Resucitando Muertos
Cuando en septiembre de 1961 se reunieron en Belgrado, por primera vez, los países miembros del Movimiento de los No Alineados, la Guerra Fría estaba en su apogeo, el colonialismo en Africa y Asia había retrocedido y existía un ambiente para acoger e impulsar los principios que dieron origen al movimiento unos años antes.
Estos principios se fundamentaban en la igualdad de todas las razas, pueblos y naciones; en el respeto a los derechos humanos fundamentales, a la justicia y a las obligaciones imternacionales. Se pretendía preservar la independencia nacional frente a las dos superpotencias, no perteneciendo a ningún bloque militar, abogando por la solución pacífica de los conflictos y absteniendose de intervenir en los asuntos internos de otros países.
En la práctica estos principios no fueron estrictamente observados. Jamás se conoció condena alguna por el movimiento a las múltiples violaciones de los derechos humanos entre los países miembros. Con el tiempo y la desaparición de sus líderes naturales el movimiento devino en una pieza al servicio de la URSS hasta el punto que Fidel Castro, para aquel entonces cachorro del imperio, llegara a presidir el movimiento con la cumbre de 1979 celebrada en La Habana.
Al derrumbarse el régimen comunista en la Unión Soviética y la caída posterior de los regímenes satélites en la Europa del Este, los No Alineados dejaron de tener su razón de ser. Las reuniones realizadas posteriormente en la década de los 90 en Colombia, Sur Africa y Malasia fueron de escasa trascendencia.
El próximo 11 de septiembre el Movimiento de los No Alineados intentará resucitar en La Habana pero esta vez bajo los auspicios de la revolución bolivariana que financiará generosamente la cumbre con recursos del pueblo venezolano al cual no se le consulta ni toma en cuenta para esos menesteres.
Estados no democráticos, como Zimbabwe y Bielorrusia, estarán representados en esa cita para conocer de la solidaridad cubana con otros pueblos y de su gloriosa lucha contra el poderío norteamericano, el capitalismo y la globalización. No faltará la condena a Israel, la defensa a los programas nucleares de Irán y Corea del Norte y el reconocimiento a la lucha por la autodeterminación de Bolivia y Venezuela. Tampoco se descarta que reaparezca, cual ave fénix, el anciano dictador.
