Los retos de UNASUR y la Política Exterior Común
En una entrega anterior opinaba que un verdadero acuerdo en “política exterior común” deberá existir entre los países miembros de UNASUR. La ausencia de un gran compromiso y un mandato de posiciones comunes, haría inviable la sustentación de la unidad suramericana. Podríamos afirmar que muchas de las crisis internas en el marco de los procesos de integración se deben a la falta de coherencia en esta materia.
En ese sentido me gustaría plantear algunas reflexiones en torno a las implicaciones de las Política Exterior de nuestros países y sus efectos en la consolidación o debilitamiento de los procesos de integración regional. ¿Será razonable pensar que la falta de una política exterior comunitaria hacia terceros podría ser una de las principales razones de la inviabilidad de nuestros esfuerzos integradores en el marco político?
Para poder tratar de responder y evaluar la interrogante anterior debemos partir de varias premisas que nos permitan entender las dos dimensiones de la política exterior en el marco de la integración. Estas son, la Política Exterior nacional desde los países miembros de los sistemas de integración y la política exterior que se deriva de los propios procesos hacia terceros países.
Se puede observar, por ejemplo, que en algunos de los procesos de integración vigentes prevalecen las decisiones en materia de política exterior de carácter unilateral sobre aquellas que deberían ser resultado del consenso y producto de visiones convergentes de los países que comparten procesos de integración.
Entonces, lo que aspiramos en este artículo es hacernos varias preguntas sobre la dimensión misma de la política exterior en los procesos de integración con miras a la creación de UNASUR.
Las Premisas:
• Los países suramericanos han hecho esfuerzos modestos por consolidar una Política Exterior Común.
• Los Parlamentos y Congresos tienen poca influencia y no cumplen, a pesar de sus esfuerzos, un papel importante en la consolidación de la política exterior común. Ejemplo, Parlamento Latinoamericano, Parlamento Andino.
• La ausencia de Órganos de Solución de controversias sólidos en el marco de los procesos de integración debilita los procesos mismos y genera discrecionalidad en los relacionamientos externos.
• La integración como la conocemos en la región suramericana no ha logrado impregnar la piel de los pueblos para poder exigir a sus gobiernos mantener la dimensión regional ante terceros.
• Nuestros pueblos reaccionan tímidamente ante la dimensión misma de la integración.
• Muchos gobiernos hacen pocos esfuerzos por mantener como prioritario posturas integracionistas ante terceros.
Como aporte metodológico, debemos sobre la base de las premisas antes expuestas, hacernos algunas preguntas pertinentes.
En primer lugar ¿cuál es la dimensión real de la integración suramericana?
Podemos afirmar que la integración en la región se caracteriza fundamentalmente por tener una marcada visión:
1. Economicista. Se le da prioridad al fortalecimiento comercial y económico antes que al social y político.
2. Los países se aferran a una visión reduccionista de la soberanía. Se exalta la integración mientras que la retorica de la soberanía prevalece.
3. Se hace poco participes a los pueblos en general de los beneficios de la integración. (Ejem beneficios sociales, comerciales/movimiento libre de personas.)
En segundo lugar, ¿por qué es importante la política exterior Común?
Es la manera de converger las políticas sectoriales en materia de relaciones internacionales de cada uno de nuestros países y garantizar una visión hacia el mundo de unidad y de responsabilidad compartida frente a los grandes temas de la agenda internacional, tales como; terrorismo, narcotráfico, democracia, soberanía, cultura, religión, biodiversidad y ambiente, pobreza y exclusión social, movimientos sociales, multiculturalidad; migraciones, refugiados y desplazados; derechos humanos, derechos de los pueblos indígenas, cooperación, seguridad hemisférica, corrupción, derecho a la información, libertad de expresión, , imperialismo etc.
No es difícil encontrar marcadas diferencias sobre estos temas y en su relacionamiento con terceros desde los países de la región. Por ejemplo, Los estados Unidos, La Unión Europea, África y ante los organismos internacionales.
La diversidad de visiones entre los países de América Latina se ha observado en términos económicos, políticos e institucionales. Tenemos que recordar que los esfuerzos de integración entre nuestros países se desarrollan en un contexto de asimetrías económicas. Ello se convierte en una debilidad en el momento de lograr definiciones y posiciones comunes en materia de política exterior. Es por ello, que para entender las relaciones entre nuestros países, hay que diferenciar entre por lo menos ocho regiones/países: México, Centroamérica, el Caribe, Brasil, Chile, MERCOSUR, Venezuela y los países andinos. Cada grupo/país coincide en términos generales en algunos de los principales temas de la agenda internacional, pero se dividen en otros, como hemos indicado anteriormente.
Recordemos el Tratado de Libre Comercio del Norte, acuerdo fundamentalmente comercial entre México, Canadá y Estados Unidos. CARICOM, Comunidad Andina (-Venezuela), Mercado Común Centroamericano, MERCOSUR/Venezuela-Chile-Bolivia-Perú-Colombia)), Alba (Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua) Chile-Estados Unidos. La mitad de los acuerdos están vinculados comercialmente con los Estados Unidos a través de los TLC. Solo el Alba incluye a Cuba y se perfila como un esfuerzo de cooperación y solidaridad antes que comercial.
