Obama: ¿marketing o cambio?
Barack Obama ha logrado captar la atención de los gobiernos de todos los continentes. Su popularidad parece que está en aumento gracias a la promesas de cambio. No hay duda que su imagen está contribuyendo a crear expectativas que esperamos no sean simplemente una estrategia de marketing político sino la fase previa de una política exterior distinta desde los Estados Unidos. Por otra parte, aunque la percepción hacia Obama es positiva, las dudas sobre su administración, en general, no es la misma.
La visita de Obama a Europa generó buenas expectativas. Ahora bien, ¿hasta dónde podrá gerenciar su popularidad y carisma el nuevo presidente de los Estados Unidos? El cuestionamiento del sector más crítico hacia las políticas estadounidenses no está únicamente en función de la persona que asume su gobierno sino en el modelo político y económico de sus administraciones.
Se espera de Barack Obama no solo mensajes de cambio en su política exterior sino compromiso; en resumen, actuar. Es de suponer que por muy buenas intenciones que pueda tener hay una estructura política y económica resistente a los cambios. En definitiva, detrás de la administración actual hay una visión particular del sueño americano reflejado en las orientaciones del Partido Demócrata. Todos deseamos unas relaciones amigables con una de las potencias mundiales; pero, ¿cuáles son las condiciones para mantener esa relación?
La visita de Obama no ha supuesto una mayor importancia más allá del interés mediático sintetizado en declaraciones de buena voluntad; al menos públicamente. Coincidencias en el tema medioambiental, acercamiento con el gobierno de España o el de Irán, interés por promover la paz en el Oriente Próximo, la voluntad de diálogo hacia el mundo musulmán, la actitud positiva hacia un desarme nuclear, la unión en la lucha contra el terrorismo o el tema de Afganistán. Sin embargo, el apoyo de la administración Obama a la entrada de Turquía en la Unión Europea o las declaraciones sobre el lanzamiento del cohete por Corea del Norte posicionan una imagen de Estados Unidos en el espacio político mundial. Sin embargo, todavía hace falta conocer cuáles sus aspiraciones en su propio continente.
¿Cómo podrá Barack Obama generar confianza con aliados tan diversos en relación a sus intereses? Hace un llamado a la unidad, ¿pero cuáles son en concreto las condiciones de esa unidad? ¿Cuál es el punto de equilibrio para que los países puedan llegar a los acuerdos políticos, económicos y militares adecuados? ¿Hasta dónde los intereses propios de los sectores estadounidenses contribuirán al proceso de cambio de Obama?