La independencia de Cuba y los “evolucionarios”
Si ayer la independencia de la España esclavista pasaba por la abolición de la esclavitud; hoy la independencia de los EE.UU. capitalistas, pasa por la abolición de la moderna esclavitud asalariada.
“Un hombre honrado no va a salir a la calle a aplastar todas las víboras que salen
al camino porque se les ensucian demasiado los talones.
Padece y espera con fe en la virtud.”
José Martí
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Nuestra propuesta de profundizar, tan rápido como sea posible, el proceso de socialización de la economía, la política, el poder y la sociedad en general, antes de que se produzca el eventual levantamiento del bloqueo norteamericano, a partir de la formación de los Consejos Obreros en los centros de producción y servicios, manteniendo la propiedad en el estado de los medios fundamentales de producción, es considerada por algunos como algo “irracional”.
Para ellos no se trata de hacer revolución, sino “evolución” hacia la “economía social y democrática” y avanzar hacia estrechas relaciones económicas con EE.UU., en función de una “reconciliación con el imperialismo norteamericano”, que permitiría “desarrollar la economía”, sin preocuparnos porque ello pudieran llevarnos al estatus neocolonial de principios de siglo pasado y a una anexión virtual al Imperio, “pues lo importante no es la propiedad sino el desarrollo”.
Se podría seguir con el escudo, con el himno, con la bandera y con el parlamento y estar anexado económicamente.
Es el pensamiento lógico de los “desarrollistas” que separan la economía de la política y la lucha de clases, para quienes el desarrollo solo está en los medios técnicos de trabajo y se olvidan de los cambios en las relaciones de producción como condición para que las fuerzas productivas puedan seguir avanzando, una vez rotas las viejas relaciones de producción, distribución y consumo. Habrá que seguirlo diciendo y repetir a Marx, sin cansancio: El socialismo pasa por la abolición del trabajo asalariado.
Estos “teóricos capitalistas del socialismo” rechazan el control obrero y pretenden entretener a la gente con interminables debates seudo científicos sobre los confusos términos de “economía social o economía democrática”, mientras dejamos que avance la penetración imperialista en nuestra economía en complicidad con la parte pro-capitalista de la burocracia.
Escriben y hablan, desde fuera de la realidad cubana, como si la gente en Cuba no estuviera ya cansada de debatir y discutir todos los días en todas partes lo que hay que hacer para salir del estado actual y como si los trabajadores no estuvieran muy claros de lo que necesitan y hacen a diario, a contrapelo de todas las medidas de los aparatos burocráticos del estado: una especie de autogestión obrera sin pedir permiso y desviando pequeños recursos, lo que no puede confundirse con el robo descarado de los que lucran y se apropian en grande del plustrabajo del pueblo.
Dígase con toda claridad: la dilación, con cualquier pretexto, en la profundización del socialismo, en el avance a las nuevas relaciones socialistas de producción, cuando el imperio se dispone a darnos el “abrazo de la muerte”, con la eventual complacencia de algunos burócratas loquitos por andar en cadillacs, comer mc donals y viajar a la Yuma * con cargo al presupuesto estatal, conduce a la restauración plena del capitalismo en Cuba.
El peligro en las propuestas de los “evolucionario-conciliadores” (evolución en vez de revolución y conciliación con el enemigo, en vez de respeto mutuo) estriba en que estos señores olvidan que la política es la expresión concentrada de la economía, no ignoran ni desconocen pero ocultan todas las lecciones martianas y marxistas relativas a la preponderancia de la economía sobre la política y esperan que la benevolencia del imperio permita a los trabajadores y al pueblo cubano avanzar por el camino del “bienestar y la democracia” sin apellidos.
No hay que caer en la tontera de acusar de agentes enemigos a todos esos que piensen así, pero objetivamente sus acciones sirven a los planes imperialistas.
Nos proponen estos señores “evolucionistas” aprovechar la oportunidad que brinda el cambio de gobierno en EE.UU. para “reconciliarnos” con el enemigo histórico, como si se tratara de una unión matrimonial rota en algún momento de desavenencias conyugales, que ahora tiene la oportunidad de recomponerse en la cama “verde”, obviando 50 años de bloqueos, acciones contrarrevolucionarias y destructivas de todo tipo, 200 años de planes anexionistas, 140 años de luchas independentistas y 110 años de luchas obreras organizadas por el socialismo en Cuba, con miles de muertos por el camino.
El imperialismo, señores, no tiene colores. Por esa vía Ustedes nos proponen entregar Cuba a la voracidad de los capitales del imperio a cambio de migajas y un plato de lentejas. NO lo vamos consentir los verdaderos revolucionarios y ni siquiera con eso van a estar de acuerdo muchos cubanos no socialistas que a su manera sueñan con una Cuba libre.