En los espacios de concertación política, débilmente existe el Sistema Económico Latinoamericano creado hace 30 años y el Grupo de Río, sin mayores opciones para definir una política exterior común, excepto aquellas basados en relaciones externas de baja densidad. Son mecanismos de consulta que no garantizan compromisos de los países en cuanto a posturas en el tratamiento de sus relaciones con terceros.
Con algunas excepciones, como veremos más adelante, la política exterior común en los procesos integración regional es la gran ausente del fortalecimiento y viabilidad de los procesos de integración en la región.
CARICOM y la CAN tienen el sistema formal mejor estructurado en cuanto a política exterior común se refiere. La CAN en el plano institucional ha desarrollado un instrumento idóneo para lograr una mayor presencia e influencia Internacional. Su política la ha concentrado en los siguientes frentes: Relaciones Externas, MERCOSUR, Unión Europea, Canadá, Estados Unidos. Centroamérica, México y el Caribe, Rusia, Asía, OMC, ALCA. Ahora bien, en la práctica esa Política Exterior común ha sido poco impactante en la praxis ya que los países individualmente han tenido muchas veces sus propias posturas en sus relaciones hacia los países y los organismos antes descritos. Ello nos da una ausencia de coherencia que debilita el fortalecimiento mismo de las relaciones interna de los miembros. Ejemplo, mientras Venezuela fue miembro de la CAN eran visibles las diferencias con relación al ALCA, OMC, los TLC, China, Estados Unidos. etc.
También, en un área en donde hemos visto posiciones divergentes dentro de la CAN es en los apoyos a candidaturas únicas ante los organismos Internacionales, no obstante que en la declaración de “Quirama” en el 2003 decidieron “impulsar la política exterior común preservando y profundizando el acervo comunitario para asegurar una inserción internacional que favorezca los intereses y prioridades de la subregión, que le permita una mayor presencia en los foros y organismos internacionales y fortalezca el relacionamiento en el ámbito político, económico y de cooperación con terceros países y otros grupos regionales, privilegiando la concertación e integración suramericana, latinoamericana y con el Caribe.”
Otro ejemplo y quizás el más coherente en cuanto al mantenimiento de una política exterior común la encontramos en los países miembros de CARICOM, quienes ha mantenido mayor conexión en cuanto a mantener ciertas líneas consensuadas ante terceros. Ejemplo de esto ha sido la coherencia en las posiciones que sus delegaciones han mantenido ante la OMC, la OEA, entre otros organismos. MERCOSUR por su parte no tiene una política Exterior Común formal aunque en algunos foros internacionales tienen posiciones coordinadas como es en el caso ante la OMC.
Por otra parte, es bien conocido que el tema de las relaciones de los países de la región con los Estados Unidos ha dificultado las perspectivas de una política exterior común. En el propio contexto del sur encontremos aproximaciones bastantes variadas con relación al tratamiento de las relaciones con los Estados Unidos tanto en el orden político, como comercial. El Alba hace esfuerzos de coherencia en algunos temas de la agenda Internacional aunque aún están por definirse las verdaderas dimensiones del compromiso de los países miembros en esta materia.
Otra pregunta que nos debemos hacer para entender las diferentes posiciones que se nos muestran en la región en cuanto sus relaciones con terceros son, ¿Quiénes influyen en la definición final de la política exterior?
Cada país tiene sus propias características.
Depende de la normativa de sus mandatos constitucionales y de sus presidentes. Aunque en la práctica pareciera ser potestad exclusiva de los jefes de estado, mas que en los consensos entre los actores nacionales.
Sin embargo, pareciera ser que la política exterior fundamentalmente la definen las Cancillerías. Notamos diferencias de enfoques y de ímpetus de acuerdo a cuáles son los momentos históricos que se viven. Los Parlamentos, pueden estimular y propugnar las posiciones comunes en materia de relacionamiento con terceros. Las comisiones de política Exterior por su parte también orientan a los gobiernos en cuanto los espacios de convergencia internacional.
¿Qué significa la carencia de políticas comunitarias frente a terceros?
En la región latinoamericana estamos frente a una maraña de acuerdos que se sustentan fundamentalmente en la integración comercial y con objetivos diversos en cuanto a sus políticas exteriores con terceros, especialmente hacia los Estados Unidos y la Unión Europea. En momentos de bonanzas queremos estar solos, en momentos de crisis exaltamos la unión.
Desde mi perspectiva, la ausencia de una política exterior común en los actuales procesos integración regional es una de las razones que hace poco viable el fortalecimiento de estos en la región. A pesar de los esfuerzos que se han hecho, por resaltar la importancia de mantener políticas comunes hacia terceros, lamentablemente, la falta de una estrategia latinoamericana para relacionarse fuera de la región debilita la opción de ir hacia una integración política.