Lula, Ortega y Chávez
Después de las derrotas de los candidatos favorecidos por Chávez en Costa Rica, Perú, México y Ecuador, el “caudillo” se ha regocijado públicamente por las victorias de Lula y Ortega. Lula es un político civil de izquierda democrática, que se enfrentó a la dictadura militar. El Vicepresidente José Alencar, es un dirigente del Partido Liberal y un exitoso empresario textil. Varios ministros son empresarios. El Canciller, Celso Amorín, ya fue jefe de Itamaraty en la década pasada y representa la continuidad de la política exterior brasileña. La exitosa política económica de Lula no tiene nada que ver con el petropopulismo socialistoide y empobrecedor de Chávez, se trata de una variante socialdemocrática, donde la colaboración entre el sector privado y el Estado fomenta el crecimiento económico y la solidaridad social. Lula entiende que, en democracia, el cambio debe ser un proceso gradual, que se logra por medio del diálogo, de la negociación y que está basado en un consenso mínimo sobre las reglas del juego político. El partido de Lula y sus aliados no tienen la mayoría en el Congreso y sólo controlan algunas gobernaciones de Estado. Al ganar, Lula llamó a la unidad nacional, reiteró que será el presidente de todos los brasileños y saludó respetuosamente al candidato perdedor, Gerardo Alkmin, quien previamente lo había llamado para felicitarlo por su victoria.
Daniel Ortega, llegó al poder en 1979, con las armas, trató de imponer un régimen marxista leninista, el resultado fue la guerra civil y una economía en ruinas. Sin embargo, Ortega, al perder las elecciones frente a la candidata unitaria de la oposición Violeta Chamorro, supo entender que, a Nicaragua y a su propio partido, le convenía la entrega negociada del poder y quince años después, con dos derrotas a cuestas, logra ganar las elecciones con un mensaje de reconciliación y de diálogo. Su Vicepresidente, Jaime Morales, fue el vocero oficial de la Contra. Anunció que su gobierno no denunciará el tratado de libre comercio con los EEUU, que no habrá cambios fundamentales en la dirección económica del país y llamó a los empresarios a invertir con confianza en Nicaragua. El sandinismo no tiene mayoría en el Congreso. Recientes reformas a la constitución redujeron los poderes de la presidencia de la república, por tanto Ortega tendrá que negociar con la mayoría de oposición, para nombrar ministros y embajadores. Así son las cosas en democracia. Ojala Chávez siguiera el ejemplo de sus “amigos” Lula y Ortega.
