Quijotes de un buendía
“El homo sentimentalis no puede ser definido como un hombre que siente (porque todos sentimos), sino como un hombre que ha hecho un valor del sentimiento”. Milan Kundera. La Inmortalidad.
Latinoamérica no se caracteriza por la eficiencia, y por eso, aun nos cuesta asimilar cuan impecable fue la “Operación Jaque”. Lo que sí es parte de nuestra psique, por la herencia hispana, es el sentimentalismo, aquel “sentimiento trágico de la vida”, el cual le dedicó una obra el filósofo Unamuno y el homo sentimentalis definido por Milan Kundera, del cual el Quijote de Cervantes, según el escritor checo, es su figura emblemática.
La prensa mundial ha destacado la gran sensibilidad de Ingrid Betancourt, por su manera de expresarse luego de la pesadilla a la que la encadenó las FARC, pero no ha extendido esta virtud a otros protagonistas – estrategas, ejecutores y rescatados – de la operación de liberación de rehenes. Ellos también exhibieron, con sus expresiones y gestos, gran tenacidad y calidad humana, pero también mostraron ser pródigos de sentimentalismo, como el “Caballero de La Mancha” y tener mucha fe, convertida en certeza, como la del coronel Aureliano Buendía de “Cien Años de Soledad”.
No hay mejor escena para ilustrar lo que fue un momento de justificado desborde emocional que el momento cuando el Comandante Freddy Padilla De León, tras relatar fríamente los detalles operativos previos al rescate de los rehenes, dijo que tras agotar todos los medios de inteligencia, entrenamiento y dar luz verde a la misión de los encargados de ejecutar la “Operación Jaque”, solo le quedó una cosa por hacer: rezar a su madre fallecida hace 23 años. Y dijo el comandante: “Quiero decirles, confesarles: yo nunca he orado por ella, nunca le he pedido nada a ella, hasta hoy. Yo esta mañana me arrodillé”. En medio del relato de un operativo metódico, el militar se quebró, rompiendo la coraza de firmeza que seguramente exhibió hasta ese momento, y sobresalió su fervor cristiano, el recuerdo materno, sus temores y esperanzas, en fin, su esencia humana.
Del show mediático de los liberados bajo el canje de Chávez con sus amigos de las FARC, quienes tuvieron que seguir el guión teatral de un megalómano, a la emotiva rueda de prensa de Uribe junto a los liberadores y rescatados, hay un gran trecho, porque en esa ocasión, se hizo del valor (coraje) un sentimiento compartido y del sentimiento, un valor (moral).
Estos Homo Sentimantalis con Dios como sus copartidarios, deberían tener a muchos quienes les escriban.