No valdría la pena perder unos minutos comentando las propuestas “evolucionistas y conciliatorias” de estos tiburones que se nos presentan como sirenas epidermizadas con lenguaje social demócrata, si no existieran algunos trasnochados burócratas en el patio, desesperados por encontrarse aliados en cualquier parte que les ayuden a hacerle “entender” al pueblo cómo hacer el “socialismo” en Cuba con capital del Imperio, con sus inversiones y su penetración económica, manteniendo el control “estatal”, sin entregarle el poder real a los trabajadores y sin que estos determinen su futuro, para dejarlo en manos de una casta burocrática aliada luego al capital norteamericano, al estilo chino.
Por suerte todavía, en el poder y fuera de este, en Cuba, además de burócratas y tecnócratas “duchos” en marketing y en captar inversiones extranjeras y oportunidades para los negocios “estatales”, existen no pocos revolucionarios que se enfrentaron al imperio y que con las mentes frías, el corazón ardiente y las manos limpias no consentirán jamás la sumisión de nuestro pueblo al capital extranjero.
Desdichadamente, algunos de esos mismos compañeros no acaben de entender que la única manera concreta y objetiva de hacer avanzar el socialismo y crear una coraza protectora infranqueable contra la eventual penetración imperialista, pasa por desechar el trabajo asalariado, sea para el capitalismo privado o estatal y avanzar en las nuevas relaciones socialistas de producción en formas cooperativas, autogestionarias y cogestionarias y permitir otras que correspondan a esta etapa, que posibiliten la creación de condiciones objetivas para que de verdad sean los trabajadores y el pueblo los que detenten el poder real, lo sientan suyo y decidan su futuro. Y, desde luego nadie está hablando de cooperativizar todo, ya esto se ha explicado en otros artículos y en nuestras Propuestas Programáticas.
No se trata, infantilmente, de pretender cambiar por decreto en unos pocos meses todo el conjunto de relaciones sociales que se han formado en 50 años, si no de tomar conciencia de que ese es el camino y comenzar el avance en esa dirección, para conseguir el respaldo mayoritario y comprometido del pueblo y los trabajadores, especialmente de los jóvenes ya tan descreídos, con la continuidad del proyecto socialista en su nueva fase de socialización.
Jamás, en ninguno de los escritos de los partidarios del Socialismo Participativo y Democrático, podrá encontrarse una sola referencia que propenda a la reconciliación con el enemigo imperialista, lenguaje que significa traición al pueblo, a la Revolución a la Patria de Martí. Otra cosa muy distinta es el diálogo entre cubanos, reconocer los errores y las injusticias que la revolución misma ha cometido con los propios ciudadanos cubanos, con gente que han sido empujadas a posiciones contrarias, a irse del país buscando escapes económicos, otros confundidos, gente incluso humilde del pueblo que han cometido faltas más/menos graves, a veces consecuencias de los propios disparates de “nuestros” burócratas. Reconciliación en la familia cubana sí, con el enemigo imperialista no.
La Revolución está en peligro por sus propios errores en la construcción socialista y el eventual cambio de política en el imperio. Solo los cegados por la prepotencia y su separación de los intereses del pueblo, no lo ven. Los oportunistas, agazapados tras el lenguaje que defiende la continuidad del estatismo asalariado burocrático y centralizado neo capitalista, quedarán descubiertos por sus posiciones conciliatorias con el imperio.
Nadie puede dejarse engañar por los “desarrollistas”, ni vaya a creer que es posible una “reconciliación” entre el imperialismo y los que aspiran sinceramente a construir el socialismo. Distinto sería aceptar el respeto a la existencia mutua y negociar temas de interés común, en igualdad de condiciones.
“Cuba tiene Revolución porque tiene historia” decía un viejo maestro, comunista, y sus lecciones no son para quedar amarillentas en los libros. Si Céspedes, el padre de la Patria, no hubiera dado la libertad a sus esclavos y los independentistas del 68 no hubieran desechado la esclavitud, no hubieran podido contar con los negros para luchar por la independencia de Cuba. Tuvieron que vencer el miedo al negro para poder unir al pueblo por la independencia contra España. El problema para los esclavos no era dejar de ser esclavos súbditos de España para seguir siendo esclavos súbditos de una Cuba criolla oligárquica.
Ahora la dirección de la Revolución enfrenta un dilema parecido. En 1961 el pueblo, los trabajadores, los milicianos fueron al combate en Girón en nombre del Socialismo, anunciado dos días antes. Hoy, sin pasar del anuncio a la realización, sin dejar definitivamente atrás la moderna esclavitud asalariada, el miedo al trabajador, al control obrero directo y también a los negros y mestizos que conforman la mayoría de los trabajadores, difícilmente se logrará unir al pueblo y vencer en la lucha que el Imperialismo Norteamericano nos va a presentar en el campo de la economía con el eventual levantamiento del bloqueo. Los trabajadores no queremos ser más explotados en forma asalariada, queremos ser libres, verdaderamente dueños de nuestros destinos, no queremos ser explotados por el capital extranjero, ni por el del estado.
Si ayer la lucha por la independencia de la España esclavista pasaba por la abolición de la esclavitud; hoy la lucha por la independencia de los EE.UU. capitalistas, pasa por la abolición de la moderna esclavitud asalariada.
Por un Socialismo Participativo y Democrático.