Política y obscenidad: Jose Maria Aznar
«En el fondo, esa peineta es un retrato de sí mismo, de un Aznar megalómano», sintetiza Igor Ahedo, politólogo de la Universidad del País Vasco. «Revela lo que ya señala Naomi Klein en La doctrina del shock, cómo el neoliberalismo se impone aprovechando el desastre, la guerra, la crisis económica. Convierte sus negocios (algo privado) en cosa pública, y lo público (la discusión de ideas) lo resuelve como los macarras. Concibe la política como revancha, como un ring de boxeo, como imposición y no como diálogo»
Dedo medio, el llamado del corazón, en ristre -el único soez y vulgar de la mano, la injuriosa falange- el político español más antipático de las últimas décadas, fanfarrón y chulo (en la acepción corriente en la península ibérica) se despide de un auditorio de jóvenes que lo increpan duramente, llamándole “asesino”; lo consideran “fascista” y responsable de implicar a España en la guerra amañada y embustera de Bush; garante además de las “mentiras de destrucción masiva” con que se trató de justificar una movilización ineficaz y contraproducente en el combate al terrorismo internacional.
El grosero mimo y gesticulador es nada menos que el célebre José María Aznar, un personaje público de gran influencia como ex presidente español, pero de cuestionables métodos y memoria. Algunos jóvenes de la universidad de Oviedo lo increpan por involucrar a su país en un conflicto denostado por su propio pueblo, y lo señalan como manipulador de las graves consecuencias de la implicación española en la guerra de Irak. Como se recordará, el 11 de Marzo de 2004 tuvo lugar el execrable atentado extremo fundamentalista en Madrid, que costó la vida a 191 víctimas inocentes, y dejó gravemente heridas a 1858 personas. El gobierno de Aznar trató de enmascarar el origen del gravísimo atentado, culpabilizando en un primer momento a la banda terrorista ETA, temeroso de perder las elecciones generales, como acabó verificándose.
Hablo ahora del registro de un hecho inverosímil. Una foto que dio la vuelta al mundo y que ya es icono festejado por una facción política montaraz que admira y celebra al embaucador político de las Azores. La imagen inmortaliza un instante que ya se inscribe en la historia de la infamia universal. Aznar, avezado político, es contemplado perdiendo la serenidad frente a la provocación de unos supuestos vándalos. No olvidemos que el sujeto que exhibe con desparpajo y entre sonrisas su mala educación, fue jefe de gobierno de una de las economías más poderosas del mundo.
Resultan imperdibles algunos comentarios críticos que se produjeron en España la semana pasada, a raíz del desplante flamenco del ex presidente Aznar: “…Las crónicas cuentan que Calígula sentía predilección por ese gesto. Por el digitus impudicus, el dedo corazón extendido como muestra de humillación hacia sus súbditos, a los que sometió a un yugo cruel en sus escasos cuatro años como emperador romano (37-41 d. C.). El gesto, «el más universal y representativo del insulto de origen sexual», ha recorrido toda la Humanidad, como recuerda Sebastià Serrano, lingüista y experto en Comunicación de la Universitat de Barcelona. Hasta hoy, hasta alcanzar a José María Aznar anteayer, jueves 18 de febrero, en Oviedo. La seña, tan explícita y arraigada en la memoria colectiva, admite pocas interpretaciones. «Las palabras del ex presidente en Asturias pierden relevancia. El gesto lo dice todo», apunta la doctora en Comunicación Audiovisual Belén Andueza, de la Universidad Antonio de Nebrija. Y lo que revela, repiten los expertos, es «prepotencia», «chulería», «soberbia», «autoritarismo». Es el expresivo fuck you! («¡que te jodan!») que los anglosajones han replicado mil y una veces a través de la tele y las películas, «pero absolutamente inusual en un cargo público», reconoce Guido Indij, autor de Sin palabras…”
No es justificable ni se puede aceptar la agresión extrema y verbal de supuestos estudiantes contra un conferencista de signo contrario, y menos si se produce en un contexto universitario que debe ser sinónimo de tolerancia y flujo de ideas. Dicho esto, considero también inadmisible que un hombre curtido en el debate político putee a aquellos que disienten de su discurso, rebajándose a un nivel reprobable. El señor Aznar sigue encarnando la imagen de intolerancia de un pasado de ignominia, el franquismo, cuya ideología totalitaria opacó durante casi 40 años la vitalidad de una nación tan cercana a nuestros afectos profundos. El gesto que lo inmortaliza confirma la extracción montaraz de un hombre caracterizado por sus enconos, fobias y desplantes. Nadie lo calumnia, él solito se exhibe impúdicamente en todos los diarios del mundo.
POSDATA: Se cuela la fatalidad en el día a día; estoy sumamente preocupado por una noticia difundida por el eminente científico tampiqueño, Ruy Pérez Tamayo, (mí paisano, a quien atendí en El Cairo en los 80). Resulta que el maestro Pérez Tamayo ha estado muy cerca y al pendiente de uno de los intelectuales más completos de México, me refiero a Carlos Montemayor, extraordinario narrador y ensayista, hombre de compromisos sociales a cabalidad. Carlos, con quien pasé veladas extraordinarias en Río de Janeiro, contagiado de su fino humor y admirando su agudeza intelectual, estaría sufriendo un doloroso proceso terminal que ha sembrado inquietud en círculos artísticos y académicos de nuestro país. Montemayor forma parte de esos autores que se siguen con constancia y cuya trayectoria es ascendente, también por razones morales. Se da el caso también de que ha sido un hombre de variados talentos y a su obra, rigurosamente escrita en diversas vertientes, suma una sensibilidad para el bel canto muy celebrada. Sigo creyendo en los milagros que a veces rescatan de la muerte a los mejores espíritus. Me encantaría que su talante de lucha se impusiera a la injusticia de un fin prematuro, en épocas de estío intelectual y ético como las que padecemos.