Lo definen muy complejas: Honduras
Mientras Hugo Rafael Chávez Frías, presidente en funciones declara a los medios en La Paz Bolivia el 170709: “…Venezuela no es un productor, es solo un país de tránsito…” (El Nacional, el 18/07/09 a las 3:26 am); por su parte el vicepresidente en funciones y en misión oficial Ramón Carrizalez, en respuesta a preguntas directas de los periodistas durante una reunión entre Rusia y la Comisión Intergubernamental Venezuela en San Petersburgo, dijo: “… Es un problema grave para nosotros, una tragedia aún, porque nuestro territorio es utilizado para el tránsito de drogas…” (RIA Novosti, 170809).
Es probable, no se sabe, se presume, se rumora –diría en su viejo y ya desaparecido programa radial Rafael Guinán–, que al igual que con el asunto de los AT4, de acuerdo o no, uno u otro funcionario lanza a voluntad una especie en materia de información sobre determinado tema, y a falta de una reacción, el otro lo toma como válida para intentar salir airoso o al menos indemne del transe frente a los representantes de los medios de comunicación extranjeros.
Pero el tema pica y se extiende
Pareciera que son muchos los funcionarios de elevado coturno sobre quienes, inevitablemente, se imponen hoy sin miramientos los directos derivados de aquellas ligerezas de la juventud, o de algunas pretendidas vivezas del pasado; fuere o no ello, el producto a su vez de complejas o de simples carencias, de necesidades materiales, de imperativos físicos o psíquicos, o de cualesquiera otros fueren las indigencias, penurias o miserias, los deseos, las pretensiones o las insatisfechas debilidades de cualquiera fuere el género.
Posiblemente a imagen y semejanza, por ejemplo, de aquel muy encumbrado y recomendado miembro del partido o de los afectos o lacayos en los círculos de Miraflores, y a la sazón recién nombrado directivo o jefe divisionario policial a quien un día cualquiera de la semana siguiente de asumir el importante cargo, un particular o un subalterno de nivel intermedio le solicitara una audiencia privada.
Concedida ésta y una vez en su despacho –el particular o subalterno– sacaba de su maletín o cartera un pequeño y muy bien presentado paquete y le hacía entrega en sus manos bajo el argumento de ser un especial presente de un muy especial donante, que le era enviado como algo muy merecido por su ascenso y su nueva posición política, técnica o social.
Sabores derivados
Una vez en sus manos, el directivo o jefe recién ascendido, en presencia aún del particular o subalterno, abría el paquete, descubría una hermosamente forrada caja y levantaba la tapa emocionado. En su interior, un potente, brillante, distinguido y costoso Rolex de oro y piedras preciosas engastadas: La última moda de los poderosos del momento.
De inmediato, delicadamente pero de prisa lo sacaba de la caja, y lo ponía en su muñeca. Notaba cuan preciso se ajustaba y lo bien que le quedaba, lo miraba relucir una y otra vez, y lo mostraba para que el mensajero viera lo bien que lucía. Despedía al mensajero; sin más preguntas, mientras por el inter llamaba a la secretaria y suspendía por un rato el resto de actividades del día, para disfrutar a solas su nueva posesión. Bien decían en los tiempos del Benemérito: “… póngame donde haiga…”.
Las preguntas, las plantearía luego, tarde ya –como el pajarito que citaba Luis Herrera–, cuando frente a hechos cumplidos en uno u otro complejo escándalo o caso criminal, fuere de contrabando, de estafa al fisco o a particulares, de importante robo a bancos o transportes de valores, o de hurto, de lesiones graves y hasta de homicidios, el mismo mensajero –o cualquiera otro fuere el mecanismo habilitado del momento– le imponía el programa para las acciones y decisiones que deberían ser estudiadas, preparadas y tomadas en función de los trascendentes intereses privados de aquel donante quien en su momento, le hizo llegar el tan exquisito regalo que lucía y brillaba aún en su muñeca: El Rolex, el oro y las piedras preciosas, cobran entonces, la primera cuota del pago por los favores recibidos.
Luego con el tiempo, sucesivos eventos unos más graves que otros, enganchado y cómplice ya ese directivo o jefe divisionario policial, otros serían los pagos prometidos o exigidos y los regalos recibidos. Estos presentes y de acuerdo a sus habilidades, materializados fuere en depósitos en monedas fuertes en cuentas numeradas extra-fronteras, en vehículos de marca, en apartamentos, en viajes con familia o costosas francachelas privadas –pero no privadas de nada licores mayores de edad, drogas si fuere el caso, jóvenes hembras o machos, cualquiera fuere el gusto o la necesidad del momento del directivo o jefe divisionario– y hasta llegar casi siempre antes de la caída, a la asignación de significativos porcentajes en los siempre nuevos negocios ilícitos del “productivo y rentable” donante.
En el caso del negocio del tráfico de drogas, como está suficientemente comprobado por los hechos cotidianos dentro y fuera del país, quien entra o es reclutado para el negocio y de ello hace su forma de vida en cualquiera sea el escalón de la operación, mas si está vinculado a cualquiera dependencia pública con misiones de apoyo y de soporte, sólo tiene una única y excluyente forma de salirse, sin fuere esa su voluntad: Con los pies por delante, acostado dentro de una caja de madera y llevado en brazos de amigos, si aún le quedan.
Son casi diez mil días
Que pueden ser atribuidos a la planificación, implementación, organización, ejecución y consolidación de lo que hoy oficialmente se reconoce y se denomina en la voz de los dos más altos magistrados del país como un país por donde transita la droga.
