Opinión Internacional

Pueblos alzados

Por fin parece haber llegado la hora en que los pueblos árabes y musulmanes, con sus juventudes a la vanguardia, se alzan por voluntad soberana y democrática, y con inmenso coraje, contra los regímenes autoritarios que los desgobiernan y oprimen en nombre de falsos “socialismos nacionales” manipulados por oligarquías nuevas y viejas.  La chispa prendió inicialmente en Túnez, donde el autócrata Zin-el-Abidín Ben-Alí gobernaba desde 1987 en forma inequitativa y corrupta.  La rebelión popular se hizo en nombre de la vigencia de una Constitución violada por el mandatario y su camarilla.  Casi en seguida, el movimiento se extendió a la vecina Argelia, donde Abdelaziz Buteflika, pese a hablar de socialismo y de invocar las pasadas glorias del Frente de Liberación Nacional, ejerce desde 1999 una autocracia tan agobiante y tan corrupta como la de su vecino.  Sin embargo, en Argelia el régimen aún se mantiene.  En cambio parece ser tremendo y radical el sacudón popular y democrático en Egipto, el más populoso, poderoso y avanzado de los países árabes.  Grandes multitudes populares, encabezadas por vanguardias estudiantiles, exigen la renuncia del presidente Hosni Mubarak, quien ejerce el poder por medios autocráticos y elecciones fraudulentas desde 1981, cuando como vicepresidente le tocó asumir la sucesión del asesinado Anuar es-Sadat.  Aunque todavía, en teoría,  enarbola una versión atenuada del socialismo nacional de Gamal Abd-el Nasser, el Egipto actual es un país capitalista de enormes desigualdades, considerable corrupción y seudo-democracia fraudulenta.  En Libia, el viejo déspota (que igualmente pretende ser “socialista”), Muamar el-Gadafi está tomando enormes precauciones preventivas, pues allí también ha llegado el movimiento popular, aunque menos fuerte que en Túnez o en Egipto, ya que Libia se encuentra menos urbanizada y modernizada que sus dos países vecinos.

La valiente lucha espontánea de estos pueblos del Magreb árabe demuestra la falsedad de las tesis de la extrema derecha occidental que hablaba de un Islam irremediablemente “atrasado”, “fanático” y “sumiso” en su casi totalidad.  Los jóvenes combatientes populares de Túnez, de Argel y de El Cairo, con sus banderas de libertad, democracia, laicidad y constitucionalismo, dejan mal parados a los xenófobos y racistas antimusulmanes de Norteamérica y Europa.  Por otra parte, el ejemplo que hoy están dando los pueblos de África del Norte atravesará el Atlántico y no dejará de tener efectos estimulantes en nuestra propia región, donde los autócratas árabes caídos o por caer tienen esmerados imitadores.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba