Otra vez Guyana
A pesar de que el comandante-presidente asciende al poder 100 años después del Cabito, los errores sobre el Esequibo se repiten.
La reducción de nuestra legítima reclamación sobre el territorio Esquibo, y en especial el Acuerdo de Ginebra (1966), a una maniobra del imperialismo y sus lacayos- léase el gobierno venezolano de la época- es al menos un exabrupto histórico que compromete seriamente nuestros derechos soberanos sobre este territorio.
Las palabras –o silencios- y acciones-u omisiones- del Comandante, así como las de su gobierno, comprometen las posiciones de Venezuela. Este no es un asunto ligero donde hoy digo algo como, «no le vuelvo a hablar» y a la semana lo llamo por teléfono.
La Venezuela de los años sesenta cuando Inglaterra aceptó el Acuerdo de Ginebra no era la misma de los últimos años del siglo XIX, cuando se nos impone el Tratado de Arbitraje y la sentencia del Tribunal. En los sesenta el presidente venezolano contaba con la legitimidad de un gobierno democrático y el apoyo de las diversas fuerzas políticas en la defensa de nuestra soberanía. Para la discusión del Arbitraje, tanta era la debilidad de los gobiernos venezolanos que el incipiente «imperio norteamericano» guiado por la doctrina Monroe- es decir, su interés de sacar al imperio británico de sus zonas de influencia- asumió nuestra ‘representación’ y evitó las pretensiones inglesas de llegar al Orinoco. No hubo reclamos por parte del gobierno del Cabito ni de este arbitraje, ni del hecho por el Rey de Italia para fijar los límites entre Inglaterra y Brasil. Más aún Brasil aprovechándose en esta debilidad cambió del Tratado de Límites y Navegación Fluvial de1859, donde se reconocían nuestros derechos sobre el Esequibo.
Fue justamente la firmeza y continuidad de los gobiernos democráticos lo que permitió remendar los errores del pasado al hacer que Inglaterra y luego el gobierno guyanés aceptara que no sólo que Laudo Arbitral de 1899 es nulo e írrito, sino la búsqueda de soluciones satisfactorias para el arreglo práctico de la controversia.
Atacar a los gobiernos de Betancourt y Leoni diciendo que actuaron por designios del imperialismo norteamericano, como lo hizo Chávez en República Dominicana, es incorrecto históricamente y da argumentos a Guyana en su pretensión de que abandonemos nuestra reclamación. Pretensión sustentada en una afinidad político-ideológica construida sobre el anti-imperialismo militante del Comandante.