Sainete en la OEA
Los muchachos de Fidel cada vez que hablan meten la pata, así sucedió con el sainete montado en la OEA, después de los hechos ocurridos en Honduras. Castro se mantiene observándolos, pero es que son muy díscolos sus refractarios discípulos que no saben hacer nada bien y él termina siempre rematando la faena, teniendo que mandarles a callar por sus intemperancias. En esa OEA que parece no servir para nada empezando por su jaranero presidente, quien se ocupa de cumplir con las instrucciones emanadas del representante del “socialismo del siglo XXI” en Latinoamérica. Esta vez puede habérsele ido de las manos la situación de Honduras, siendo tan complaciente y permisivo en otras naciones, y habiéndose echado tan a pecho lo de Mel Zelaya por instrucciones de Chávez. Nada de equidad, disparen primero y luego averigüen, lo cierto es que si Honduras termina en “un baño de sangre” como dice Chávez, habrá que buscar a los responsables entre ellos mismos. Después de cometer la ridiculez de cercar al país centroamericano, cuando cercanamente está la exoneración de Cuba, donde sí se han violando todos los derechos humanos e inhumanos durante cincuenta años y permanece afianzada una dictadura. Pero las cosas son así, bien dicen, el perro mueve la cola por dinero. Aquí no se quedará la trama del problema hondureño, seguirá, como continua la historia y se abrirá un proceso de indagaciones y consecuencias, y veremos si este sainete de la OEA se justificaba o estampará su desaparición. Ya que no le sirve a los intereses democráticos que representa en la región, sino a los intereses particulares de sus “bienhechores”.
En Venezuela, país de acontecimientos anormales la OEA se hace de la vista gorda, empeñada en que aquí no pasa nada, aunque se desconozca la voluntad popular, echando al Alcalde Mayor de sus competencias y nombrándole una autoridad paralela. Con la sumisión de los poderes a un sólo mando, y los presos y desaparecidos políticos parecen no ser de las competencias de esa OEA.
A primera vista se ve el denuedo de los muchachos de Fidel en la condena a Honduras y el acatamiento total de Insulza, a quien tocará ahora demostrar su actuación y no la de sus propiciadores. ¿Era necesario tanto empeño en vociferar que aislarían a Honduras antes de emprender una mediación? El socarrón de Zelaya se está dando un gustazo con la resonancia obtenida, quizá jamás pensó que su fama le llegaría por un acto de justicia del pueblo hondureño. Pues, no tuvo que hacer mucho en esta vida para que lo catapultaran a la fama como paladín de la “democracia”. Su entrega al chavismo estaba al descubierto en su tierra y ellos no soportarían la subordinación a los designios de Chávez, como lo hacen Evo, Correa y Daniel Ortega. Continuará el orbe girando y vendrán nuevos acontecimientos que seguirán poniendo en evidencia la farsa que hoy convalida la OEA en Latinoamérica; se derrumbará en cualquier momento el imperio de las mentiras y no importará cómo y cuándo el perro mueva el rabo, porque habrá perdido vigencia la anti-democracia que representa el organismo que preside Insulza.
Desde la Patagonia vendrán los cambios, arrastrando a sus pasos los desvaríos de un socialismo espurio, se impondrá de nuevo la sensatez y los pueblos renacerán con su grandeza prístina. No volverán, los demagogos, populistas o fascistas o como quieran llamarlos, estamos cansados de tantos atropellos y alcahuetes. América será otra, donde un puñitos de hombre unidos en una cofradía no determinarán el rumbo de sus naciones.
Kirchner en Argentina después de sufrir una catastrófica derrota electoral, no le quedó más remedio que apelar a un dejo de vergüenza y renunciar al partido peronista.
Posiblemente la salida electoral en países como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua sea bastante compleja, cuando se dirimen bajo la égida de castro-comunismo especialista en esclavizar pueblos. Pero llegará el tiempo, más pronto que tarde, en que recobrarán sus libertades conculcadas, y la “supremacía” de las mentiras no será el modelo sustentable en América, aunque los Insulza se empeñen en ratificarlo.