Puesto que, oficialmente no es productora de materias primas, Venezuela no es narcoproductor; puesto que no es –por ahora– un país donde se procesa la droga, Venezuela no es narcoproductor; puesto que, según este fatuo esquema explicativo adoptado oficialmente, no es un país traficante, tampoco Venezuela es narcotraficante.
Pero como es un país por donde la droga “sólo” transita desde los laboratorios de producción en su camino hacia los mercados de consumo, entonces, tendremos como derivado un nuevo vocablo acorde a esas muy específicas y aceptada oficialmente condición: Si por Venezuela sólo transita la droga, es, según su presidente y vicepresidente, un país “Narcotransitante”.
Mas como la reconocida oficialmente dinámica del “tránsito de la droga” por territorio venezolano impone las inevitables condiciones previstas y en ejecución, de acuerdo al complejo hacer ilícito con casi diez mil días de ejecución, deberíamos entonces clasificar a Venezuela, ajustándonos al lenguaje revolucionario y por aquello de los centros de acopio y de los depósitos de droga en tránsito previo a su embarque en naves o aeronaves con destino a los mercados de consumo, también como un país: “Narcodepositante”.
Honduras
Dos aserciones del término abordamos, la que refiere el hecho de hurgar en las profundidades, en el fondo de unos hechos en busca de orientación o respuesta a uno u otro sea el evento del diario acontecer y la otras, la que designa a una República centroamericana independiente.
Profundidades
Como se recordará, de acuerdo a los registros en agencias internacionales dedicadas al control de las drogas, el incremento de los vuelos saliendo de Venezuela y con destino a República Dominicana se multiplicó por cuatro entre 2003 y el año 2008. Las gráficas publicadas por estos servicios, son ejemplarizantes.
Con esto de las informaciones, datos y comentarios sobre el tráfico de drogas desde Venezuela, según se pudo conocer, en los primeros meses de este año, el presidente de República Dominicana Leonél Fernández en comunicación con Hugo Chávez, al parecer le habría solicitado el retiro inmediato del titular de la Embajada de Venezuela en su país, en virtud, señala la misma información, de que existía una relación de éste con oficiales de sus fuerzas armadas quienes resultaron relacionados en actividades de tránsito de drogas desde Venezuela hasta Dominicana y de allí, con destino al mercado norteamericano y al europeo.
Verdad o falsedad, no estamos en capacidad ni podemos calificar la especie, pero resulta que el último domingo de julio de este año, regresó al país quien desde la fecha de su designación en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, número 37.528 de fecha 16 de Septiembre y hasta ese momento habría ejercido el cargo de Embajador de Venezuela en la República Dominicana.
En todo caso, un hecho determinante y que el tiempo se encargará de poner en evidencia: Ni los órganos de investigación criminal, ni la FGR, han adelantado investigaciones destinadas a comprobar o negar estas informaciones.
Sin poder conocer los detalles del asunto, el intríngulis, sólo existen hechos, tanto de la prensa diaria como en los mecanismos oficiales de información que parecieran brindar indicativos, a lo mejor relacionados con la reciente y silenciosa disposición oficial del presidente de la República, “… según consta en el Punto de Cuenta No 351 sin fecha…” y donde se resuelve en términos precisos: “… Cesar en funciones al ciudadano Francisco Belisario Landis… como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la República Bolivariana de Venezuela en la República Dominicana…”; decisión publicada en la Gaceta Oficial 39.132 de fecha 05/03/09.
Honduras
Suficientes han sido las informaciones de la prensa nacional e internacional sobre el problema de la República de Honduras, la ingerencia venezolana en sus asuntos internos y lo referente al preciso detalle de que en el transcurso del primer semestre del año 2009, se habrían incautado en ese país un total de 21 avionetas –completas, abandonadas, estrelladas, enterradas, quemadas o siniestradas– de matricula venezolana vinculadas directamente al tráfico de drogas.
Según señalan las informaciones de prensa, la droga y el lavado de dólares tienen sus bases principales en los departamentos de Gracias a Dios, Atlántida, Colón e Islas de la Bahía en Honduras. La droga decomisada en las avionetas desde el 2006 a la fecha llega a 7.500 kilos. Más aún, expresamente el presidente Roberto Micheletti denunció ante los medios que durante el gobierno de Manuel Zelaya, avionetas con bandera venezolana llegaban al país centroamericano con drogas y dólares lavados: “… Durante el mes que llevamos gobernando, sólo una avioneta con bandera venezolana vino a Honduras y fue capturada…”
Y se complementa el cuadro del asunto, con las informaciones difundidas en unos u otros medios y donde se señala entre otras cosas, que el “Rambo Venezolano” (Hugo Chávez dixit), el mismos citado en múltiples notas anteriores referidas a la planificación, diseño, construcción, mantenimiento y la función del Corredor de la Droga en Venezuela, estaba operando en persona desde el territorio de Nicaragua en la organización y control de las operaciones venezolanas que adelanta el gobierno al interior del territorio hondureño. Por cierto, el socio del “Rambo Venezolano” quien está solicitado por la FGR en la reabierta investigación sobre la Masacre de Yumare, reside en los aledaños centroamericanos: En Costa Rica.
Como queda con suficiencia argumentado, y salvo investigación y derivadas pruebas en contrario, a un país reconocido oficialmente como “Narcotransitante”… lo consolidan y definen, muy complejas: Honduras