Opinión Internacional

Operación Jaque: Compleja Matriz Político-Militar

Y me refiero a lo que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define como: “Conjunto de números o símbolos algebraicos colocados en líneas horizontales y verticales y dispuestos en forma de rectángulo”—porque son muchas las operaciones que pueden llevarse a cabo con matrices.

El primer y obvio resultado político-militar de la matriz de la Operación Jaque es un hecho innegable—deseado por muchos, pero considerado imposible: la liberación sanos y salvos de los más valiosos rehenes (para las FARC) a cambio de nada—y encima de ello, con dos jugosos premios para el Ejército colombiano y el Gobierno del Presidente Álvaro Uribe Vélez: la captura de los guerrilleros Gerardo Antonio Aguilar (alias “César”) y Alexander Farfán (alias “Enrique Gafas”)—este resultado dejó “colgando de la brocha” a muchos “pintores”, especialmente al Presidente francés Nicolás Sarkozy; ya que como reportó el diario argentino La Nación—el mismo día de la Operación Jaque (miércoles 2 de julio de 2008), “En un intento de reactivar las negociaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para lograr un canje humanitario, delegados de Francia y Suiza lograron entrevistarse, en plena selva, con el jefe de la guerrilla, Alfonso Cano, según reveló ayer una fuente del gobierno colombiano.”—y antes; en vez de lograr la liberación de algún rehén, había convencido al Presidente Uribe, de que liberara al denominado “canciller de las FARC”; Ricardo González (alias “Rodrigo Granda”), en mayo de 2007—quien había sido capturado en Venezuela el 13 de diciembre de 2004, y llevado a Cúcuta, donde fue entregado a las autoridades colombianas.

Muchos otros pintores quedaron colgando de la brocha—especialmente los dedicados a la campaña mediática internacional—cuyo principal portavoz público era Yolanda Pulecio; la madre de Ingrid Betancourt—dedicados a culpar al gobierno de Uribe Vélez, por el fracaso del rescate de los rehenes y de poner en peligro sus vidas, al empeñarse en un rescate militar y a no ceder ante las demandas de las FARC de despejar militarmente a los municipios del suroeste colombiano llamados Pradera y Florida—despeje nunca aceptado por el Presidente Uribe, debido a la estratagema que llevaron a cabo las FARC, en el pueblo y municipio de San Vicente del Caguán, ubicado en el departamento colombiano de Caquetá—que se constituyó en un refugio seguro para las FARC entre 1998 y 2002, y donde precisamente, fue secuestrada Ingrid Betancourt, dos días después de que finalizaran en ese lugar, las conversaciones de paz entre las FARC y el gobierno del Presidente Andrés Pastrana Arango.

También quedaron colgando de la brocha, los Presidentes de Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela—y Fidel Castro Ruz—algunos de quienes no se cansaban de repetir que el gobierno de Uribe “era un peligro para América Latina”—hecho innegable expuesto por Ingrid Betancourt, al declararle a los medios: “Colombia eligió a Uribe, no a las FARC”, y las encuestas de opinión que registraron un aumento de la popularidad del Presidente Uribe; entre los colombianos, superior al 90 por ciento, luego del éxito de la Operación Jaque.

El éxito de la Operación Jaque fue de tal magnitud, que los muy fieles creyentes colombianos; sin excepción, sin olvidar a su ejército y a su Presidente, lo atribuyeron a una “clara intervención de Dios y de la Virgen Santísima”—por lo que; hasta Benedicto Décimo Sexto, emulando a Nicolás Sarkozy, también “saltó al ruedo”, para bañarse en gloria ajena.

