Obama manda Presidentes latinoamericanos al Diablo
1. La Encrucijada
El mensaje de Obama a los presidentes latinoamericanos, enviado desde la reunión de los ministros de Defensa y Relaciones Exteriores de la UNASUR en Quito; desde la dictadura militar en Hondura; la nueva extensión del embargo contra Cuba; la crítica intervencionista de Hillary Clinton al “armamentismo” venezolano y la penetración militar del Perú, es muy claro: váyanse al carajo con sus reclamaciones, aquí mandamos nosotros.
El crudo mensaje, nada sorprendente y totalmente previsible desde Bariloche, ha cerrado la puerta para soluciones de medias tintas para los presidentes latinoamericanos. Están entre la roca de “enfrentar con patriotismo y dignidad la ofensiva imperial de Uribe-Bush-Obama”, como pidiera recientemente un gran número de personalidades y movimientos americanos y europeos, y la espada, de izar la bandera blanca.
2. Finos gustos de Obama
Obama, quien enfrenta dentro del imperio no solo la feroz ofensiva de la fracción fascista de la oligarquía estadounidense, sino también la rebelión de los progresistas que lo llevaron al poder, se permitió la exquisitez de aplicarles dos cachetadas en un solo día a los presidentes latinoamericanos.
El 14 de septiembre, prolongó la infame agresión económica-política de 47 años contra Cuba (TWEA), diciendo que el bloqueo estaba “en el interés nacional de Estados Unidos”. Y el mismo día, sus peones colombianos reafirmaron en Quito que no había nada que negociar sobre las bases militares gringas con los ministros de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR).
3. El “armamentismo” venezolano y la dictadura de Honduras
Hillary Clinton remató la serie de agresiones de Washington en una conferencia de prensa en la capital del imperio, acompañada por el invisible presidente uruguayo Tabaré Vázquez; es decir, invisible en las causas antiimperialistas de la Patria Grande. Con la insolencia intervencionista que la caracteriza, Clinton solicitó “transparencia” en las compras y finalidades de su armamentismo y conminó al gobierno venezolano a un “cambio en su comportamiento y actitud” respectivos. Tabaré Vázquez dijo que estaba en contra de una “carrera armamentista” y que era “inconveniente que la región dedicara recursos tan significantes para comprar armas”.
Desde Honduras, al igual que desde Colombia, Cuba y Perú, Washington ha mandado el mismo mensaje al bolivarianismo. Los únicos que organizan y desorganizan golpes militares en América Latina, somos nosotros. Nosotros vamos a quitar a Micheletti y sus gorilas, cuando nos parezca conveniente: en los tiempos y con los métodos —Arias o la Cuarta Flota, según el caso— que nosotros decidamos. Entiendan su lugar en la manada y aprendan que hay un Rottweiler superior: Estados Unidos; tal como lo aprendieron Jean Bertrand Aristide, Michael Manley, Alan García y otros, en su momento. Lamentablemente, el appeasement de los presidentes latinoamericanos ante el Rottweiler permitió que sus reglas se impusieran.
4. Las opciones de Brasil y Venezuela (ALBA)
Las repetidas cachetadas del imperio en las últimas semanas han significado un rudo despertar para Brasil. La visión geoestratégica de Lula, de posibles liderazgos igualitarios en el norte y sur del continente, encabezados por Washington y Brasilia, está destruida. Y con la ilusión de un duopolio hegemónico también se ha ido la ilusión pacifista de la posibilidad de una potencia regional, sin fuerza militar. De ahí, el desesperado intento de cooperación militar de Lula con Sarkozy.
Las perspectivas para Venezuela y los países del ALBA no son mejores. Las bases militares en Colombia tienen una doble función: a) crear la logística bélica para una guerra regional, en caso de que no haya un sometimiento voluntario de Hugo Chávez o que Washington no lo pueda remover por otras vías; b) crear una facción dentro de las Fuerzas Armadas que ante una amenaza real de guerra con Washington diría: antes de inmolarnos, hay que sacrificar al Chávez.
5. La hora de la verdad
Ante el aceleramiento de la agresión de Washington, Brasil y Venezuela están recurriendo al fortalecimiento de su potencial bélico nacional. Esa política es correcta, pero no podrá sustituir las tres medidas de contención colectiva que se requieren: la Doctrina Militar Anti Monroe, el Bloque Militar de Defensa Sudamericana (BMDS) y el aislamiento político-económico hemisférico de Uribe.
El intercambio de datos de los ministerios de defensa que acordaron en Quito sirve para los seminarios de las ONG´s financiados por el imperio y las iglesias, no para la defensa ante un proyecto fascista de expansión que gira en torno a las gigantescas reservas de petróleo y gas de América Latina. “Confidence building measures” – that´s funny when you deal with the Empire, o, ¿Qué medidas de confianza puede obtener el ratón del gato?.
En las próximas semanas, en la reacción de los presidentes latinoamericanos, veremos si tendrán el patriotismo, la dignidad, la inteligencia y la fuerza que se requieren para frenar el proyecto expansionista de Uribe-Bush-Obama.
¡Ha llegado la hora de la verdad! ¡Ha llegado la hora de Ayacucho!