Opinión Internacional

Sandinistas divididos

En Nicaragua, la mano de Chávez, y sus petrodólares, ha logrado que el FSLN (Frente Sandinista de Liberación Nacional) se dividiera en dos grupos, hasta ahora, irreconciliables. Mónica Batoldano, dirigente del Movimiento El Rescate del Sandinismo, quien fue heroína de la lucha contra el somocismo, con el grado de Comandante Guerrillera y más tarde Viceministra de la Presidencia, y luego Ministra de Asuntos Regionales desde 1982 a 1990, miembro de la dirección del FSLN y electa diputada en 1997, fue excluida del FSLN por su oposición al pacto entre Daniel Ortega y el ex presidente Arnoldo Alemán (1997-2002) quien había sido jugado por corrupción.

Cómo se generó este pacto entre políticos tan opuestos ideológicamente? Aunque no se crea, Daniel Ortega, acusado por los movimientos feministas del mundo de haber sido el violador de su hija, había quedado en minoría en el parlamento (Asamblea) de Nicaragua, controlado por la derecha liberal de Alemán; según la parlamentaria sandinista, este hecho llevó a Ortega, siguiendo los consejos de Chávez y, usando el dinero que éste envía periódicamente desde Venezuela, convencer a los liberales de manejar todos los negocios originados con el dinero venezolano, pasando a segundo plano y, como distracción, su verborrea antiimperialista, siguiendo las estructuras discursivas de Chávez en Venezuela, quien también despotrica en contra del imperialismo mientras que en negocios se ha alineado hasta con las empresas del presidente estadounidense George W. Bush.

La corrupción, según han denunciado los asambleistas sandinistas, ahora minoritarios en la Asamblea, se ha establecido casi como norma en Nicaragua. No hay acción venezolana, dicen, que no tenga su gran dosis de corrupción de ida y de vuelta; es decir, no solo se ejerce la corrupción en Nicaragua, sino que también los miembros del gobierno venezolano y los empresarios «chavistas» asignados para los diversos negocios, también toman sus porcentajes de los «odiados dólares capitalistas».

La revolución de Daniel Ortega, no es otra cosa que retórica, sostiene la diputada Baltodano y, en la actualidad, todas las políticas del «danielismo», como llaman despectivamente al FSLN que se quedó con la dupla Ortega-Chávez, no son más que una continuación de las que tomaron los gobiernos precedentes de Violeta Chamorro, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños.

Los rescatistas del sandinismo, acusan a Ortega de profundizar la exclusión social en su país (Baltodano 2008) y de concentrar la riqueza en pocas manos, entre una nueva clase social emergente que sería similar a la de los empresarios bolivarianos en Venezuela.

El programa elaborado con el Fondo Monetario Internacional FMI tan acusado e insultado por Ortega, Chávez, Morales y Correa, a quienes se les llama en Latinoamérica «el gang de los 4», fue hecho por los sandinistas a medida de sus necesidades y visión, como lo hicieron, anteriormente los gobiernos de Chávez y Lula en Venezuela y Brasil, respectivamente; es decir, si fracasan las políticas econ�micas, no pueden culpar al FMI, sino que a sus propios genios económicos. Así, el programa planteado por Ortega al FMI, congeló los salarios de los principales gremios nicaragüenses: léase salud y educación y, lo que más molesta a los nicaragüenses, es que, por ejemplo, Honduras, su eterno rival, país también pobre y atrasado, sin embargo paga a sus educadores tres veces más que lo que hace el gobierno «revolucionario» danielista.

Los salarios de esos sectores, retrocedieron a niveles del 2001 debido a los acuerdos elaborados por los danielistas con sus asesores chavistas para el FMI; así que se dice, el hambre nicaragüense, tiene nombre y apellido: viene del «Imperio Venezolano».

El manejo de la cooperación venezolana, dicen los sandinistas rescatistas, ha estado acompañado de «cesarismo y secretismo», pues es la única manera de ocultar los cientos de millones de dólares que no llegan a manos del pueblo nicaragüense. Por ejemplo, Venezuela otorga según el acuerdo ALBA firmado en 2007, 17 mil barriles diarios de petróleo, de los cuales 50% es pagadero a 25 años plazo a un interés del 2%, mientras la inflación venezolana se encumbra por el 30% anual; en otras palabras, Venezuela estaría regalándole el petróleo no a Nicaragua sino que a las empresas privadas que allí se instalaron para que con el beneplácito del corrupto Ortega operaran el petróleo enviado por Chávez.

Ortega, había prometido crear un Banco Nicaragüense. Para eso la ley se aprobado en 2007 pero, hasta el día de hoy el banco está paralizado pues los fondos enviados por Chávez, para la creación de dicho banco, fueron a parar a una financiera privada llamada ALBA-CARUNA, lo cual permite usar y mover el dinero venezolano con absoluta discrecionalidad y en secreto.

Los dineros llegados desde Venezuela hacia Nicaragua han sido tan cuantiosos que un economista nicaragüense ha dicho (Acevedo 2008), «El país nunca en su historia ha tenido disponibles recursos de esta magnitud; anualmente, Ortega ha estado recibiendo 550 millones de dólares». Sólo el ahorro por la cuenta petrolera, le permitiría al gobierno de Ortega solucionar casi todos los problemas económicos; sin embargo, dicen los sandinistas que este dinero desaparece en los bolsillos de Ortega, y, lo peor de todo, es que esto ocurre con el beneplácito de Chávez.

Otra de las políticas que lleva a cabo el danielismo, es que gracias a la asesoría del Ministerio Comunicaciones de Venezuela y de otros individuos (se habla de Mario Silva), se estaría encargando de desprestigiar a sus adversarios, los cuales, por ahora, no se encuentran en la derecha, que se esta enriqueciendo más, por su pacto con Ortega. Los sandinistas renovadores dicen que «usando emisoras de radio y un canal televisivo (Canal 4) de propiedad de la familia Ortega y un costoso semanario, «El 19», los blancos del desprestigio de los «danielistas» son los cantautores Carlos y Luis Enrique Mejía Godoy, el poeta Ernesto Cardenal, y Wilma Núñez, presidenta del Centro Nicaragüense de DD.HH., entre otros. Todos ellos son calificados de «antipatriotas, sirvientes del imperialismo, lacayos del imperio, sirvientes de la oligarquía, peleles al servicio del imperio», y así por el estilo, alentando a los fanáticos y lumpen a sueldo del danielismo en contra de quienes en algún momento como Cardenal, pusieron sus vidas en peligro `para salir de la oprobiosa dictadura del Clan Somoza.

Lo que más molesta a los nicaragüenses es que Ortega no hace nada sin consultar con Chávez y ha importado una corrupción nunca antes vista en ese pobre país.

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