Letonia: abierta a la economía de la Unión
La accidentada historia de Letonia está estrechamente ligada a las pugnas entre los grandes de este mundo. Este pequeño país báltico fue, por turno, provincia del reino de Dinamarca, territorio administrado por los cruzados germánicos, parte del reino de Suecia, principado ruso… La independencia, lograda a finales de la Primera Guerra Mundial, resultó a su vez muy efímera. En la década de los 30, la Alemania nazi se apoderó de este territorio supuestamente «germánico», iniciando un aberrante traslado de población. Tras la Segunda Guerra Mundial, Letonia pasó a formar parte de la URSS. Pero este «matrimonio forzoso» finalizo en 1990, fecha en la cual los países bálticos ocupados por Moscú a partir de 1945 proclamaron su independencia.
Desde el punto de vista meramente económico, la anexión de Letonia en la URSS supuso el desmantelamiento de un embrionario aunque eficaz sistema de producción. En efecto, este país que, en los años 20 y 30 tenía fama de ser uno de los principales exportadores de productos agrícolas del Norte de Europa, perdió sus prerrogativas al quedar integrado en el sistema de planificación centralizada impuesto por los gobernantes de Moscú.
Durante el período de transición a la economía de mercado se registraron inquietantes síntomas de crisis. La mayor parte de las empresas dependientes del antiguo mercado ruso se hallaban al borde de la quiebra; en algunos casos, la producción industrial registró caídas del orden del 50 por ciento. Conviene recordar que antes de la desintegración de la URSS, la República socialista Soviética de Letonia era la principal suministradora de medios de automoción -autobuses, camiones, tranvías, y vagones de ferrocarril- aunque también de electrodomésticos y equipo electrónico.
En 1995, el país quedó sumido en una grave crisis financiera, resultante del grave déficit presupuestario y la quiebra de uno de los mayores bancos letones, el Bank Baltija. Ante la vertiginosa caída del PIB, el Banco Central tuvo que limitar los créditos, tratando de mantener la tasa de inflación en torno al 20 por ciento. Ese estado de cosas ha afectado seriamente el nivel de vida de los habitantes del país, quienes descubrieron, en menos de un lustro, no sólo las ventajas, sino también los inconvenientes del sistema de economía de mercado.
El período de recuperación iniciado en 1998 ha permitido sanear y reencauzar la producción industrial. Actualmente, la mayor parte de los intercambios va dirigida hacia los países de la UE. El principal cliente de Letonia es de Reino Unido, que absorbe el 17,5 por ciento de las exportaciones, seguido por Alemania (17,2%), Suecia (10,8%) y Rusia (4,2%).
Entre los mayores proveedores del país báltico figuran Alemania, con el 15,7% de las importaciones, seguida por Rusia (11,6%), Finlandia (8,6%) y Suecia (6,7%). El grueso del déficit comercial de Letonia se genera con Finlandia y Alemania y, en mucho menor medida, con Holanda, Italia y Suecia. Francia y el Reino Unido son los socios con los que Letonia obtiene un importante superávit.
Ficha país
Nombre oficial: República de Letonia (Latvijas Republika)
Sistema político: Democracia parlamentaria
Jefe de Estado: Vaira VIKE-FRIBERGA (presidenta)
Primer Ministro: Indulis EMSIS
Capital: Riga
Superficie:64.589 Km2
Población: 2.348.784 habitantes (2003)
Etnias: Letones 57.7%, Rusos 29.6%, Bielorrusos 4.1%, Ucranianos 2.7%, Polacos 2.5%, Lituanos 1.4%, otros 2%
Religión:Luteranos, católicos romanos, ortodoxos rusos
Idiomas: Letón (oficial), lituano, ruso
Moneda: Lat letón
Producto Interior Bruto (PIB): 8.630 de millones de Euros (2002)
Renta per cápita: 3.5696 Euros (2002)
Inflación anual: 1,9% (2002)
Tasa de desempleo: 13,1% (2001)
Indice alfabetización adultos: 99,8% (2003)
Fuentes: ICEX, OID, The Economist, Banco Mundial
Elaboración: MDT-Palconsult
Adrián Mac Liman
Escritor, periodista
Miembro del Grupo de Estudios Mediterráneos de la Sorbona (París)
