¿Paz de los débiles?
Damasco y Jerusalén llevan meses negociando, con mediación de Turquía, un acuerdo de paz que implique la devolución de las mesetas del Golán conquistadas en 1967 por Israel a Siria, a cambio que el país árabe deje de apoyar al movimiento islamista radical chiíta, Hezbolah, en El Líbano, y así estabilizar la turbulenta situación política de esa nación. Paralelamente, el gobierno israelí y la autoridad palestina avanzan en detalles de lo que podría ser un acuerdo para el estatus final de un Estado Palestino en Cisjordania.
Estas informaciones lucen idílicas cuando se leen los principales titulares que llegan del Medio Oriente, en donde hace unos días el Hezbolah casi derroca al gobierno de mayoría musulmana sunita y de cristianos de El Líbano, y cuando diariamente el Hamas radical sunita, bombardea ciudades del sur de Israel y en Gaza se reciben fuertes represalias.
Estas aparentes contradicciones, de conflicto y negociación a la vez, no son extrañas en esa zona del mundo, pero sí, el interés de cuatro gobernantes en apurar un éxito diplomático en la región, justo en el momento de mayor debilidad política para ellos. Bashir Assad no corre peligro de perder el poder del régimen totalitario y hereditario de Siria, si bien pasa por momentos embarazosos al no haber reaccionado a un bombardeo israelí a instalaciones nucleares creadas con ayuda norcoreana, en septiembre de 2007. El serio silencio sirio fue el mal menor respecto a tener que reconocer su intención de elaborar armas atómicas de manera clandestina. Assad recobraría reputación si recupera el Golán paras su país.
El premier libanés Fuad Siniora, casi fue derrocado por Hezbolah y debió pactar con ellos, otorgándole mas poder del que proporcionalmente representa, en el gobierno de unidad nacional. Así gano tiempo para enfrentarlos en el futuro, por la vía de un ejército equipado – que aun su nación no tiene – o con la ayuda de Siria para contrarrestarlos, si se da un giro político por un acuerdo con Israel. El presidente palestino Mahmoud Abbas, por su parte, negocia con Israel y solo una victoria diplomática, – como la proclamación oficial de la independencia de Palestina, al menos en Cisjordania, – podría darle la oportunidad de declarar una guerra impopular, o incluso, pactar contra Israel, para sacar del poder al Hamas que controla la franja de Gaza.
En este panorama, el mandatario que se encuentra políticamente más frágil es Ehud Olmert, quien acosado por acusaciones de corrupción muy sustentadas, se encuentra al borde de verse forzado a renunciar o ser removido de la jefatura del gobierno de Israel. Solo un audaz acuerdo con los palestinos o sirios le permitiría conservar su puesto, o al menos, uno en la Historia.
La debilidad de cuatro mandatarios puede causar una interdependencia, por sus propios intereses, que conduzca a que la paz sea lo único que los pueda rescatar políticamente. Panorama muy improbable de darse, pero en el Medio Oriente, se ven espejismos y hay quien dice, que hasta hoy, ocurren milagros.
