Resurgimiento progresista
En Venezuela, como en Latinoamérica y el mundo, la crisis económica favorece un resurgimiento de impulsos progresistas o de centroizquierda, tanto en el plano de las ideas como en el de la acción práctica. Por la conducta irresponsable de magnates financieros privados y por la obvia necesidad de intervenciones estatales para frenar y revertir la recesión, han caído en el descrédito las ideas económicas neoliberales, mientras se redescubre la relevancia del pensamiento estructuralista de un J. M. Keynes y un Raúl. Prebisch.
En el ámbito de las iniciativas mundiales, se ha reunido en Viña del Mar (Chile) la sexta cumbre de los “líderes progresistas”, concepto que abarca a gobernantes socialdemócratas junto a otros ligeramente más centristas, tales como el presidente demócrata estadounidense. Todos coinciden en la idea fundamental de que la verdadera libertad requiere una base de equidad social y de regulación democrática. La cumbre se pronunció a favor de una esfuerzo coordinado de los Estados desarrollados y emergentes para superar la recesión económica sin recurrir al proteccionismo y dando prioridad a las necesidades de las capas populares y medias. Sus integrantes llevarán estas mismas ideas a la inminente cumbre del Grupo de los Veinte.
En América Latina, Lula es cada vez más la figura clave, que encarna a la vez una hegemonía regional y un modelo progresista de izquierda democrática. Estados Unidos y el mundo desarrollado le han ratificado su reconocimiento como vocero no sólo de su país, sino de toda Suramérica. La hegemonía regional de Brasil, basada en su eficiencia económica y política, se fortalece aún más por el prestigio internacional de su presidente. Mientras el mundo muestra creciente desprecio hacia el corrupto y fracasado estatismo de la autocracia venezolana, aumenta su admiración ante el proyecto socialdemócrata brasileño, que podría servir de estímulo a otros países de la región y de la periferia en vías de desarrollo.
La oposición democrática venezolana, por su parte, ha generado una iniciativa progresista interesante: la conformación de un “polo socialdemócrata” (en orden alfabético: AD, MAS, Podemos y Un Nuevo Tiempo) que ha logrado hablar con una sola voz en el seno de la sección latinoamericana de la Internacional Socialista, y ser tomado en serio en sus denuncias de la peligrosa represión antidemocrática en el país. Este “polo”, de mantener cierta cohesión, podría ser útil y positivo para contribuir a un futuro debate y consenso programático mínimo de todas las fuerzas opositoras y disidentes en el país.