Portugal al timón de Europa
África, Asia y América deben mucho a los audaces y diestros navegantes portugueses que durante los siglos XV y XVI surcaron mares y océanos y entrelazaron a pueblos y culturas para construir una avanzada de civilización lusitana que hoy enriquece la interdependencia fructífera de las naciones.
Afincados en sus lazos históricos y culturales y en los valores comunes de democracia, derechos humanos y economía social de mercado, Portugal asumió el 1ro. de julio el timón del vapor europeo con una cumbre realizada en Lisboa con el presidente brasileño Lula Da Silva. La Unión Europea y Brasil firmaron una Declaración Conjunta que tiene por objeto formar una asociación estratégica integral que incluya la concertación política, el estímulo a los flujos de inversión, la liberalización de los intercambios económicos y comerciales y la cooperación al desarrollo.
Desde su ingreso a la Unión Europea en 1986, Portugal ha sido noble con América Latina y el Caribe, al abanderar, junto con España e Italia, las mejores causas de la región en el seno de las instituciones de Bruselas. Durante su primera presidencia del nuevo milenio en 2000, la flota portuguesa enfiló las velas del trasatlántico europeo hacia una agenda de prioridades que privilegiaba las relaciones con la Comunidad Andina, Centroamérica, MERCOSUR, México, Chile y el Caribe. En 2007, la agenda lusitana, sin descuidar sus obligaciones europeas, mantiene esa prioridad; el diálogo político y los acuerdos bi-regionales de asociación de IV generación deben avanzar.
El inicio de la negociación del acuerdo de asociación económica y cooperación política y social con MERCOSUR y la entrada en vigencia del acuerdo con México tuvieron lugar durante su primera presidencia de la Unión Europea. Portugal fue uno de los principales promotores del régimen droga del Sistema Generalizado de Preferencias arancelarias otorgado por la Unión Europea a los países andinos y centroamericanos desde 1991 hasta 2005, extendido con su apoyo a Venezuela en 1995.
Venezuela acogió fraternamente a la fecunda, laboriosa y nutrida inmigración portuguesa –más de 550 mil-, que tanto ha contribuido a la modernización democrática y productiva del país durante las últimas siete décadas. La escuadra portuguesa al frente del barco europeo constituye una oportunidad singular para que las aspiraciones, inquietudes y expectativas de América Latina y Venezuela adquieran protagonismo y sean presentadas y comprendidas en el seno de las instituciones europeas, para beneficio de los 500 millones de europeos y los más de 500 millones de latinoamericanos.