurdmedia.com/reports.asp?id=1728″,»Kongra-Gel»)%)), Abdullah Ocalan.

La amenaza sobre Kirkuk

Existen temores de que los curdos se movilicen para capturar la ciudad de Kirkuk junto a las substanciales reservas de petróleo en sus alrededores. Kirkuk es dominada por los árabes-iraquíes, muchos de los cuales fueron reubicados allí hace casi tres décadas, como parte de la campaña de Hussein de “arabizar” la región. Pero los curdos consideran a Kirkuk y su petróleo como su patria histórica. Si Kirkuk es amenazada por los curdos, los insurgentes sunitas y los turcomanos se movilizarán hacia allí produciéndose un baño de sangre, según un experto militar estadounidense. Aún si los curdos toman Kirkuk no podrán transportar el petróleo fuera de Irak, porque todos los oleoductos corren por tierra sunita-árabe.

Un Curdistán independiente con suficiente petróleo aumentaría la inestabilidad en el Medio Oriente, independientemente de lo que suceda luego en Irak. Algunos sectores de la administración Bush (la encabezada por el Subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz) tolerarían un Curdistán independiente, lo que según analistas sería un error, ya que equivaldría a la creación de un nuevo Israel, un Estado paria en medio de naciones hostiles.

Una declaración curda unilateral de independencia dispararía una inmediata respuesta turca, posiblemente una guerra y arruinaría lo que ha sido una importante alianza para Israel. En la última década Israel y Turquía han establecido fuertes lazos diplomáticos y económicos. Sin embargo, la oposición turca a la guerra de Irak ha hecho muy tirantes dichas relaciones. Pero Turquía permanece orientada hacia Occidente, particularmente a través de la OTAN. En contraste, las relaciones entre Turquía y Siria han sido tensas durante años, en ocasiones próximas a confrontaciones abiertas e Irán y Turquía han sido tradicionales rivales de la región. La ruptura de la alianza turco-israelita sería un gran revés para la región. Sin embargo, con la excepción de Curdistán, los israelíes ven como hostil a toda la región. Israel está convencido de que Irán, conducido por una rígida teocracia, se encuentra a punto de desarrollar armas nucleares y que, con la ayuda de Siria, planea reforzar el terrorismo palestino si Israel se retira de la franja de Gaza.

Los temores de los actores

El objetivo inmediato de Israel para después del 30 de junio de 2004 es reforzar las unidades de comando curdas para contrarrestar a las milicias shiitas, especialmente aquéllas hostiles (como las dirigidas por el joven líder religioso radical (%=Link(«http://news.bbc.co.uk/2/hi/middle_east/3131330.stm»,»Moqtada al-Sadr»)%) al tipo de orden en el sur de Irak que a Israel le gustaría ver. Si una milicia fanática sunita del partido Baath tomara el control, los israelíes no dudarían en lanzar a los curdos contra ella. Las fuerzas armadas curdas tienen unos setenta y cinco mil miembros, muy superior al de las milicias sunitas y shiitas juntas.

Las preocupaciones turcas por la creciente relación entre Israel y los curdos no cesa, ya que en su opinión los mismos comandos curdos entrenados para actuar en Irak podrían hacerlo también en Turquía. Al alinearse con los curdos, Israel coloca ojos y oídos en Irán, Irak y Siria para fines de inteligencia. No existe en ello ética alguna, sólo Realpolitik. Aún cuando inaceptable para la administración Bush.

Aparentemente, Estados Unidos continúa malinterpretando a Irán. La pregunta crítica es: ¿Cuál sería el comportamiento de Irán frente a un Curdistán independiente con estrechas relaciones con Israel? Irán no desea una fortaleza militar extraña en su frontera. ¿Qué van a hacer los Estados Unidos sin poder solicitar ayuda o participación de Irán y Siria para contener la situación, naciones que lógicamente desearían una contrapartida? Parece, entonces, que los iraníes serían los ganadores en la región.

Según analistas, el principal problema de seguridad nacional de Israel es Irán y su esfuerzo nuclear. Si su presencia en Curdistán le permite monitorear tales esfuerzos, sería negligencia de Israel no estar allí, una presencia de mayor valor que su creciente cooperación con Turquía. Antes y después de la guerra, Israel ha estado activo en Curdistán, lo que es muy peligroso para Turquía y el mismo Israel. Los turcos no desean ver un Irak dividido, ni lo ignorarán.

Las consecuencias de una división

Un Irak divido llevará más lágrimas, sangre, destrucción y dolor al Medio Oriente. Si Irak se divide, el mundo se preguntará si se debió a una inexplicable agenda secreta de los Estados Unidos. La situación sería equiparable al desmoronamiento de Yugoslavia, con la salvedad de que no había petróleo de por medio. Pero Kirkuk podría ser el Sarajevo de Irak. Si algo sucede allí, la crisis será imposible de contener. La guerra del petróleo continúa entre bastidores. La tarea que aguarda al nuevo Gobierno provisorio iraquí es enormemente delicada, aún inexperto en el manejo político internacional. Ante esta realidad, el juicio a Hussein y algunos de sus estrechos colaboradores aparece como un globo de distracción y hasta carente de significado estratégico.

El verano se calienta. Cristianos, sunitas y shiitas comienzan a abandonar Irak hacia Jordania, Líbano y el Golfo. Nadie vislumbra el futuro. Ni siquiera los Estados Unidos. Sin embargo, todos están convencidos acerca de lo explosivo de la situación política, alimentada, además, con petróleo y gas.

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