Opinión Internacional

Los castro: Variante del síndrome de Munchhausen

  En Medicina se define este Síndrome como el padecimiento psiquiátrico de quienes llevan la Hipocondría (creerse enfermos) al extremo de hacerse tratamientos y hasta operaciones, sin sufrir una enfermedad real. Pero esta rara anomalía la expresan también algunas madres (en muy pocos casos los padres), trasladando los falsos síntomas a sus hijos, llevándolos con frecuencia a clínicas u hospitales, alegando dolencias que el adulto proyecta hacia el menor. El nombre deriva del Barón de Munchhausen, quien contaba historias de fantásticas aventuras que jamás ocurrieron, como viajar a la luna o bailar dentro de una ballena. El caso que referimos en este artículo en extraordinario, rompe cuatro parámetros, pues 1º. la víctima ya no está en su niñez, 2º. no es su madre quien lo manipula y victimiza, sino otros dos adultos, su padre putativo (Fidel) y su Tío (necesariamente putativo, por ser Raúl hermano del anterior, y tutor actual del paciente, por incapacidad múltiple del mayorcito), y 3º a partir de una enfermedad real prexistente, un cáncer originado en la vejiga (lo que demuestra fehacientemente que las Cadenas deben tener interrupciones, recreos para que el protagonista del circunloquio y sus rehenes hagan pipí y estiren las piernas), que se diseminó a tejidos lisos cercanos, no fue tratado a tiempo y ya está en fase de Metástasis irreversible.

El 4º parámetro roto en este caso especial, es que el fraude se lleva a cabo contando con cierta complicidad del paciente, quien ya no es un niño, tiene a sus padres biológicos en Barinas, y ha sido debidamente informado de lo que sucede en su organismo, por parte de los poquísimos médicos que mantienen cierta Ética y, por responsabilidad con el paciente, le dicen la verdad: Su cáncer es INCURABLE, y siendo un Leiomiosarcoma, la Quimioterapia más bien es contraproducente. Acá intervienen los padres putativos de la criatura, beneficiarios directos del despilfarro de los dineros de los venezolanos, a quienes no les conviene que se conozca la verdad (de allí el secretismo y la minimización de toda la situación, a diferencia de la conducta de otros mandatarios en condiciones similares, Lugo, Cristina, Dilma y Lula, no escondieron nada y dejaron que el Personal MÉDICO diese los correspondientes informes a la Opinión Pública, Nacional e Internacional), que incluye la absoluta inutilidad de las cirugías y Quimioterapias que le han efectuado.

Nuestro hombre en La Habana no viaja a la Casa Matriz del neocolonialismo, como él mismo declara, por encontrar allá la mejor medicina, sino porque allá hay más control de las fuentes (un régimen totalmente represivo, que dosifica y deforma a su conveniencia toda la información en torno a lo que sucede en Cuba, y ahora en su folklórica colonia), y además pueden seguir dándole falsas esperanzas al enfermo terminal (lo que no hacen los galenos venezolanos, que ni siquiera le administraron la tercera Quimioterapia supuesta en el Hospital Militar de Caracas, mucho menos procederían con un procedimiento quirúrgico. Si muere a raíz de una quimio o una cirugía, que sea en manos de “los mejores médicos del mundo”, que resuelvan ese embrollo los cubanos, sus creadores). Acá no pasan de inyectarle calmantes y dializarlo, puro mantenimiento cada 5000 kilómetros, sin correr el riesgo de que los acusen de malapraxis, magnicidas o, peor aun, de opositores.

 

El padre y el tío putativos sí engañan a su Agente desde 1975. Mucho más el tío, quien es el monarca actual en Cuba, y está todavía lúcido, lo cual no se puede afirmar del Mito, al que apartaron del poder real, por sus lagunas mentales (demencia senil) y su rígido dogmatismo, opuesto a los cambios imprescindibles que Raúl y su nueva Nomenklatura se esfuerzan en instalar en aquel profundo fracaso, luego de 54 años de obsoleto Colectivismo, que condujeron al endémico parasitismo, y las vergonzosas opciones de la Jinetería, las fugas en Balsas, y la Corrupción al detal, en lo que queda de la oxidada y reducida Economía. Cuba pretende copiar el esquema de viraje violento al Capitalismo Salvaje, que implementaron en China -y en menor escala en Vietnám-, pero sin contar con los recursos humanos y financieros que sí tenían los dos países asiáticos, cuando se dejaron de tonterías y pusieron rumbo al Mercado abierto y las Libertades semicerradas. Pero “una cosa piensa el burro, y otra quien lo está ensillando”. Es cuesta arriba convencer a una sociedad, obligada a subsistir en medio de carencias de todo tipo durante los pasados 54 años, de que ahora sí van a cumplir las promesas de más bienestar y menos represión. Por un lado la pantomima del Congreso, que pretende maquillar a la decrépita revolución, por el otro lado el desencanto general que ya no se tranza con pañitos calientes ni edulcoradas promesas a futuro, siempre a futuro. Nadie en Cuba va a sacrificar los próximos 54 años en pos de la jurásica utopía. La Caja Chica representada por la riqueza venezolana mal administrada por el combo rojo rojito, tiene fecha de vencimiento, por cáncer o por derrota electoral (lo que ocurra primero), y son pésimos los presagios para la pandilla castrista, en la isla y en este campamento provisional donde les permiten desahogar parte de sus incapaces curanderos y otros desempleados. La era, maldito Silvio, lleva demasiado tiempo pariendo un corazón (que ya está necrosado), y son demasiados los que han debido sacrificar su presente, su libertad, sus sueños, por complacer la codicia política del grupo de dinosáurios estalinistas a los que tú sirves incondicionalmente.

 

OPCIONES: Pudo tratar de emular a Mandela, incluso a Bachelet y Lula, optó por imitar a Mugabe, Saddam Hussein, Gadaffi, Ortega y Fidel. Pudo tratar de emular a las naciones emergentes del planeta, las que se integran al concierto de países con economías prósperas, Singapur, Chile, Brasil, Colombia, optó por repetir los fracasos representados por Cuba, Corea del norte, Iraq, Irán, Libia. Pudo dejar de hablar tanta paja, superar los dogmas y dedicarse a gobernar para todos, recursos le sobraban, optó por el proyecto megalómano, las malas juntas, el neofascismo, las Cadenas y la enfermiza repetición de promesas incumplidas. Pudo hacerse chequeos médicos regulares, tratar el cáncer a tiempo, con médicos, equipos y tratamientos buenos, optó por dárselas de Súperman y ponerse en manos de la atrasada, políticamente controlada y dogmática medicina cubana. Ahora sus únicas dos opciones son: Entierro o Cremación. Igual al padre putativo y la revolución, abortada acá, liposuccionada en Cuba . Sólo le queda cantarle a sus curanderos cubanos, a lo Olga Guillot, “miéntanme más, que me hace su maldad, feliz”. 

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