Mensaje de Chile
La hazaña que ha significado el rescate de los mineros chilenos, sumidos en el desierto de Atacama a más de seiscientos metros de profundidad, es portadora de numerosos mensajes al mundo, a todo Latinoamérica y a nuestra Patria venezolana.
Al mundo le recuerda que las acciones del ser humano adquieren mayor significado y eficacia cuando están fundadas en Valores, como los de solidaridad, generosidad y amor al prójimo. Es que, cuando el acto del hombre no busca homenajes al propio ego se hace amable, solidario y generoso. En cambio, cuando se realiza en función del ego, desaparece lo solidario, prevalecen el aprovechamiento y la envidia y se engendran rivalidades y odios.
A todos los pueblos latinoamericanos nos dice que nuestro subdesarrollo si es superable, porque resulta de nuestra estolidez que hace que nos creamos incompetentes e incapaces; de nuestra subestima que nos hace sentirnos inferiores a otros pueblos e imposibilitados de alcanzar logros y metas como los suyos; y de nuestra superficialidad que nos impide asomarnos, siquiera, a las profundidades de nuestras propias existencias y dejar que todo pase y nada quede como frutos de nuestras vidas.
Y a nosotros, venezolanos, en estos momentos tan cruciales para conservar nuestra existencia como pueblo libre, nos exige y aconseja: 1°. Tener presente y realizar que la libertad externa o libertad de independencia, se conquista en el seno de la Sociedad mediante actos solidarios y desinteresados de los miembros de ésta, llamados ciudadanos; 2°. Que la unidad sincera –no aquélla en la cual cada ciudadano o grupo de ellos busca satisfacer sus propios intereses y alcanzar particulares beneficios– sólo brota del amor al prójimo, de la solidaridad con el próximo, así como de la indispensable unidad sincera y generosa y, que sin esta unidad, toda acción, por eficaz y apropiada que parezca, resulta en fracaso, frustración y conflicto.
A todos los pueblos de la Tierra, el compromiso y la respuesta activa que el gobierno chileno mostró en este caso, enseñan que la verdad; la transparencia en la realización de los actos; así como el trato sencillo, cordial y respetuoso de los gobernantes hacia los gobernados, son verdaderas demostraciones de conducción democrática y honesta de los gobiernos en beneficio de los pueblos.
El Presidente de Chile, Sebastián Piñera, no es político de oficio, sino empresario competente y, por tanto, exitoso. El Presidente Piñera demostró sinceridad, preocupación y gran interés por la suerte de los mineros y personas afectadas por la grave situación vivida en Chile. Nos dio cierta envidia al comparar sus actos, palabras y gestos, con los muy lamentables y vergonzosos del personaje que, para infortunio de la Patria, está aún al frente nosotros.
Por su naturaleza, los problemas de la conducción de los países están muy ligados a los de las empresas, pues la mayor parte de ellos son de naturaleza semejante. Debemos los venezolanos eliminar de nuestras cabezas la idea que sólo políticos “de oficio” (aquellos de quienes decía Enmanuel Mounier, “qui font de la politique un metier”) deban ser quienes nos gobiernen. En esta hora crucial y definitiva del futuro inmediato de nuestro país, debemos contar con sus mejores mujeres y hombres, capaces y desprendidos de egoístas intenciones. Sólo así podremos conquistar el futuro.