Opinión Internacional

Recomienda economista disidente a Raúl Castro adoptar la vía China

De lo que se trata en Cuba no es de privatizar, ni capitalizar, sino de socializar la economía, avanzar en el cooperativismo y la autogestión obrera socialista, a costa del estatismo asalariado.

El economista disidente, ex funcionario del Gobierno Revolucionario, Oscar Espinosa Chepe, en licencia extra penal por enfermedad, cumpliendo sentencia como parte del llamado grupo de los 75 acusados de servir mercenariamente al Imperialismo norteamericano, en artículo publicado el 27 de noviembre* recomienda al Presidente Raúl Castro adoptar el modelo chino de desarrollo. Respeto las opiniones opuestas, pero eso no me impide las necesarias aclaraciones.

Consecuente con mi posición de debatir argumentos y no usar adjetivaciones, no voy oportunistamente a basarme en los antecedentes del señor Espinosa Chepes, para intentar con ello desacreditar la llamada vía china que recomienda, camino fácil de quienes, por la razones que sean, no entran al debate profundo y se quedan en aquello de lo que defiende el enemigo es malo y lo que ataca es bueno. Según dicha filosofía, esto sería suficiente para descartar en Cuba la vía china que parece entusiasmar a algunos burócratas del patio. Pero no, tratemos de hacer brevemente- un análisis concreto de sus argumentos:

Luego de alabar el rostro benévolo de las pragmáticas políticas económicas chinas e endilgar el mismo calificativo, nada socialista por cierto, al compañero Presidente, el artículo reseña algunos de los problemas objetivos y subjetivos fundamentales que persisten en aquella nación, pero en ningún momento entra de lleno en el meollo del problema: a qué se deben esos supuestos avances chinos y cuáles han sido sus consecuencias fundamentales para la sociedad, el medio ambiente, la estructura clasista en China y el mundo.

Sin pretender abarcar todo ese significado, veamos algunas aristas no tratadas del modelo que se recomienda. Así, por ejemplo, no se expresa que casi el 80 % de la economía china está en manos de capitalistas privados, que la mayoría de ese capital corresponde a grandes empresas transnacionales que pagan bajísimos salarios, que los grandes beneficios que obtienen de esta superexplotación de la mano de obra china que realizan conjuntamente dichas empresas y el estado chino, han servido fundamentalmente para engrosar las arcas del gran capital internacional y financiar indirectamente, a través de la compra de bonos del tesoro norteamericano, los grandes presupuestos militares que han permitido las guerras en Irak y Afganistán. China es el principal financiero internacional del Imperialismo Norteamericano y sus políticas aventureras y agresivas.

Aunque el escrito reseña que al interior de China existen grandes zonas de pobreza y situaciones difíciles de resolver, no precisa con toda claridad que de los 1300 millones de chinos, a penas 250, han sido beneficiados con el sistema de explotación capitalista que se ha generalizado en las ciudades costeras, mientras que más de mil millones de chinos en otras ciudades y en el interior viven en las peores condiciones de pobreza, reservorio de mano de obra baratísima, que presiona sobre esa otra parte asalariada de la población.

El trabajo tampoco reseña que el resto del capital privado es controlado por los llamados chinos de ultramar, es decir los chinos capitalistas emigrados que salieron huyendo de la revolución, por lo que en la práctica los anteriores capitalistas y sus descendientes han vuelto a recuperar su control en la economía china.

Aunque Chepes habla de la falta de democracia en la sociedad china actual, debería tener en cuenta que el modelo chino implica control total del aparato burocrático sobre el sistema, ahoga e impide la libertad de conciencia y la libre expresión de pensamiento y propicia crímenes como el de la Plaza de Tian an Men, así como la entrada de millonarios en el Comité Central del Partido Comunista, quienes según Jesús no podrían pasar, como el camello, por el ojo de una aguja.

