La hecatombe
El poder tiene una capacidad de embeleso tal sobre quienes ejercen la
función de gobierno desde su más alto peldaño que todo gobernante
considera, en algún momento de su gestión, que solo su perpetuación puede
salvar al país que comanda de los males que lo amenazan. Ahora resulta que
también Alvaro Uribe se encuentra contagiado con esa enfermedad que consiste
en verse a si mismo como el único detentor de todas las respuestas para los
problemas nacionales.
Acaba de afirmar el Presidente colombiano que solo en el caso de una
«hecatombe» pensaría en su reelección. Hace unos meses una barbaridad
semejante no habría pasado por la mente del estadista colombiano. La
afirmación ocurrió en una reunión con jefes y voceros de la coalición de
gobierno en la Casa de Nariño, cuando contestaba a un interrogante formulado
por la presidenta del Congreso. La cosa va a en serio, pues.
El solo hecho de acariciar la idea de perpetuarse en el poder debe ser una
señal de alerta para cualquier país que por dos periodos consecutivos tiene
al mismo hombre en el poder, así que razones sobradas tiene Colombia para
inquietarse. Por que es que la afirmación de Uribe no es ligera. En el
horizonte temporal de mediano plazo de la nación vecina no se avizora ningún
hecho que no sea una mejora continua de las condiciones en que el país se
desenvuelve. Ni en el campo económico, ni en el social, ni en el militar
Colombia puede contemplar otra cosa que no sea estabilidad. Y no hay hecho
fortuito alguno que pueda entonces convertir al país en la «hecatombe» que
Uribe considera la única razón para lanzarse de nuevo a la arena política
para un nuevo mandato. Por que es que el mismo Uribe Vélez se las agenciado
para crear las condiciones para que, con un poco de esfuerzo, Colombia
mantenga la estabilidad bonancible que se ha instalado en el país. Apenas
solo el terreno de la paz Colombia se mantiene con sobresaltos, y aun en ese
terreno los avances han sido portentosos y constantes.
Así que al analizar unas y otras de las especulaciones que se han tejido en
Colombia torno a la sorpresiva frase presidencial, pudiera ser que, en
efecto, el mandatario considere una real «hecatombe» el que la falta de
consenso dentro la coalición de gobierno en la escogencia de su sucesor,
pueda llevar a fortalecer al izquierdismo de tal forma que se ponga en
peligro la continuidad del modelo de país que él se ha encargado de fraguar.
Si así fuera, es cierto que Colombia podría regresar velozmente sobre sus
propios pasos en el camino que tanto trabajo le ha costado a Uribe
recorrer. Pero ni aun así se justifica el propósito de no entregar el timón.
Esa si que seria la verdadera hecatombe para Colombia. Bien lo decía el
Libertador….