Hasta los estadounidenses e israelitas, han querido “ganar indulgencia con escapulario ajeno”, informando sobre el apoyo militar a través del Plan Colombia—un plan de ayuda acordado entre el Presidente Bill Clinton y el Presidente Andrés Pastrana Arango, que comenzó en el año 2000; y llamando a la Operación Jaque, “Operación Entebbe Colombiana”—recordándole al mundo que la Fuerza de Defensa Israelí rescató; el 4 de julio de 1976, en el aeropuerto internacional de Uganda con ese nombre, a 103 de los l05 rehenes que las organizaciones terroristas; Frente Popular para la Liberación de Palestina, y Células Revolucionarias Alemanas, habían trasladado hasta allí, después de secuestrar un avión Airbus A300 de Air France que despegó de Atenas, Grecia, con destino a París, Francia, con 248 pasajeros a bordo.

La compleja matriz, también deja entrever que no se puede hablar de intercambio humanitario con las FARC, si recordamos que el pasado 27 de diciembre de 2007, el Presidente Venezolano informó al mundo que a bordo de dos helicópteros de la Cruz Roja Internacional, se trasladaría a Colombia una Comisión integrada por el Coordinador general de la operación, Capitán retirado de la armada venezolana, Ramón Rodríguez Chacín; el ex presidente de Argentina Néstor Kirchner; el Embajador de Francia en Venezuela, Hadelin de la Tour du Pin; el Embajador de Cuba en Venezuela, Germán Sánchez, el delegado del gobierno de Ecuador, Gustavo Larrea; por el gobierno brasileño, Marco Aurelio García; y el Viceministro Sacha Llorenti, de Bolivia, quienes participarían en una operación bautizada como “Enmanuel”, en honor al hijo menor de la rehén Clara Rojas, quien iba a ser liberada junto a la congresista Consuelo González, pero resultó que el niño no estaba en poder de las FARC, sino que hacía años que lo habían entregado a una familia de la ciudad de Bogotá—operación, que si iba a ser una verdadera puesta en escena, ya que iba a ser filmada por el director de cine neoyorquino, Oliver Stone, ganador de tres premios Oscar, por sus películas Expreso de Medianoche, Pelotón, y Nacido el 4 de Julio.

Mientras el gobierno del Presidente Uribe; en su búsqueda de un paz verdadera en Colombia, ha hecho calculadas concesiones—como la excarcelación de numerosos ex-guerrilleros que se han comprometido a no regresar a la guerrilla y la ya mencionada liberación del Ricardo González (alias “Rodrigo Granda”), las FARC no han hecho ninguna, sino demostrar; una y otra vez, que consideran a las personas que secuestran, como mercancías—y por ello; a pesar de los numerosos y serios reveses que han sufrido, el penúltimo de los cuales fue el fallecimiento de su máximo líder; Pedro Antonio Marín Marín (1930-2008 alias “Manuel Marulanda Vélez” y “Tirofijo”), el fin de las FARC no parece vislumbrarse mediante una negociación como la que ocurrió en América Central, sino como le ocurrió al infame jefe del Cartel de Medellín; Pablo Emilio Escobar Gaviria (1949-1993)—aunque no luego de una escalada terrorista como en la que éste sumió a Colombia, porque ya existen abundantes evidencias de que las FARC ya están reducidas a grupos aislados y padecen, no sólo de serias insuficiencias logísticas, sino que están cercadas por las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional de Colombia.

Sin embargo; el pasado 18 de junio de 2008, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), informó, que a pesar de los programas de erradicación, las plantaciones de coca en Colombia se incrementaron 27 por ciento durante 2007, en comparación a las 245 mil acres (99 mil 148 hectáreas), contabilizadas en 2006—lo que pareciera indicar que las FARC le están otorgando una mayor prioridad a la producción y tráfico de cocaína, que a las actividades subversivas—y esto a su vez podría sugerir, que no llegarán a extinguirse, sino a convertirse en un mito viviente parecido al de Ernesto Guevara de La Serna (alias “El Che Guevara”), a quien a más de 40 años de su muerte a manos del Ejército de Bolivia, aún le continúan erigiendo estatuas—pero las FARC en vez de continuar diseminando el terror, podrían en vez dedicarse con exclusividad, al lucrativo negocio internacional de la cocaína.

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