Megalomanía irresponsable
El poder de un Estado, simplificando un poco, tiene que ver con su masa crítica (territorio + población) y los demás recursos que posea: económicos, militares, psico-sociales etc. Este poder describe la posición del Estado en el sistema internacional y permite diseñar una estructura jerárquica: superpotencias, grandes potencias, potencias medianas, Estados débiles, Estados blandos, Estados fracasados. Venezuela es un Estado pequeño y débil, que posee un solo recurso estratégico: el petróleo que, cíclicamente, le da unos relativamente ingentes recursos económicos. Dada nuestra actual población, estos recursos no son ya suficientes para ser un país rico, pero permite que el gobierno tenga una relevante abundancia fiscal. Somos un pueblo pobre, con un gobierno rico. En las actuales circunstancias del mercado petrolero, con precios altos y escasez de capacidad productiva ociosa, cualquier disrupción en la producción tendría consecuencias desastrosas para la economía mundial. Por tanto y “por ahora”, países como Irán y Venezuela, tienen un poder mucho más elevado que normalmente. Sin embargo, Chávez actúa como si las actuales ventajas fuesen permanentes y está ”sobrextendiendo” los fines de la política exterior. Cada vez más, estamos comprometiendo una mayor cantidad de nuestra declinante producción petrolera, para fines políticos e ideológicos, sin recibir una contraprestación económica adecuada. No tenemos las reservas probadas de gas suficientes para el proyectado gasoducto del sur, pero ya estamos dispuestos a financiar una obra faraónica, económica y ecológicamente poco viable, para vender gas a precios muy inferiores al mercado y tratar de hacer dependientes energéticamente a Brasil y otros países del Mercosur. Brasil, después de la inconsulta nacionalización boliviana, lo pensará dos veces. Además, es posible que los Estados Unidos, antes o después, entiendan que les conviene dar las concesiones agrícolas exigidas por Brasil para concluir un acuerdo comercial, el resto de Mercosur seguiría a Brasil. El aislamiento de Venezuela en la región sería avasallante. Prácticamente toda América Latina tendría un acuerdo comercial con los Estados Unidos, Bolivia misma podría verse tentada a abandonar el ALBA. Si esto coincidiera con el cambio de dirección del inexorable ciclo petrolero y la retirada de los EEUU de Iraq, la vulnerabilidad de Venezuela sería pavorosa. La megalomanía en política exterior es irresponsable y peligrosa.