Migrañas Palestinas
Octubre comenzó en los territorios palestinos autónomos con violentos enfrentamientos entre el movimiento islamista Hamas – con mayoría parlamentaria – y el partido secular Fatah, del presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmoud Abbas. Lo que la prensa palestina catalogó como un “Domingo Sangriento”, ocurrió cuando milicias armadas de Hamas reprimieron una manifestación de unos 5 mil policías de Fatah protestando en Gaza por el retraso del gobierno en pagarles sus salarios.
La violencia causó más de una decena de muertes y un centenar de heridos. En Cisjordania, simpatizantes de Fatah, en represalias, atacaron oficinas del grupo islamista, e incluso, intentaron quemar el parlamento en Ramala.
Algunas reflexiones:
– Es urgente, ante una posible guerra civil, que la bicéfala AP, presionada en sus dos cabezas, forje un gobierno de unidad nacional liderado por Abbas. Esto implica que Hamas reconozca explícitamente a Israel y renuncie al terrorismo, demostrando que su incursión en la política no es una táctica temporal, sino, una estrategia para lograr objetivos de un futuro Estado. Sin ceder a estas mínimas condiciones la AP no recibirá la asistencia económica internacional que permita la gobernabilidad.
– Hamas debe deslindarse de su otra cabeza turbulenta, la de la facción de Khaled Meshal – dirigente exilado que recibe apoyo de Siria e Irán – que desde Damasco estimula a los más extremistas a realizar atentados contra Israel. Las Brigadas de Mártires de El-Aksa – ala radical de Fatah – han amenazado con matar a Meshal, responsabilizándolo por el asesinato de sus compañeros.
– Muchos periodistas y analistas que frecuentemente contabilizan las víctimas por balas israelíes y norteamericanas, no dedicaron su tiempo y espacios para opinar sobre el más de centenar palestinos caídos en su propia ola de violencia. Nada extraño para aquellos acostumbrados a seleccionar matanzas de acuerdo a sus ideologías y prejuicios.