A su vez, el estado chino mismo ha servido como gran esquirol internacional contra las clase obrera de los países capitalistas, al ofrecer esa mano de obra barata que llevó muchos capitales a emigraran en masa de EE.UU. y Europa hacia China buscando esa mano de obra barata. El salario promedio de un obrero chino es 25 veces menor que el de un obrero europeo que trabaja en la misma empresa, bajo las mismas condiciones de producción. Las otras 24 partes, se la embolsan entre la empresa extranjera y el estado chino y su burocracia político-militar.

El economista disidente no dice que bajo el slogan un país dos economías, se oculta la realidad de que hay solo una economía capitalista explotada a dos manos entre los capitalistas privados extranjeros y nacionales y una casta burocrática política militar en nombre del estado socialista, por lo que más bien el slogan debería ser un país dos explotadores, uno privado y otro estatal. En verdad en China lo que ha ocurrido es el desarrollo del capitalismo y la proletarización de una quinta parte de la sociedad china a manos del capital internacional y emigrado, donde el estado socialista ha servido de facilitador, custodio, garante y promotor de la explotación capitalista extranjera del pueblo chino.

De acuerdo con el artículo, los avances en la economía china se han debido fundamentalmente al otorgamiento progresivo de libertad económica a los ciudadanos. No precisa que esa libertad ha sido para explotar el trabajo ajeno, la moderna esclavitud asalariada y no la libertad verdadera que brindaría el hecho de ser dueño individual o colectivo de medios de producción.

Con todo, si para algo ha servido el modelo chino, cosa que no dice Espinosa Chepes, ha sido para demostrar que el desarrollo del capitalismo privado en una sociedad que pretendió construir el socialismo siempre desde el estado, sin desarrollar las fuerzas productivas, experimentando con el comunismo primitivo, el trabajo asalariado y logró hundirla en profunda miseria, constituye un paso de avance relativo sobre aquel estatismos semi-feudal con nombre de socialismo.

Sin embargo, el economista defensor de la libre empresa, no puede ocultar el origen real de su alabanza al modelo chino cuando señala: La sociedad sigue moviéndose hacia cotas de progreso. Recientemente se han dado pasos importantes para resolver los problemas de la propiedad agraria, mediante leyes que permiten vender los derechos de los campesinos a la tierra, lo cual facilitaría la progresiva eliminación del minifundio y con ellos la aplicación de técnicas más productivas. Se supone que esto se haga en un marco de plena libertad para los campesinos que decidan vender su derechos a la tierra.

Se esconde en ese párrafo la venenosa serpiente: la concentración de la tierra en manos de los capitalistas ricos, la vuelta al latifundio, a costa de la venta de los minifundios creados por la reforma agraria china que repartió las tierras, pero no creó las condiciones para el desarrollo campesino ni del cooperativismo por el constante hostigamiento estatal hacia ambas formas de producción. Martí que tanto defendió la repartición de la propiedad, especialmente de la tierra, no podría aprobar este modelo.

Termina la sugerencia: Sería recomendable que el presidente Raúl Castro, conocido por su pragmatismo, reflexionara sobre la experiencia china y retomara la idea de promover cambios estructurales y de conceptos, como él señalara en su discurso del 26 de Julio de 2007.

La recomendación es clara: hagan lo que China, permitan la inversión extranjera y emigrada masivamente para capitalizar la industria y los servicios y faciliten la venta de tierras a los campesinos ricos, para capitalizar la agricultura también. Pero no es eso lo que necesita Cuba, ni es lo que pidió el pueblo, ni ese puede ser el significado de aquellas palabras de Raúl. De lo que se trata en Cuba no es de privatizar, ni capitalizar nada, sino de socializar la economía, avanzar en el cooperativismo y la autogestión obrera socialista, a costa del estatismo asalariado.

No es casual que un defensor de la libre empresa y el capital, recomiende la vía china. Gracias Espinosa Chepes, por ayudarme a explicar por qué Cuba no puede seguir el modelo capitalista chino. Aquí les vendría muy bien recordar a los burócratas partidarios de la vía china, ese famoso dicho popular: No me defiendas, compadre.

* Artículo disponible en el sitio: (%=Link(«http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/cuba-is-different-135117/(offset)/10″,»Cuba ‘is different'»)%)

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