Pinceladas primarias
En 1996 la novela “Colores Primarios” se convirtió en un best seller que presentaba los entretelones de la campaña del gobernador Bill Clinton en las primarias del Partido Demócrata. Este creativo título que alude a los tres colores de la pintura de los cuales derivan los demás, luce hoy, más apropiado de relacionar al trío Obama, Hillary y McCain, cuyos desempeños nos han brindado pinceladas de una sociedad, – que aun en uno de los momentos de mayor crisis y degradación moral de su historia, – da fe de su gran dinamismo y potencial de renovación.
A más de 80 años de que el movimiento feminista estadounidense lograra el sufragio de la mujer y a unos 40 años de que los negros obtuvieran pleno derecho al voto, la disputada elección entre los dos candidatos demócratas borraron, en pocos meses, las barreras de género y raza que a la mayoría de las repúblicas europeas les tomó casi dos siglos en lograr. Si bien en los candidatos republicanos con chance de ganar fueron tradicionales blancos conservadores, ese partido se adelantó en el avance de la inclusión étnica y de género con la designación de Condoleezza Rice para el cargo de Secretaria de Estado, más allá de su cuestionable proceder en el cargo, que es harina de otro costal.
En estas primarias también se lanzó por primera vez un precandidato mormón (religión cristiana autóctona de ese país), Mitt Romney, y un hispano, Bill Richardson. Ciertamente, a un nivel superficial, John McCain solo presenta la peculiaridad de ser el candidato más longevo en competir por la presidencia y el único que nació fuera de EEUU – en Panamá – como hijo de ciudadanos estadounidenses. Sin embargo, entre los precandidatos republicanos, tiene las más marcadas diferencias con el entorno petro-empresarial de Bush, a quien ha criticado severamente por su ambición y falta de visión geopolítica, amen de ser el único que condenó el uso de métodos de tortura por parte del ejército de su país. McCain no es visto con buenos ojos por el lobby de la Coalición Cristiana que condujo a Bush dos veces a la Casa Blanca, por sus posiciones liberales en asuntos que considera que son del ámbito privado, y no estatal, como el aborto, matrimonios gay, etc.
Coincido con el politólogo e ideólogo de izquierda, Teodoro Petkoff, en que “Obama, como Hillary, representa un fenómeno que no se puede dejar de subrayar: la condición revolucionaria de la sociedad norteamericana. No hay ninguna sociedad en el mundo que tenga la capacidad de la sociedad estadounidense para cambiar” y como él, pienso que al igual que muchos de los miedos del mundo vienen de este país, también de vienen de éste las mayores esperanzas: “Es la única sociedad que ha derrotado al fascismo pacífica y democráticamente”
Hay razones para especular que la mayor masa de electores en cualquier primaria de EEUU da un trazo de que ese potencia tomará una dirección muy diferente a la de la impotencia a la cual la condujo su actual errático timonel.