La integración fronteriza
En el mundo de hoy, la óptica de cómo deben considerarse las áreas y los problemas fronterizos de una nación, está cambiando aceleradamente. Ante el avance vertiginoso de la ciencia y la tecnología que promueve considerablemente el desarrollo de la informática y de las telecomunicaciones, se ha abierto un espacio sociológico de amplio espectro que puede y debe ser desarrollado en procura del bienestar de toda la Humanidad. Ese espacio constituye el mayor reto que jamás hayan abordado las ciencias sociales en su totalidad, porque con las nuevas posibilidades de interacción entre personas de diversas culturas y nacionalidades, emerge una auténtica evolución del conocimiento de nuestra especie, que sin duda está llamada a transformar profundamente nuestra realidad y sistema de creencias, cuando su universo de acción se ha expandido de manera significativa.
De allí la pertinencia de reconceptualizar nuestra propia percepción de las fronteras, en virtud a que cada vez menos son la franja donde algo termina y otra cosa comienza, para convertirse ,como de hecho lo son en forma natural, en espacios para la continuidad de la vida humana sin segregaciones.
A pesar de la diferencia básica que pueda existir entre un Estado y otro, cada vez en mayor cuantía, las naciones fronterizas son cada vez mas parecidas entre sí. El aumento creciente de la población y la subsiguiente búsqueda de oportunidades para una mejor calidad de vida, determina la orientación de las migraciones en un determinado sentido, en una dirección que está naturalmente abierta cuando se comparte el mismo aire que se respira, la misma agua que se bebe y la diversidad biológica que no entiende de fronteras creadas por el hombre. De allí que el mestizaje aumente, promoviendo igualmente la riqueza étnica, que se constituye en la estrategia ecológica de la especie para sobrevivir en un ambiente cambiante.Para la naturaleza humana lo dañino está en no mezclarse, porque de esa manera se deteriora el patrimonio genético que se va degradando al no hibridarse, perdiendo igualmente la resistencia a nuevas enfermedades y retos ambientales como el cambio climático.
Así, el aislamiento que promueve el cierre de fronteras, en lugar de fomentar la solución a los problemas de una población, los agrava y los hace insolubles. Los grupos humanos, al igual que la naturaleza, no se comportan como pueden prever instrumentos y disposiciones legales, cuando éstos ignoran su realidad y se fundamentan en supuestos ajenos a ella. De allí que la “cuarentena social” no funcione en ningún lugar del mundo, porque su consecuencia natural es el atraso en todos los órdenes.
Antes bien, la apertura y el desarrollo de las fronteras, constituyen la mejor política territorial de un Estado organizado. La forma de hacer mas efectiva la soberanía, es convirtiéndola en un concepto inteligente, capaz de sacar provecho de las bondades del intercambio entre poblaciones que tienden al encuentro étnico al crear su propio fenotipo social perfectamente adaptado al ambiente que le toca vivir.
Es de esperar, que los Estados sean cada vez en mayor cuantía más inteligentes y conviertan los problemas fronterizos en grandes oportunidades para el avance común. Porque detrás de un gran problema, yace escondida una gran solución.